Accidente histórico del Boeing 727 de Pan American en 1980
En medio de la lluvia, el jet procedente de Miami pegó con tierra antes de tocar pista y, de milagro, sus 73 ocupantes sobrevivieron. La nave quedó en un cultivo de frijol aledaño al Juan Santamaría
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Era miércoles 3 de setiembre de 1980. Un hito en la historia de la aviación de Costa Rica ocurrió ese día cuando el jet Boeing 727 de la desaparecida aerolínea estadounidense Pan American se estrelló en la maniobra de aterrizaje en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría con 67 pasajeros y 6 tripulantes provenientes de Miami, Florida.
Hoy rescatamos esa historia que fue noticia en las páginas de La Nación a partir del 4 de setiembre de 1980 por lo que implicó no solo en la vida de esas 73 personas, sino en la seguridad aérea de Costa Rica.
Ese era el vuelo PA421 en el trimotor llamado “Clipper Meteor” con matrícula N-327-PA y 14 años de antigüedad, bajo el mando del piloto John Daniels.
En la aproximación final al aeropuerto, a las 2:37 p. m., la tripulación se encontró con malas condiciones meteorológicas debido a una fuerte lluvia. Con visibilidad limitada, descendieron hasta que el tren principal derecho golpeó el sistema de iluminación del aeródromo, apenas 15 metros antes de tocar la pista 07.
La aeronave se deslizó por el suelo hasta romper la malla metálica de protección que circunda la pista, para luego atravesar una vía pública de tierra y finalmente quedar detenida en un campo de cultivo de frijoles. El tren de aterrizaje quedó totalmente destruido y el fuselaje seriamente afectado por el impacto con la malla y el roce con el suelo.
Ingrid Hermann era una pasajera del Boeing 727, quien contó ese día su experiencia a La Nación. “Yo estaba como paralizada. Para mí, la impresión más grande fue que el avión iba a una velocidad increíble y que las ventanas se llenaran de barro. Fue todo tan rápido. Todo el mundo estaba asustado”. Relató que las puertas de emergencia se abrieron rápidamente y los pasajeros empezaron a salir. “Me siento como si hubiera vuelto a nacer”.
Manuel Emilio García, director de Aviación Civil, y el técnico Odilón Díaz, se dirigieron al lugar del incidente. Allí, su inspección confirmó los considerables daños en el jet y la inutilidad de los trenes de aterrizaje. En este contexto, la magnitud del accidente fue corroborada y se enfatizó el hecho positivo de que no hubo víctimas que lamentar entre los 77 ocupantes.
Las autoridades aguardaron la llegada de especialistas de Pan American, así como representantes de Boeing y de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB), con quienes se daría inicio a las investigaciones correspondientes.
Dadas las condiciones en que quedó el Boeing 727, serie 200, debió ser desmantelado pues era imposible repararlo.
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