Cocinar con vino ayuda a realzar el sabor de las recetas. Una vez que lo pruebe, el vino se convertirá en un condimento más de su cocina. ¿Qué le parece si agrega unos cuantos tragos a esa receta de salsa?
El vino le dará a sus recetas un toque de fuerza, profundidad y, a veces, incluso un toque dulce muy delicado. Una vez que lo pruebe, se convertirá en uno de sus mejores ingredientes para tener siempre disponible en su cocina.
¿Qué tipo de vino?
Evite el “típico vino de cocinar” y use el mismo vino que disfruta para tomar. Es una regla sencilla: si queremos que el vino mejore el sabor y no destruya la receta (la misma regla se aplica a los aceites de oliva), entonces tenemos que usar un buen vino, el mismo que usaríamos para acompañar la comida.
Con vino blanco o espumoso
El vino blanco es más versátil que el tinto. Es bueno tener algún “leftover” de Albariño, Savignon Blanc, Riesling seco o Gewürztraminer. Evite los vinos blancos añejados en madera y el Pinot Grigio, que suele ser casi agua.
Lo más importante es considerar el dulzor y la acidez, ya que ambos se harán más pronunciados a medida que reduzcas el vino. Se puede cocinar aves, verduras y cualquier ingrediente del mar, con vino blanco.
Es bueno usar el vino espumoso para la pasta y si es un risotto, aún mejor.
Con vino tinto
Los mejores vinos tintos para cocinar son de cuerpo medio y con taninos delicados, como el Tempranillo y el Merlot. Solo hay que tener cuidado con la cantidad que se utiliza. En ocasiones, los vinos con altos taninos (Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc), pueden provocar sabores astringentes. Por otro lado, evite el Pinot Noir, es demasiado ligero para cocinar. Necesitamos algo de drama y Pinot Noir no lo traerá a la escena.
Los champiñones quedan muy bien con vino blanco o tinto, pero si cocina cerdo, carne, un guiso de aves o cualquier receta estofada al horno, lo mejor será bañarlo con tinto. No tiene que ser una receta elegante, solo un toque marcará la diferencia.
Otras opciones
Un churrasco con cerveza, unas almejas con vino de Jerez (Sherry wine) también quedarán riquísimas. Una reducción de un Oporto o de Pedro Ximénez será genial en una salsa dulce para un plato de carne o postre.
Hasta una pizca de tequila o ron puede funcionar en ciertas recetas. El secreto está en dejar que la imaginación fluya. Por ejemplo, unos camarones o langosta en un sofrito de cebolla, ajo y cilantro con una pizca de un buen Ron dorado, será memorable.
¡Buen provecho!
