“Es una edad difícil” es la frase más frecuente entre los padres de hombres y mujeres adolescentes. Muchos padres no saben cómo reaccionar cuando se dan cuenta de que sus hijos e hijas comienzan a tener novios y novias o comienzan a mostrar interés amoroso o sexual hacia sus pares.
Los padres ven cómo, de un momento a otro, sus niños y niñas se transforman en adolescentes y comienzan a tener actitudes de independencia, de deseo de autonomía y de búsqueda de una identidad propia.
"El inicio de las relaciones de pareja en esta etapa puede considerarse un evento crucial y punto de inflexión en muchos de ellos. Causan ansiedad en los chicos y también en muchos padres que pueden tener distintas reacciones. Algunos padres lo verán como una oportunidad para el crecimiento, otros lo verán como una amenaza, al sentir que poco a poco se van alejando de su control, otros lo verán con dudas, otros padres se sentirán desplazados, y no dejaran de existir aquellos que revivan en los amoríos de su hijo/hija su propio pasado sentimental", asegura el sicólogo y sicopedagogo Eduardo González, del Colegio Seminario.
Este profesional invita a los padres de jóvenes en estas etapas a acercarse más a ellos y a entablar conversaciones de confianza.
Aquí, González nos ofrece algunas posibles pautas para ayudar a padres de adolescentes:
1. Formar hijos sexualmente sanos. Los hijos deben recibir educación que los impulse a ser respetuosos del otro, libres de prejuicios, comprensivos de las diferencias, autocontrolados, sin dejarse influenciar por posiciones extremas en el machismo, sin actitudes dominantes ni controladoras.
También, hay que recordar que el modelo de relación que se lleva dentro de la familia forma o deforma las relaciones de pareja de nuestros hijos. Una relación desigual, cargada de dominaciones, culpas, infidelidades, subyugada, irrespetuosa influye en forma marcada, para uno u otro lado, en la forma como ellos puedan llevar su propia relación.
2. No darle a los hijos todo lo que piden. Se debe enseñar a los jóvenes que en la vida no todo es "sí". Algunas veces hay que decir no y mantenerse firme en el no.
"No podemos pedirle a un/a joven que tenga control de sus impulsos, relativos a la sexualidad, si durante sus 12 o 14 años anteriores se le ha dado todo a manos llenas y casi nunca se le ha dicho: no", afirma el especialista.
"Cuando uno educa con lo básico, enseñando que todo en la vida cuesta, que todo lleva sacrificio, el niño o joven aprende que no siempre se tendrá todo y aprenderá a valorar las cosas", añade.
3. Enseñar que las relaciones de pareja llevan un proceso. Como proceso que es, una relación va paso a paso. No existe el amor a primera vista y la palabra amor es demasiado seria, demasiado profunda como para manosearla. Se debe explicar a los hijos que lo primero que ocurre es la atracción y esta se basa en el gusto físico.
Posteriormente puede aparecer una ilusión, en donde ya no solo es el gusto físico sino que ahora hay sensaciones que recorren el cuerpo: palpitaciones, sonrojos, sudoración, cuando está cerca de esa persona. En esta etapa de ilusión, puede ser que el tiempo pase y deje huella o puede ser que finalmente desaparezca. No se debe tener una relación solo por ilusión o por atracción, porque la posibilidad de que este proceso no avance es alta y la posibilidad de equivocarse también es alta.
Si la ilusión avanza y empieza el interés por la persona en sí, por su realidad, por sus sentimientos, por la vivencia, por sus cosas personales, entonces ya no es ilusión, ya estamos en presencia de la etapa del cariño y esta situación, que no es amor, puede llevarse mucho tiempo, meses, años. Esta etapa puede darle la oportunidad de iniciar una relación, bien llevada, para conocer a la persona, para conocer sus sentimientos y los sentimientos de su pareja. Para preocuparse por el otro, para respetar la relación, para aprender a querer....
Solo al final del tiempo, podría suceder el paso a la etapa final, la etapa del amor. En la etapa de amor se viven los postulados más importantes: aprender a posponerse, compromiso y fidelidad, capacidad de perdonar, humildad y no soberbia.
4. Educar hacia el respeto. Corrija y sancione las actitudes impositivas, dominantes, búsqueda de sumisión, los celos patológicos. Esas son actitudes que dañan la relación y dañan la persona que dice uno querer. Se debe tener respeto por la otra persona, respeto por sus pensamientos, por su privacidad, por su espacio, por los que piensan diferente y actúan diferente y por los que viven una sexualidad distinta.
5. Educar a sus hijos hacia el autocontrol. Para ello, es necesario saber que ningún joven puede autocontrolarse si no ha habido ANTES quien lo controle y quien le ponga límites. Así que educar el control de los impulsos, se debe hacer desde niño.
6. Controlar la vanidad y las actitudes machistas. Una sabia orientación le da a los jóvenes los límites amplios por donde conducirse, respetando su margen de decisión.
FUENTE: Sicólogo y sicopedagogo Eduardo González, del Colegio Seminario.