Perfiles

Johanna Ortiz y Esteban Salazar: amor y armonía

Celebramos el mes del amor con una pareja que nos inspira. Johanna Ortiz y Esteban Salazar han encontrado un balance perfecto entre los ajetreos de la vida y la espiritualidad. Juntos comparten metas, pasiones y emprendimientos, una linda historia de la cual podemos aprender para nuestras propias relaciones.

Ella ha estado en la mira de las cámaras del país: modelo, presentadora de televisión y recientemente, coach de vida. Él ha destacado por ser maestro de yoga y emprender su propio negocio ligado a este ejercicio. La vida los unió y hoy nos cuentan su historia de amor, sus secretos para mantener una relación sana, así como sus planes juntos y por separado.

Esta pareja, que tiene cuatro años de casada y siete de conocerse, es una de las más estables de la farándula tica, porque nunca se les ha conocido un escándalo o un momento de crisis.

El destino actúa de formas misteriosas. Johanna y Esteban vivían a la vuelta de la esquina, 100 metros distanciaba la casa de uno y del otro, sin embargo como vecinos nunca se conocieron. Fue hasta el 11 de noviembre del 2011 (dato curioso: el 11 del 11 del 11) que una amiga en común los presentó.

Luego de eso, a los meses, él la invitó a una de sus clases de yoga; y ella, amante de los deportes y la disciplina, fue sin sospechar de las segundas intenciones.

Johanna Ortiz y Esteban Salazar para revista Perfil, portada de febrero 2019. Foto: Jeffrey Zamora. Maquillaje y peinado: Miguel Cascante. Vestuario: Massimo Dutti.

Primero la enamoró el yoga (tanto que se matriculó para ir regularmente) y luego la enamoró el instructor. Sin embargo, todo sucedió de manera muy orgánica, nadie apresuró nada… como debe ser.

La primera cita fue una salida a cenar sushi. Luego, se veían cada cierto tiempo, cuando las agendas lo permitían, a veces pasaban días, a veces meses. “Fue muy natural, estábamos en un momento relajado”, recuerda Johanna.

De un pronto a otro, casi sin darse cuenta, las citas se fueron haciendo más constantes, los tiempos sin verse eran cada vez más cortos.

Johanna ya es tica, pero fue hasta los 15 años que esta colombiana llegó a nuestro país. Sus padres, oriundos de Medellín, tomaron la decisión de buscar una nación más pacífica y qué más pacífico que Costa Rica.

Asegura que no fue fácil, allá quedaron sus amigas de colegio, sus proyectos de adolescente y su confort. Acá se enfrentó a una nueva cultura, pero a pesar de las dificultades de adaptarse, Costa Rica la recibió con los brazos abiertos. A suelo tico llegó con su madre, sus dos hermanos menores, sus abuelos y dos tíos.

Siempre se imaginó como una alta ejecutiva, pues creció viviendo entre el ajetreo de una empresa familiar de logística y mensajería. Su interés por los negocios la llevó a graduarse de la Universidad Latina en la carrera de administración de negocios con énfasis en comercio internacional, pero como ella misma dice “la vida da muchas vueltas”.

Johanna Ortiz y Esteban Salazar para revista Perfil, portada de febrero 2019. Foto: Jeffrey Zamora. Maquillaje y peinado: Miguel Cascante. Vestuario: Massimo Dutti.

Asegura que conoció un fotógrafo que le hizo una sesión y ahí arrancó su carrera como modelo y presentadora de televisión. Jamás imaginó que sería la imagen de medios de comunicación ni una figura pública, pero como ya sabemos, “la vida da muchas vueltas”, tantas que hasta fue bailarina del programa Dancing with the stars.

Luego, decidió renunciar a los medios de comunicación para regresar a su interés original: los negocios. Se dedicó algún tiempo a una empresa familiar sobre productos publicitarios.

Dos años más tarde renunció al negocio familiar para dedicarse a sus proyectos. Hoy, a sus 34 años de edad, su más reciente pasión es el tema de coaching y programación neurolingüística. Según explica, todos tenemos programas mentales para hacer las cosas: programas para lavarnos los dientes, para estudiar, para aprender; y otros que no son tan útiles, como los malos hábitos, creencias limitantes o miedos. La mente se puede trabajar para modificar esos programas inútiles, Johanna trabaja con todo ese conocimiento.

“Doy charlas en empresas, talleres abiertos al público, e incluso sesiones personalizadas para gente que me contacta porque tiene miedo a hablar en público o alguna otra limitación”, explica.

Hace diez años, esta mujer había sido portada de nuestra revista, pero hoy nos topamos con una persona completamente diferente, más madura, más sensible y más enfocada.

“He tratado de encontrar mi verdadero yo, quién es Johanna realmente y qué es lo que quiere para ser feliz. Descubrí que lo que más me gusta es ayudar a las demás personas y dedico mucho tiempo a las redes sociales porque me gusta compartir contenido de servicio, más allá de la parte comercial que también trabajo y es parte de mis ingresos mensuales”, confiesa.

“Tengo una comunidad de mujeres muy lindas que me preguntan cosas y yo intento ayudarlas. Vivir con un propósito es maravilloso”.

Esteban tiene 39 años de edad, nació en San José y vivió algún tiempo en Guanacaste, por el trabajo de su padre. Su papá está más dedicado a los negocios y la vida corporativa, mientras que su mamá es la influencia artística. De hecho, él asegura que de su mamá heredó lo hippie.

Su niñez y adolescencia la vivió en el residencial Los Arcos, en Cariari, a 100 metros de la casa de Johanna. Mera casualidad. Tiene dos hermanas y una sobrinita bebé, quien le saca las sonrisas.

Él es máster en administración de empresas y mercadeo, y cuenta con estudios avanzados en economía. Trabajó en una distribuidora de ropa por dos años y posterior a esto ha tenido siempre sus negocios. Es reconocido (nacional e internacionalmente) por su estudio de yoga llamado Krama Yoga, que inauguró desde hace 13 años, donde se imparten diferentes disciplinas de este ejercicio.

Johanna Ortiz y Esteban Salazar para revista Perfil, portada de febrero 2019. Foto: Jeffrey Zamora. Maquillaje y peinado: Miguel Cascante. Vestuario: Massimo Dutti.

“Estoy enrollado 100% en el tema del yoga”, comenta, no obstante también participa de los negocios familiares que son el Camposanto Silencio y Paz y el crematorio de mascotas San Francisco de Asís. “Son espacios abiertos a todas las religiones, jardines que aportan tranquilidad y con una onda consciente en el tema de bienestar animal”, dijo.

Esteban imparte talleres de yoga en diferentes partes del mundo, viajar es parte natural de su rutina y además de eso, asegura seguir en la búsqueda de estudiar algo relacionado con filosofía.

El “Sí, acepto” entre Johanna y Esteban, fue el 6 de diciembre del 2014. Entre los 120 invitados estuvieron familiares y grandes amigas de Johanna como Jalé Berahimi, la exreina de belleza María Teresa Rodríguez, Mariana Loranca, y el productor Gastón Carrera.

El vestido de novia fue una creación en corte princesa del diseñador nacional Daniel Moreira (q.d.e.p) y la unión fue en Hacienda Pinilla, Guanacaste.

Como parte de la celebración, la pareja sorprendió a los asistentes con un show del Circo Vivo, que le aportó mucha diversión y colorido a la boda. Además, la música estuvo a cargo de DJ Melissa de la O y Diego López.

“Fue una boda muy romántica. Estoy muy feliz; unir mi vida junto a un hombre tan sensible y tierno como Esteban es un gran regalo para mí”, comentó Johanna en ese entonces, quien dejó su casa en Cariari para ir a vivir a su nuevo hogar en Escazú.

Portada de la revista Perfil febrero 2019
0 seconds of 39 secondsVolume 90%
Press shift question mark to access a list of keyboard shortcuts
Próximo
Douglas y Esteban Castillo deslumbran con su disfraz en una fiesta de Halloween
00:47
00:00
11:03:53
00:39
 
Portada de la revista Perfil febrero 2019

“Ahora vivimos en Escazú, en una montaña, es un lugar muy bonito que tiene un bosque al lado”, cuenta Esteban y explica que ese es uno de los lugares que lo hacen más feliz. “En nuestro último viaje a India, lo que más extrañábamos de volver a Costa Rica era nuestro cuarto, nuestra casa. Volver a respirar aire puro”, dijo.

“Somos demasiado diferentes, por eso nos complementamos”, asegura Esteban. Se describe como fuego (él) y aire (ella).

Él es impulsivo y acelerado, todo le urge para ayer. Ella es más cautelosa y dubitativa, todo lo analiza (a veces más de la cuenta) antes de tomar una decisión. La unión de ambas personalidad resultó ser el complemento perfecto. Cada quien aporta al otro lo necesario para equilibrar la vida.

“Yo soy intenso y ella es suave, calmada, me baja las revoluciones”, asegura Esteban. Y ella responde: “por el contrario, él me da a mí ese impulso, ese fuego, me presiona para hacer las cosas”.

“Él es una inspiración para mí en muchos aspectos”, comenta Johanna quien ha encontrado en el yoga un interés también muy suyo, y además ha explorado otras ramas del bienestar como la nutrición, el coaching y el empoderamiento femenino.

Juntos pero no revueltos, así hacen que funcionen los proyectos juntos. Actualmente están trabajando en retiros y viajes de bienestar. Él imparte clases de yoga, ella da charlas y talleres de salud física y mental. Cada quien en lo suyo pero ambos juntos.

Johanna Ortiz y Esteban Salazar para revista Perfil, portada de febrero 2019. Foto: Jeffrey Zamora. Maquillaje y peinado: Miguel Cascante. Vestuario: Massimo Dutti.

“De esa onda en la que se ha metido Johanna de la programación neurolingüística, yo le succiono y eso me permite tener una capacitación constante”, explica este instructor de yoga.

Johanna, por su parte, también ha sacado partido de la relación y se certificó como instructora de yoga, aunque sus compromisos personales le dificultan impartir alguna clase con regularidad (y, de paso, para evitar problemas con su marido).

“Tengo horarios muy cambiantes porque aún trabajo como modelo. Por armonía y paz en la relación en pareja y para no afectar el negocio de Esteban, dejé de dar clases. Sin embargo, aún me contratan para eventos que tienen que ver con yoga, para dar clases personalizadas o en empresa; y por supuesto, el yoga está presente en mi vida como practicante”, explica.

Parece que haber estado tanto tiempo en medios de comunicación caló en Johanna. Para ella, tener una buena comunicación es el pilar de una excelente relación de pareja.

Johanna nunca se queda satisfecha hasta estar convencida de que Esteban entendió el mensaje de lo que exactamente ella quería decir. Hablar en pareja es algo que se hace todos los días y a lo que ellos le prestan especial atención. “Nunca suponemos lo que la otra persona quiere o piensa”, explica la ex presentadora.

Además de las palabras, ellos aseguran que se tienen amor, apoyo, admiración, cariño y, por supuesto, nunca les falta la pasión.

Entre sus proyectos y sueños están tener una casa en la playa, seguir viajando (su más reciente viaje fue un mes en la India) y convertirse en padres. La pregunta “¿bebés para cuándo?” se la hacen constantemente, y finalmente, este podría ser el año, ellos aseguran que ya están listos. Nosotras quedamos pendientes de la noticia de cuándo crecerá esta hermosa familia.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.