Más que por su actividad artística, en los últimos años Costa Rica tenía a Jon Secada muy presente por una potente y curiosa frase: “¡Bien cantao, María José!”, en referencia a la participación de una cantante tica en el recordado programa Latin American Idol. Sin embargo, en el concierto de este lunes 2 de diciembre, junto a la Costa Rica Jazz Orchestra, demostró que su talento está en descanso pero nunca desaparecido.
Secada ya no es aquel Latin Lover que salía al escenario queriendo comerse al público. Ahora es mucho más sobrio, pero sin perder la calidez y la enorme capacidad vocal que lo caracteriza. En esta velada, eso sí, se topó con un público algo frío y no multitudinario en la Plaza de la Democracia, en el marco del Festival Internacional de las Artes 2024 (FIA).
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La velada arrancó con Carlomagno Araya presentando a su orquesta, a la que el cubano no paró de elogiar durante la noche. Seguidamente, el cantante nacional Sebastián Guillem entró de traje y corbatín, y con cierta timidez a la tarima. Guillem inició su intervención con Santa Claus Is Coming to Town y con el pasar de los compases se fue soltando hasta cerrar su interpretación.
Posteriormente, ingresó al escenario la otra telonera tica, Malí, vestida de negro y lentejuelas. Junto a ella y su armoniosa voz llegó una garúa que se ciñó sobre la Plaza de la Democracia, por lo que algunos buscaron refugio en un toldo cerca de la entrada del Museo Nacional y otros sacaron su sombrilla. El resto, simplemente, dejó que al agua rodara por su piel, sin mucha complicación.
Sebastián Guillem volvió a la tarima para cantar a dueto con su colega Winter Wonderland, en la versión de Michael Bublé. Luego, interpretó en solitario Sleigh Ride y se lució con unos cómicos pasos, fieles a su personalidad alegre.
El bloque de villancicos en inglés cerró con un dueto de los nacionales, interpretando Frosty The Snowman. Desde este abrebocas, la Costa Rica Jazz Orchestra brilló con maestría, demostrando la altura artística que le sobra a la agrupación.
Finalizó este segmento y arreció la lluvia, provocando que todavía más personas se agruparan bajo el toldo. Al igual que el agua, Jon Secada no se hizo esperar, y apenas a las 6:20 p. m. el conductor del evento presentó a la estrella de la noche. Entre que iba vestido completamente de negro y que su micrófono no tenía volumen, los primeros segundos de su entrada pasaron casi desapercibidos.
Pero tras la incertidumbre de aquellos instantes, por fin pudo oírse al cubano interpretando Bonito y sabroso, tema que inmortalizara su compatriota Benny Moré. De hecho, el primer segmento de Secada estuvo dedicado al álbum tributo To Beny Moré With Love, que publicó en 2016.
Tras cantar su primer tema dedicó unas palabras de agradecimiento al público presente.
“Mi querida Costa Rica. Ustedes no saben lo especial que para mí es regresar a mi Costa Rica. Para mí este país significa mucho, tengo muchos recuerdos de mi niñez. Yo viví aquí muchos años cuando salí de Cuba y nunca olvidaré el cariño que me dio este país”, dijo el músico.
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La movida primera canción fue matizada con el romanticismo de Ahora soy tan feliz. Suavidad que se sacudió en minutos, cuando el repertorio continuó con La culebra. En el juego y los matices está lo cautivador y esto lo maneja a la perfección el experimentado artista.
Por si quedaba alguna duda del colmillo interpretativo de Secada, el tributo al ‘Bárbaro del Ritmo’ continuó con la dulzura del bolero Cómo fue. No obstante, el público no terminaba de calentar ni de llenar la Plaza de la Democracia. El cubano era consciente de esto y varias veces se dirigía a los espectadores para interpelarlos: “¿Todo está bien?”, “¿Paro?”, “¿Sigo?”.
Habrá sido que la gente estaba ‘pasada por agua’ o quizá con ánimo de lunes, nadie lo sabe. Lo cierto es que, independientemente de las energías del público, la agrupación tica y Jon Secada dieron lo mejor de sí ejecutando las canciones de Moré.
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Secada tuvo tiempo para presumir del dueto que, muy al inicio de su carrera, hizo con la leyenda Frank Sinatra. Primero reprodujo la grabación original de The Best Is Yet to Come, que deleitó a los asistentes al oír un poco de Sinatra y la voz de Secada joven. En una transición casi imperceptible, la banda se acopló al audio y el artista continuó la interpretación.
La sección de homenaje a Benny Moré también incluyó canciones como Dolor y perdón, Francisco Guayabal y Corazón Rebelde. Cerró en un pico de emoción gracias a Qué bueno baila usted y la sonora frase: “No se vayan, ya vuelvo”, por parte del artista.
Al regreso de Secada se sumó el pianista y director de la banda, el estadounidense Pete Wallace. Si te vas fue la pieza elegida para arrancar con el bloque pop del espectáculo.
“Estoy celebrando más de 30 años desde que saqué mi primer disco. Fue un sueño hecho realidad y realizar mi carrera una bendición de Dios”, dijo con melancolía en la introducción de Sentir, canción inspirada en un consejo de su padre fallecido.
Además, el artista recordó que recientemente también murió su madre, lo cual llenó de más sentimentalismo el ambiente. Tanta emoción brotó desde aquellas palabras, que al interpretar el tema se le quebró la voz y se le salieron las lágrimas.
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Rápidamente se secó el llanto, pues la música debía seguir. Luego del emotivo momento, Secada sacó la joya del cofre y cantó su clásico Ángel. Como era esperado, esta canción fue una de las más coreadas por un público, que la verdad tampoco se desbordó del todo.
Al final de Do You Believe In Us? el público cobró fuerzas. Quizá demasiado tarde, pues al show solo le restaba una canción: Otro día más sin verte. Con las energías al tope de la noche, Jon exclamó: “Ok, hay tres coros más. Ayúdeme a cantar esta canción, San José”, y acto seguido el público coreó al unísono, tal como no lo había hecho antes.
Así cerró el concierto, a eso de las 7:40 p. m. Aunque no se materializó, la Costa Rica Jazz Orchestra se mereció una sentida ovación y Secada, a pesar del frío ambiente, un “¡bien cantao!”.