Bajo el marco de la virtualidad, muchos niños se han visto expuestos a pasar horas frente a su computadora, tablet o dispositivo electrónico. El constante uso de estos aparatos a edades tempranas puede afectar su visión, por lo que una revisión periódica con el optometrista ayudaría a detectar cualquier anomalía visual que altere el rendimiento y la concentración en clases.
El 25% de los estudiantes con edades entre los 6 y los 16 años tienen problemas de refracción y agudeza visual como miopía, hipermetropía y astigmatismo, que pueden afectar su desarrollo académico. En los niños entre los 0 y los 6 años este porcentaje alcanza el 10%.
“Con el regreso a clases es fundamental que los padres de familia puedan detectar a tiempo los problemas visuales que podrían presentar sus hijos. El 80% de lo que asimilamos lo hacemos a través de nuestros ojos y si el sistema visual no funciona correctamente nos podemos encontrar con deficiencias que dificultan el proceso de aprendizaje de los niños”, explicó Andrea Vargas Castro, optometrista de Monge Ópticas.
Algunos signos de alerta que le permiten a los padres identificar si su hijo(a) tiene alguna deficiencia visual son, que se siente demasiado cerca de la televisión o se aproxime mucho a los libros, incline la cabeza hacia un lado para leer, presente fuertes mareos o dolores de cabeza, use el dedo para no perderse entre líneas o se frote constantemente los ojos. “Una señal muy importante es que entrecierren los ojos para observar algo”, destacó Vargas.
Si su hijo o hija requiere de anteojos, es importante que tenga especial cuidado al momento de elegirlos; debe tomar en cuenta su edad y su comportamiento, así como la actividad física que realice.
Algunos consejos para comprar los anteojos de sus hijos son los siguientes:
- Lo primero que debe tener en cuenta es la receta del especialista, en la cual estará especificado el resultado con detalles de la consulta optométrica.
- Los anteojos deben ser resistentes y ligeros. Para los niños más pequeños, las monturas de silicona son la mejor opción, ya que son más flexibles y evitan las roturas.
- Deben tener el tamaño adecuado y ajustarse a su rostro; no deben ser ni muy grandes ni muy pequeños.
- Deben ser cómodos. Eso quiere decir que no le generen ninguna molestia, tanto en su cara como detrás de la oreja, que no presionen las mejillas.
- Que sean flexibles, ajustables y seguros. Y que no se caigan cuando se agache, salte, corra o cuando practique algún deporte.