Las amenazas y los ataques en perjuicio de los protagonistas de procesos penales, entre ellos funcionarios, han sido una constante a lo largo de los últimos 15 años.
En 1992, el juez Máximo Esquivel Carranza escapó del ataque incendiario que desconocidos lanzaron contra su casa, en Ciudad Quesada, cantón de San Carlos. El funcionario judicial había recibido amenazas.
En 1996, los jueces que condenaron a la banda de Ricardo Méndez Castro -alias Bambam- sufrieron intimidaciones.
La Fiscalía y la Policía Judicial investigaron en esa época a un grupo de extranjeros que ingresó al país para secuestrar a la hija de una de las juezas.
Además, en marzo de ese año, desconocidos dejaron una nota amenazante a otro miembro de ese tribunal: el juez Carlos Boza.
La amenaza vino acompañada por una serpiente que dejaron en el buzón de su vivienda.
En otro caso, al defensor público Moisés Chinchilla un violento delincuente de Pavas, San José, le advirtió que de lograr su libertad lo mataría.
Ante esa disyuntiva, el abogado renunció a su defensa. El sujeto terminó condenado a 30 años de cárcel por homicidio.
¡Cuidado con lo que hace! Más recientes son las amenazas que recibieron una testigo y un juez del caso del homicidio del periodista Parmenio Medina.
La primera, de apellido Bello, ha tenido que ser movilizada a varias casas y se ha mantenido con protección policial.
Para la Fiscalía, ella es clave en esa causa penal. El 23 de mayo del 2004 su vida corrió peligro.
"Llamaron a mi teléfono, una persona de acento colombiano, a eso de las 8:30 de la noche. Me dijeron que bajara al cementerio de San Luis de Acosta.
"Cuando llegué, había tres hombres. Uno me apuntó con un arma y me dijo que me montara en el asiento del pasajero", indicó durante una declaración rendida en el Juzgado Penal de Heredia.
Los sujetos le advirtieron -aseveró- que debía cambiar la declaración en la que incriminó a varias personas con el asesinato del productor radiofónico, entre estas a Mínor Calvo.
"Me dijeron que iban a matar a todos los del grupo (investigador) del caso Parmenio.
"Dijeron que me iban a dar una oportunidad y que lo que querían era que quitara ese 'mosquero' que hice, que si no lo hacía me mataban antes del cumpleaños de mi hijo, que es el 30 de mayo", puntualizó.
El juez que participó en esa audiencia y que dictó varias resoluciones antes del juicio también fue amenazado.
En enero del 2004, unos hombres siguieron a David Hernández hasta su casa.
Durante el trayecto, el jurista intentó perderlos, pero los sujetos, pese a las maniobras, permanecieron a corta distancia.
Días más tarde, el 4 de abril de ese mismo año, en el parabrisas de su carro apareció un papel.
"Cuidado con lo que hace", le advertían. Junto a la leyenda Hernández encontró el dibujo de un hombre ahorcado.