Parafraseando una famosa canción: “Una aventura es más bonita...” cuando están los cuatro juntos. La noche de este sábado 5 de octubre se sintió como si los santos hubieran bajado del cielo, pero unos muy distintos a la imagen que tenemos de mártires o hacedores de milagros. Estos fueron cuatro músicos talentosos: cantantes y bailarines. Romeo, Lenny, Henry y Max (todos Santos) se reunieron nuevamente en el grupo Aventura para despedirse como ellos y su público lo merecían: en concierto.
Costa Rica, en una noche fría y con una lluvia que precedió el espectáculo, fue testigo de un derroche de sensualidad al ritmo de la bachata dominicana.
Cerrando ciclos es el nombre de la gira que el cuarteto eligió para decir adiós. Antes de este reencuentro, hubo desacuerdos y caminos que cada uno emprendió en solitario. No habían tenido la oportunidad de cerrar juntos el ciclo que forjaron con éxito, de la mano de un género musical tan emblemático como la bachata, uno de los tesoros más preciados de República Dominicana, junto con el merengue.
En el recital presentado por los Santos en el Estadio Nacional, en La Sabana, lo que llovieron fueron piropos y gritos. No era para menos; la espera por ver a los cuatro miembros de Aventura juntos había sido larga, y tanto la fanaticada (en su mayoría mujeres) como los artistas se entregaron por completo a la fiesta que se armó en el recinto deportivo.
Segundos antes de que los artistas saltaran al escenario, las pantallas de la tarima proyectaron un video de introducción al show. Uno a uno, los músicos se presentaron, pero inevitablemente (y como era de esperarse), cuando apareció la imagen de Romeo, los gritos fueron ensordecedores. Sin duda, él es el Aventura más deseado por el público, y eso se lo agradeció entregándose vocal y emocionalmente a sus seguidores durante todo el concierto.
La voz particular de Romeo y el inconfundible golpe de la bachata en la guitarra dominaron el escenario desde el inicio del recital. El grupo tenía preparado un extenso repertorio para complacer a sus seguidores, haciendo un recorrido amplio por todos sus discos de estudio. En cada rincón del estadio las caderas se movían al compás: tres pasos a la derecha, un brinquito; tres pasos a la izquierda, otro brinquito. Abrazados en pareja o en solitario, no importaba nada más que bailar, disfrutar y calentar el cuerpo a puro movimiento.
Desde el inicio del show, todo fueron éxitos. Por un segundo, La niña cambió, El desprecio, La boda y Los infieles fueron las elegidas para encender el ambiente.
“Para nosotros es un inmenso placer estar con tanta gente bonita. Vinimos a derrochar emociones, a brincar, cantar, gritar y llorar”, dijo Romeo. El público, con una ovación ensordecedora, aprobó sus palabras.
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La sensualidad de la bachata de Aventura y Romeo Santos
Como si fuera una de esas reuniones que conocemos tan bien en Costa Rica, los músicos de Aventura no dudaron en dividir al público en dos, poniéndolos a competir a gritos para ver qué lado del estadio era el más animado. Tampoco faltó el “¿Dónde están las mujeres solteras?”, y el recinto entero estalló en gritos (más de una pudo haber mentido, pero no importaba). Desde el escenario, la cercanía de los artistas con el público fue uno de los puntos más altos. Además de cantar, se dedicaron a animar la fiesta.
El baile continuó con Llorar, Dile al amor, Angelito, Brindo con agua, y dos de los mayores éxitos del grupo: El malo y El perdedor. Cada una de estas canciones fue un golpe directo al corazón de los despechados, quienes posiblemente sumaban cientos en el Estadio Nacional. Pero no hay nada mejor que cantarle al desamor a todo pulmón, especialmente acompañados por uno de los grupos más representativos de la bachata en el mundo.
La sensualidad del género, y mucho menos la que caracteriza a Romeo, podían quedar fuera del show. Al ritmo de Su veneno y la dulce Un beso, Santos desplegó toda su galantería para terminar de conquistar a sus seguidores. Hombres y mujeres, por igual, se rindieron a sus encantos.
Pero fue con Noche de sexo que todo se descontroló. La canción de toques urbanos puso a todos a brincar y a Romeo a hacer movimientos pasados de sensuales, muy a su estilo, para poner el ambiente y las revoluciones al mil.
El grupo se mostró cálido con su audiencia, y eso quedó confirmado cuando Romeo invitó a un fan a subir al escenario. El primero que subió no superó la prueba de cantar alguna canción del grupo, pero un segundo tico lo dio todo y fue el elegido para interpretar a dúo con Santos el éxito Ella y yo, que Aventura popularizó junto a Don Omar.
Además, en otro gesto de cariño, Romeo y su primo Henry invitaron a dos fans a cantar con ellos, complaciéndolas con la canción que pidieron. Un detallazo por parte de los artistas.
El repertorio continuó con un set más al estilo de baladas románticas, con canciones como La película, La tormenta y Volvió la traicionera, mientras el cuarteto se encontraba en un escenario dispuesto en medio del público. Más adelante, Amor de madre, Un poeta enamorado y No lo perdona Dios, en formato de medley, resonaron con fuerza desde la tarima principal.
En el cierre del show, Aventura interpretó Volví, con un ritmo urbano envolvente que el público gozó a más no poder. El cuarteto salió del escenario mientras la banda que los acompañó tocaba un sabroso merengue, lo que se tomó por parte del público como una prueba de que ahí no acabaría el concierto.
Y así fue porque Romeo y Aventura no se podían ir tan fácil de Costa Rica. Un teléfono celular sonó y Romeo cantó: “Son las cinco de la mañana y yo no he dormido nada...” Obsesión fue la elegida para despedirse.
Los santos estuvieron en suelo tico. Cantaron, bailaron y disfrutaron. Aventura lo dio todo en escena y su público costarricense quedó todavía más enamorado de ellos que antes.