Hay amores que están predestinados a nacer, no importa el tiempo o la distancia. Dos caminos se cruzan por casualidad en el momento exacto… Es un chispazo apasionado que pocos logran entender.
Joost Wilms era un estudiante cuando llegó a Costa Rica en 1992. Un proyecto de investigación lo hizo abandonar su natal Holanda para encontrar refugio en el bosque nuboso de San Gerardo de Dota.
Aunque pensó en quedarse, algo le decía que era muy pronto para echar raíces. Tras finalizar sus estudios, alistó su mochila para hacer una travesía por toda América Latina. En uno de sus viajes conoció a María Luisa Castro, una diseñadora colombiana que se le coló en el corazón.
Su relación fue creciendo al punto que decidieron buscar un lugar para asentarse. Fue entonces cuando el holandés recordó aquel pueblo costarricense que tanto le había cautivado; su brújula interior le dirigía de vuelta a Costa Rica.
Al natural
Esta historia da un salto en el tiempo hasta llegar al año 2015. Un letrero de madera señala la entrada principal de Dantica Cloud Forest Lodge.
Es uno de los hoteles más conocidos de la zona, visitantes de todas las latitudes llegan para apreciar el paisaje y descansar de la realidad.
La propiedad tiene 10 hectáreas de extensión, en las cuales se construyó una galería de arte, un restaurante panorámico, un parque de juegos infantiles y un vivero pequeño. Además, tiene varios senderos naturales que se comunican entre sí.
Todos esos atractivos son importantes; sin embargo, la atención de los turistas se concentra en los nueve bungalows que tiene el lugar. Destacan por su diseño particular, están ubicados en medio del bosque nuboso, rodeados de árboles espigados y flores multicolor; además poseen terrazas externas y grandes ventanales que permiten apreciar el paisaje.
Lo que los visitantes no saben es que esas casitas blancas son una réplica del primer hogar que tuvieron los fundadores de Dantica. Joost y María Luisa llegaron a San Gerardo de Dota en el 2003.
El resultado fue exactamente como se lo habían imaginado. Viajeros de todas las partes del mundo empezaron a hospedarse con ellos y antes de abandonar, el lugar daban siempre el mismo veredicto: ¡amo este lugar!
Casa de Cristal
El edificio principal tiene un diseño fuera de lo común; en lugar de paredes, posee grandes ventanales que permiten admirar la montañas josefinas.
Algunos bungalows están a la orilla de la carretera, cerca de la recepción y del restaurante. Una de ellas es la master suite, famosa por tener la mejor vista de todo el lugar.
Está equipada con una cama king, dos chimeneas ecológicas que utilizan etanol y un jacuzzi con agua calentada por medio de energía solar. Lo más impresionante del cuarto son sus ventanales, son del tamaño de la pared.
Otros bungalows están más alejados de la entrada principal. Parallegar hay utilizar el mapa y seguir las instrucciones de Andre; se suben varias gradas siguiendo siempre el sendero que bordea las habitaciones.
Aunque tienen un diseño similar a la master suite, las otras “casitas” son más pequeñas. Están inmersas en medio del bosque, rodeadas de árboles de todos los tamaños y grosores.