“Estoy hecho de cuanto esa época tocó mis sentidos y la parte de mi cerebro donde guardo mis recuerdos”. El murmullo de las abejas
La escritora Sofía Segovia visitó Costa Rica para presentar su obra más reciente: El murmullo de las abejas , una novela que relata la historia de una familia que vive en Linares, un pueblo al norte de México.
La autora, que estudió comunicación en la Universidad de Monterrey, creyendo que sería periodista , conversó con Perfil sobre el libro, cuya historia fue inspirada por anécdotas del abuelo de la autora y sucede con la Revolución mexicana de fondo. Los personajes de la historia llevan nombres de personas que forman parte de recuerdos de la infancia de Segovia. La novela además fue nombrada descubrimiento literario del año.
Su formación es en periodismo, ¿Cómo descubrió que prefiere la ficción a la realidad?
Siempre lo supe, pero vengo de una ciudad en México que apenas se estaba desarrollando y no tenía oportunidad de escribir de una forma artística. Siempre escribía cuentos pero no los tomaba en serio. Pensé que el único acceso a la escritura sería a través del periodismo y estudié comunicación aunque muy r á pido me di cuenta de que no era el énfasis que yo quería y es muy peligroso ser periodista en México.
Además, descubrí otras avenidas para mi interés, que eran los guiones. En el periodismo había que ser muy disciplinada con los hechos y a mi me gustaba adornarlos. Yo batallaba para no tratar de mejorar los hechos. Siempre fui escritora pero no me daba cuenta de que podía soñar con ser novelista.
Un buen día decidí volver a lo que me daba mucho gusto, que era escribir mis cuentos. Entré a un taller de novelistas y lo primero que me dijeron fue: ¿ De que se trata tu novela? Yo me sorprendí y dije: ¿ a poco se vale soñar?
Los novelistas tenemos esta tendencia a tener esta libertad: querer arreglar la realidad, a verla desde otro punto de vista. Ahora, en retrospectiva, yo le diría a esa jovencita: date cuenta no te tardes tanto. No obstante, ese tiempo me sirvió para crecer como escritora.
¿En qué momento decidió compartir sus escritos?
Nunca guardé mis cuentos porque nunca se me ocurrió que podían ser coleccionables o leídos por más gente. El primer día en ese taller no sabía que iba a publicar algo. Pensé que iba al taller para llenar mi espíritu. Pero ahí descubrí que podía ser lo que yo quisiera.
El primer avance de la novela fue un paso muy importante, pero empezar a creer fue aún más importante. No se puede ser impaciente, escribirla tarda tres años, pasaron 5 meses antes de decidirme a mandarla, la revisaba muchas veces. Pero luego tuve que esperar 13 meses para verla publicaba. En ese tiempo pasaron muchas cosas emocionantes: Pasaron de ser 2000 ejemplares a 30000, me empezaron a avisar que se iba a publicar en todo América; y todo esto fue haciendo más grande mi sueño.
Hasta que me llegó el paquete con mis dos ejemplares no sabía que la nombraron descubrimiento del año y, la verdad, me quedé sin aire. Me siento muy emocionada y voy detrás de este murmullo que me ha hecho tan feliz.
¿Su libro es un espejo o una ventana?
Se convierte en ambos. Es una ventana para ir a conocer los ancestros inmediatos de esta región y entender también por qué no nos contaron estas historias que llegamos a olvidar. Pero es un espejo porque ahí descubrí cosas propias.
Los lectores también: van y encuentran su pasado en esta historia que es en una región de México pero se identifican con la novela y viajan en ella.
¿Cómo mezcla hechos históricos con historias ficticias?
La investigación es fidedigna. Todo lo que está ahí sucedió, lo comprimí y está contado desde los personajes.
La novela está ubicada en Linares y en el tiempo de la revolución. Dos elementos que nunca se han combinado en ningún libro de historia. Este fue el gran reto: dejar los documentos históricos atrás y hacer de esta una historia humana, presentarla desde el punto de vista de los personajes. Es lo que la ha hecho más universal, no solo del noreste de México sino de todo el país y fuera de las fronteras.
¿Cómo fue que las anécdotas de su abuelo inspiraron esta historia?
Es la historia detrás de la historia. Todas esas anécdotas él las guardó en su memoria de cuando tuvo que salir de Linares y emigrar a Monterrey, obligado por las circunstancias. Mi abuelo tenía un sentido del humor muy sabroso. Murió cuando yo tenía 9 años pero sus historias viven por generaciones.
Él siempre contaba esas historias pero nunca habló del dolor: aquel que se siente cortar raíces, dejar tradiciones, de inventarse una nueva vida. Eso es lo que quise revivir en esta historia.
Mi abuelo no aparece en la historia pero el protagonista es el espíritu valiente de la gente que sufría una guerra pero decidió seguir adelante. Ese espíritu del noreste está presente: mismo que siento en mi abuelo y en esta gente.