La pandemia por covid-19 cambió nuestra cotidianeidad y tuvimos que aprender de nuevo. Ante la abrumadora incertidumbre, nos vimos obligados como sociedad a ser resilientes.
Resiliencia. Una palabra que en estos tiempos usamos mucho. Resiliencia es la capacidad que tenemos como personas –o sociedad– de recuperarnos frente a la adversidad. La capacidad de ver al futuro no como algo inalcanzable, sino como una posibilidad.
¿Cómo lo hemos hecho? Quienes no hemos tenido que luchar directamente con el virus optamos por varias estrategias: aferrándonos a nuestras conexiones humanas, vinculándonos con otros y otras a través del arte y la cultura, reflexionando sobre nuestro entorno, analizando el pasado para ir poco a poco construyendo un futuro...
Básicamente, nos vimos obligados a ser como los museos.
Sí, museos. Quizá esta comparación suena absurda, pero le ruego que mantenga la mente abierta.
Casi nadie ha pensado en los museos en estos días. Instituciones que muchos tal vez asocian con vitrinas de cosas, colecciones de recuerdos ajenos, edificios enormes. Lejanos, tal vez. Y además, cerrados en la pandemia.
Pero quienes nos hemos dedicado a apreciar los museos sabemos que van más allá de sus colecciones o edificios. En toda su diversidad, los museos han cambiado con los tiempos y se han adaptado. Son espacios generados a partir de la humana necesidad de preservar y reflexionar sobre el patrimonio tangible e intangible. Sobre las conexiones con nuestro entorno natural. Quizá porque como especie tenemos esa necesidad de recordar lo que nos hace humanos.
En fechas de tantísima incertidumbre, de miedo, de luto… la forma de seguir adelante ha sido esa: recordar las cosas que nos hacen vibrar, lo que nos hace similares, las conexiones, los vínculos. Justamente como lo hacen los museos en su día a día.
Desde 1977 celebramos el 18 de mayo el Día Internacional de los Museos, y cada año el Consejo Internacional de Museos (ICOM) elige una temática. El de este año es “Museos por la igualdad: diversidad e inclusión”. Aunque el tema fue decidido mucho antes de la situación global que nos atañe, no pudo ser más adecuado para estas épocas. Los museos aspiran a ser justo eso: espacios seguros para cualquier persona, espacios que celebran la diversidad de pueblos en todas sus manifestaciones, espacios para reflexionar sobre nuestros entornos y ambientes.
No es casualidad entonces que este año, a pesar de todo, celebremos desde ICOM el Día Internacional de los Museos de una forma particularmente sensible. Celebramos no sólo a todas las instituciones en todos los países que se han dedicado a preservar y a admirar infinidad de cosas, sino que también, de alguna manera, celebramos nuestra propia humanidad.
Celebramos la resiliencia. Celebramos nuestras similitudes. Celebramos nuestras diferencias. Celebramos lo que nos hace humanos.
¡Feliz día internacional de los museos!
*La autora Eunice Báez Sánchez es presidenta de ICOM Costa Rica