Si hay que mencionar una mujer que protestaba en contra del poder, a favor de los derechos civiles y el desarme nuclear a través de la ropa, es la inglesa Vivienne Westwood. La razón es muy sencilla. Los 70 fue una década de recesión, desempleo que no tenía nada en común con la buena vibra de los hippies y la música disco que se sentía en Estados Unidos. “(...)La violencia y el desaliento caracterizaron a los jóvenes excluidos. Su actitud venía de las calles pero sus prendas eran de Vivienne Westwood”, menciona el libro Fashionista: A Century of Style Icons.
Además dice que Westwood quiso “retar los tabúes de la sexualidad, tradición y ver a la sociedad de una manera provocativa”. Razones más que evidentes para poner de moda la ropa interior vista en la vestimenta como una prenda externa.
Incluso reinterpretó el corsé y el miriñaque para otorgarle poder a las mujeres y dejar atrás ese concepto de ser un objeto de deseo. “Su aporte es muy importante, es la mamá del punk. Es la irreverencia, criticaba el poder y siempre su trabajo ha sido muy interesante porque ella estudia y aprende cómo llevar a cabo las prendas con un fundamento técnico”, recalcó la historiadora de moda.
Actualmente, se dice que la diseñadora mantiene su marca de manera independiente como protesta a la capitalización y comercialización de la industria de la moda.