“En este momento, el cambio climático es el mayor reto para la humanidad. Soy madre de dos niñas y quiero dejarles un mejor planeta. Cada vez que decido si compro o no determinado vestido, adquiero o no ciertos alimentos, camino en vez de utilizar el carro… esas decisiones me acercan a esa meta por heredarles un mundo mejor”.
Las palabras son de Andrea Meza, directora de la Dirección de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) y una de las artífices del Plan de Descarbonización, que detalla la ruta que seguirá el país en los próximos 30 años para alcanzar un mayor bienestar sin aumentar las emisiones de gases que provocan el incremento de la temperatura global y, por ende, el cambio climático.
El plan contempla modificaciones significativas en movilidad y transporte (público y privado), en construcción sostenible e industria, así como en gestión de los residuos. También se incluyen pautas para mejorar las prácticas agrícolas y el uso del suelo, evitando la deforestación.
Para ello se definieron 10 ejes que abarcan metas y plazos de cumplimiento entre 2018 y 2050. Asimismo se definieron ocho estrategias transversales, necesarias para que el Plan avance, por ejemplo, una reforma fiscal verde y la modernización de instituciones como la Refinadora Costarricense de Petróleo (RECOPE), el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y el Consejo de Transporte Público (CTP), entre otras.
“Todos somos responsables”, enfatiza Meza, para quien la descarbonización es una oportunidad en pro de la calidad de vida. La electrificación del transporte público, por ejemplo, disminuye la contaminación del aire y, con ello, las enfermedades respiratorias.
La movilidad sostenible no motorizada, caminar o andar en bici, puede ayudar a mejorar la salud de la población al reducir factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares porque se ataca el sedentarismo.
El Plan de Descarbonización trasciende a una administración gubernamental, por eso es importante que los ciudadanos se involucren. “Cada acción importa. Los cambios no ocurren por inercia, ocurren cuando nos levantamos y decidimos tomar el bus o caminar para no utilizar el carro. Al final se trata de decisiones personales y la suma de esas decisiones es lo que provoca el cambio”, motivó Meza.
Repensar el transporte
En Costa Rica, el sector transporte es responsable de más del 40% de las emisiones totales y consume el 61% de los hidrocarburos. De hecho, los vehículos privados son los que abultan la huella de carbono.
En una nación donde viven cinco millones de personas, circulan 1,6 millones de carros. La consecuencia más visible son las presas que, según el Estado de la Nación, tienen un costo económico de 590 millones de dólares por concepto de pérdida de tiempo y productividad.
El Plan de Descarbonización se basa en el principio de la pirámide invertida de la movilidad, la cual ubica al peatón en el primer lugar, seguido de los medios no motorizados (como bicicletas o patines), en tercer lugar está el transporte público y, por último, el carro.
“Necesitamos que nuestras ciudades sean amigables con el peatón y necesitamos darle la cercanía a los usuarios de los servicios para que la gente realmente pueda movilizarse caminando. Tenemos que pasar a una dinámica de movilizar personas y dejar de pensar en movilizar carros”, dijo la Primera Dama de la República, Claudia Dobles.
Por esa razón, la meta al 2050 es que, al menos, se incrementen los desplazamientos en modos no motorizados en un 10% dentro de las zonas urbanas de la Gran Área Metropolitana (GAM).
Ya existen proyectos en este sentido, uno de ellos es Rutas Naturbanas. La iniciativa busca rehabilitar 25 kilómetros de caminos y puentes peatonales utilizando los ríos Torres y María Aguilar como ejes para que las personas puedan caminar. Las comunidades aledañas a los ríos pueden adoptar un kilómetro.
Otra forma de contribuir: guardar el carro y viajar en autobús o tren un día a la semana. Si la compra es pequeña y fácil de cargar, evite el carro y camine al supermercado.
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Una más: desempolvar la bicicleta. El mismo día que se presentó el Plan, se rubricó la Ley 9660 Movilidad y Seguridad Ciclística. Su objetivo es promover y regular el uso de la bici como medio de transporte, trabajo y recreación. De esta forma, se promueven estilos de vida más saludables, a la vez que su uso permitirá disminuir el uso de combustibles fósiles en transporte y reducir el colapso vial.
La ley menciona estudios técnicos y la infraestructura necesaria para facilitar la movilidad ciclística y garantizar seguridad al usuario como ciclovías segregadas y demarcadas, carriles compartidos, trazos independientes, pasos peatonales a nivel de acera y cojines reductores de velocidad.
Mejorar el transporte público para desalentar el uso del automóvil es la gran apuesta del Plan. De hecho, al 2050, se prevé que buses, taxis y el Tren Rápido de Pasajeros (TRP) operen de forma integrada y sean 100% eléctricos.
Diariamente a la capital ingresan unas 2.500 unidades de autobuses en ruta regular, según datos del CTP. La introducción de la movilidad eléctrica, en un 25% de la flota del servicio público para el 2030, se traduciría en una reducción de 389 toneladas de gases, un ahorro de 316 millones de dólares por consumo de combustible y 108 muertes prevenidas relacionadas a contaminación de aire, según datos de ONU Medio Ambiente.
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A la operación integrada y la electrificación se sumará la sectorización de las rutas de autobuses para ser eficientes y evitar el ingreso innecesario a la ciudad. Esto contempla, además, la modernización del sistema de cobro para que sea electrónico.
Si aún así desea comprar automóvil, se le invita a que sea cero emisiones. La meta, al 2050, es que el 100% de las ventas de carros nuevos sea de tecnologías cero emisiones (eléctrico e hidrógeno).
“La Ley de Incentivos y Promoción del Transporte Eléctrico, aprobada en enero, va a dar un empujón para que las personas realmente empiecen a utilizar vehículos eléctricos y, cuando tengan que cambiar su carro, opten por estas alternativas limpias en vez de escoger una convencional”, manifestó Dobles.
A su vez, el gobierno deberá garantizar una extensa red de recarga eléctrica a lo largo del país. En cuanto a incentivos, el Plan Nacional de Transporte Eléctrico -presentado también en febrero- dota de placas verdes a los vehículos eléctricos y, con ello, estos no estarán sujetos a restricción vehicular y tendrán privilegio de parqueo en estacionamientos públicos o privados.
Relacionado a la movilidad, el Plan busca que todos los procesos institucionales y comerciales -que actualmente se hacen de manera personal- estén digitalizados al 2050.
Consumo sostenible
El sector agrícola es el responsable del 40% de las emisiones totales del país. Por esa razón, al 2050, se pretende que este sea bajo en emisiones, resiliente al cambio climático y no contaminante.
“Los caminos hacia sistemas alimentarios sostenibles implican la planificación del uso de la tierra y la gestión sostenible tanto de la oferta/productor como de la demanda/consumidor de los sistemas alimentarios”, se lee en el último informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés).
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En otras palabras, a través de las decisiones de compra, se puede apoyar a aquellos productores agrícolas y pecuarios que se dedican a la agricultura orgánica, tienen prácticas agroecológicas para conservar el suelo y las fuentes de agua, poseen fincas integrales y combinan cultivos o ganadería con conservación de bosque.
Una de las fuentes de mayor emisión de gases son los fertilizantes. Algunos productores recurren al compost para obtener abono orgánico. Asimismo, con el fin de sustituir los plaguicidas, algunos agricultores recurren a la biodiversidad para que les ayude con el manejo de plagas.
El desperdicio de alimentos tiene gran impacto ambiental y por eso es relevante planificar y ser inteligente a la hora de comprar. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a nivel mundial, el 54% del desperdicio se genera durante la producción, manipulación y almacenamiento de los productos durante las cosechas, mientras que el otro 46% se desecha durante el procesamiento, distribución y consumo de los alimentos.
“Los consumidores no logran planificar sus compras, compran en exceso o reaccionan exageradamente a las fechas de caducidad y consumo preferente de los productos, mientras que las normas estéticas y de calidad llevan a los minoristas a rechazar grandes cantidades de alimentos perfectamente comestibles”, señala FAO.
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Los residuos orgánicos son otra de las grandes fuentes de emisión. Por ello, y en el marco del Plan, el gobierno trabajará al 2022 en una Estrategia de Mejores Opciones Tecnológicas para reducir el metano que se desprende de estos.
La Municipalidad de Desamparados, en conjunto con 400 familias del cantón, está evitando 246 toneladas de emisiones que se generan por la descomposición de los residuos orgánicos. Esto gracias al uso de composteras caseras que, a través de la acción de microorganismos, convierten los residuos de la cocina en abono que se emplea en la huerta o el jardín.
Evitar materiales que no se puedan reutilizar o reciclar también es de ayuda, así como una adecuada disposición de los residuos valorizables a través de la separación, reutilización y reciclaje. Al 2050, la meta es que el 100% del territorio nacional cuente con programas de reutilización y reciclaje.
Liderazgo femenino
En esta labor en favor de la descarbonización, Meza se ha encontrado con muchos rostros femeninos liderando procesos y proyectos. “En el contexto global, las mujeres están liderando la acción climática: desde una Christiana Figueres que trabajó en el Acuerdo de París, pasando por las gestoras ambientales en las municipalidades hasta las productoras y gestoras del agua en las comunidades. Creo que este es un tema que las mujeres hemos asumido quizá porque sabemos que nos estamos jugando el bienestar del futuro y eso nos pone a pensar en lo que estamos heredando”, dijo.
Abordar las acciones de descarbonización requiere de trabajo conjunto y coordinado. Al respecto, Meza tiene una apreciación: “Los liderazgos femeninos suelen basarse en visiones colaborativas. Hemos aprendido que solas es más difícil y los cambios solo son posibles a través de la colaboración. Necesitamos cuidarnos más: cuidar la Tierra, cuidarnos más a nosotros… y eso tiene una visión femenina importante”.
Así las cosas, la descarbonización empieza en el metro cuadrado de nuestra vida cotidiana.