Las infecciones virales respiratorias como la influenza tienden a incrementarse durante la época lluviosa, afectando a miles de personas que pueden poner en riesgo su vida, independientemente si son sanas, jóvenes o adultos mayores.
La influenza estacional, también conocida como gripe, es una infección viral aguda que puede provocar complicaciones graves que requieren hospitalización e incluso causar la muerte. Pocos reconocen su gravedad y la confunden con un simple resfriado, pero cada año 772.000 personas en promedio deben ser hospitalizadas, y entre 41.000 y 72.000 fallecen como consecuencia de ella en las Américas, según la Organización Panamericana de la Salud.
.
La Dra. Ofelina Vergara, gerente médico de Sanofi Pasteur, explicó que la influenza es una grave amenaza para la salud mundial, siendo los virus A y B los que causan epidemias estacionales de la enfermedad. “Nos preocupa que las personas están bajando la guardia en temas de prevención y eso nos está ocasionando un incremento de casos que, en grupos vulnerables como los menores de 5 años, adultos mayores de más de 65 años, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas como diabetes, asma, cáncer y enfermedades cardiacas en los que la influenza puede ser letal”, resaltó Vergara.
La forma más eficaz de prevenir complicaciones graves de la influenza es la vacunación. A pesar de tener vacunas eficaces y seguras contra la enfermedad se estima que solo la mitad de la población en riesgo se la aplica cada año en los países de la región que reportan datos. Estudios recientes han demostrado que la vacuna reduce el riesgo de enfermarse a causa de la influenza entre un 40 % y un 60 % en la población general durante las temporadas en que la mayoría de los virus que circulan coinciden exactamente con los virus utilizados en las vacunas contra la influenza.
Mitos y verdades sobre la influenza
Algunos mitos y verdades que aún se escuchan en la población sobre la influenza y su vacuna son:
Mito 1: La influenza es como un resfriado.
Falso. La influenza estacional se caracteriza por el inicio súbito de fiebre, tos (generalmente seca), dolores musculares y articulares, dolor de cabeza y puede presentar complicaciones graves que requieran hospitalización e incluso causar la muerte en personas con alto riesgo. Los resfriados son causados por otros virus y suelen presentarse como secreción nasal, irritación en la garganta y quizá un poco de fiebre.
Mito 2: La influenza puede ser una enfermedad muy grave y mortal.
Verdadero. Hay grupos de la población que tienen más riesgo de sufrir complicaciones por la influenza: embarazadas, niños menores de 5 años, gente mayor y personas con enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades pulmonares y cardíacas, aunque a veces niños y gente joven sin factores de riesgo también pueden presentarlas. Estudios muestran que pacientes hospitalizados con influenza que no han sido vacunados, tienen entre 2 y 5 veces más riesgo de morir que aquellos que han sido previamente vacunados.
Mito 3: La vacuna puede causar la infección por influenza.
Falso. Las vacunas contra la influenza se han usado desde hace décadas, son seguras y no causan la influenza. Luego de vacunarse, el cuerpo necesita alrededor de dos semanas para estar protegido, tiempo durante el cual la persona puede contraer la influenza u otros virus respiratorios con síntomas parecidos, y creer erróneamente que contrajo la gripe de la vacuna.
Mito 4: Los eventos adversos de la vacuna son graves.
Falso. Como cualquier otra vacuna o medicamento, existen eventos adversos a la vacunación de influenza. Sin embargo, los eventos adversos más frecuentemente relacionados con la vacuna son leves, y se trata principalmente de dolor y enrojecimiento en el sitio de inyección.
Mito 5: La vacuna de la influenza no es efectiva.
Falso. La efectividad de la vacuna, es decir, la protección que brinda suele ser moderada (del 40 al 60%) y varía cada año. Su efectividad también varía según la edad, el estado de salud y si los virus que circulan son similares a aquellos para los que protege la vacuna. La vacunación de las embarazadas es clave para proteger al bebé, dado que la vacuna no se recomienda en niños menores de seis meses.