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Los conciertos siempre dejan muchas anécdotas: no solo permiten ver cuáles son los outfits de la temporada, o que al final del show, a veces, uno que otro afortunado logra subir al escenario gracias a sus ídolos. El show que dio el dúo Ha-Ash en Costa Rica, no fue la excepción.
También hay ocasiones en que los enamorados aprovechan para pedirle a su novia que se convierta en su esposa y en medio de gritos eufóricos de los espectadores alrededor dicen que sí.
Sin embargo, en pocas veladas pasa lo que ocurrió este domingo 9 de febrero, cuando faltando menos de una hora para que el dueto mexicano subiera al escenario del Anfiteatro Coca-Cola, en Parque Viva, los locutores de Bésame, quienes estaban animando la velada, llamaron al escenario a Anthony Bonilla, quien supuestamente había ganado un premio.
El hombre subió al escenario a recoger su “premio” en compañía de su novia Paola Quesada, a quien llevaba tomada de la mano. Sin embargo, cuando estaban frente al público, Bonilla tomó el micrófono, le dedicó unas palabras a su amada y se arrodilló frente a ella para pedirle que fuera su esposa.
Si bien la respuesta de la nerviosa novia no se escuchó por los parlantes, los locutores aclararon que había dicho que sí. De inmediato, los fans comenzaron a gritar eufóricos, emocionados por presenciar el momento, entre botas y sombreros.
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Con esta antesala, las hermanas Hanna y Ashley Pérez salieron al escenario a las 8 p. m.
Ha-Ash impuso reglas para su concierto en Costa Rica
“Bienvenidos a Ha-Ashville”, dijeron Hanna y Ashley al salir al escenario del Anfiteatro Coca-Cola y de inmediato el público entendió que estaba entrando al exclusivo “pueblo” que las hermanas crearon para sus fans.
No te quiero nada comenzó a sonar y era una realidad: el concierto, que agotó todos los boletos disponibles en Parque Viva, había comenzado.
Las cantantes salieron al escenario vestidas con botas y sombreros, lo que ayudaba a entender el particular outfit de los fans, que en su mayoría eran mujeres y que lucían orgullosas sus sombreros a la llegada al recinto. Unos eran brillantes, otros eran de cuerina, otros de peluche y, por supuesto, de una gran variedad de colores.
Y aunque los gritos eran eufóricos, un total silencio apareció en el escenario cuando las cantantes advirtieron que quienes querían estar en su show debían seguir ciertas reglas. Al final de cuentas, Ha-Ashville es su pueblo y pueden imponer sus propias normas.
“Creamos este mundo para que vengan y se sientan amados y entendidos. Pero tenemos unas reglas: lo primero es que aquí no entran los ex que nos han tratado mal, pero sí los que tratan bien”, dijo Hanna.
Por su parte, Ashley afirmó: “En Ha-Ashville tampoco se aceptan amantes”. Los gritos ensordecedores se hicieron presentes, como si se tratara de un despecho colectivo.
Según aclararon las hermanas, la idea es que en su pueblo sus fans puedan sentirse libres y, por ello, impusieron sus propias leyes.
“En Ha-Ashville te ayudamos a soltar todo”, aseguraron.
Con las reglas claras, el espectáculo continuó con éxitos como Te dejo en libertad, Supongo que lo sabes y De dónde sacas eso.
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Luego, las hermanas volvieron a hacer una pausa, pues había demasiadas pancartas y no se resistieron: subirían a dos fanáticos al escenario. Para ello eligieron los carteles “más llamativos”, de hecho, uno de ellos hasta tenía luces. Junto a los jóvenes que subieron a la tarima, las hermanas interpretaron el tema Cien años contigo.
El show continuó con sus canciones más “corta venas” como Qué hago yo y Perdón, perdón. Para este punto ya no eran muchos los fans que aún tenían puesto su sombrero, quizá porque había demasiado viento y mucho despecho.
Los clásicos Odio amarte y Estés en donde estés quedaron para el cierre del espectáculo.
Al final del show, cantaron con sentimiento puro Lo aprendí de ti. Para el cierre, las hermanas se abrazaron y gritaron juntas “arriba Costa Rica” y desaparecieron del escenario.
Y así Ha-Ashville cerró las puertas en Costa Rica.
