Un avión de carga de la empresa DHL que reportó problemas hidráulicos cuando estaba en vuelo, aterrizó de emergencia este jueves por la mañana en el aeropuerto Juan Santamaría. Una vez en tierra, la aeronave se salió de la pista, se le partió la cola y se quebró parte de su tren de aterrizaje. A bordo venían solo piloto y copiloto, quienes no registran heridas de gravedad.
En un audio que trascendió, se escucha al piloto alertar a la torre de control del aeropuerto: “Mayday, mayday, mayday, tenemos problemas de sistema hidráulico izquierdo. Tenemos dos almas a bordo. Tenemos dos horas treinta de combustible. Vamos a preparar nuestra aeronave para poder hacer un aterrizaje de emergencia”, indicó el piloto.
Según el informe del Cuerpo de Bomberos, a las 10 a. m. la aeronave Boeing 757-200 reportó los desperfectos mecánicos cuando iba en vuelo hacia Guatemala, por lo que debió aterrizar en la pista a las 10:25 a. m. En los videos que han trascendido, se puede ver que el avión avanza por la pista de aterrizaje y durante las maniobras de frenado, la aeronave hace un giro de 180 ° y se despista. Durante esta última fase salió mucho humo del avión cuando se quema el caucho de los neumáticos o por la evaporación de líquido hidráulico.
Bomberos activó su código para emergencias con unidades del aeropuerto, así como de las Estaciones de Alajuela, Heredia y San José. “La aeronave aterriza procediendo del oeste por la pista 07, vira al sur por la calle de rodaje kilo y derrapa saliendo de la calle de rodaje hacia área verde frente de la estación de Bomberos”, señala el reporte.
“Cuando la aeronave toca tierra, inicialmente el aterrizaje parece normal, pero en el recorrido final la aeronave se desliza al lado sur de la pista, girando y partiéndose parte de su fuselaje. Las unidades nuestras de inmediato se movilizan, colocan escaleras para sacar al piloto y copiloto de la aeronave (guatemaltecos), los cuales tenían algunos golpes menores, pero se encontraban en buenas condiciones”, relató Héctor Chaves, director de Bomberos.
Luego se lanzó espuma en el sitio pues se preveía un derrame en el ala izquierda del avión, que fue la que impactó con más fuerza en el suelo. Además, con maquinaria pesada se hizo un pequeño dique para que el combustible no avanzara hacia el alcantarillado y la Refinadora Costarricense de Petróleo se encargó de extraer el resto del hidrocarburo para minimizar peligros.
Luis Miranda, subdirector de Aviación Civil, detalló que el avión despegó de Costa Rica y se dirigía hacia el Aeropuerto Internacional La Aurora en Ciudad de Guatemala. Los problemas se reportaron a 56 kilómetros al norte del aeropuerto Juan Santamaría, a una altura de 19.000 pies (5,8 kilómetros), cuando anunció que debía regresar a la terminal.
“Solicita dirigirse a un punto de espera ubicado 25 millas al suroeste del Juan Santamaría para hacer verificaciones”, indicó Miranda. En este caso, el piloto reportó problemas del sistema hidráulico, el cual facilita la operación de los flaps (alerones), así como el tren de aterrizaje.
De acuerdo con registros históricos, este Boeing 757-200, con matrícula pañanema HP-2010DAE, tenía más de 22 años en operación. Desde diciembre de 1999 operó para Far Eastern Air Transport, con bandera taiwanesa, en el 2010 pasó a Aerolease y en noviembre de ese mismo año a DHL Aero Expreso. Dados los daños sufridos, la nave no puede ser reconstruida y podría venderse solo por partes.
Afectación total en el aeropuerto
Poco antes del mediodía la emergencia se declaró bajo control y los equipos de rescate se encargaron de revisar la carga dentro del avión. Paralelamente, las operaciones en el Santamaría se suspendieron hasta las 3:30 p. m., mientras se valoraban las condiciones de la pista.
Aeris, la empresa administradora del aeropuerto, comunicó que “trabajó rápidamente en la coordinación con las autoridades respectivas para atender la emergencia de esta mañana y facilitar la apertura, así como las condiciones de servicio para las aerolíneas y los pasajeros”.
Por disposiciones de aeronáutica internacional, los vuelos no se pueden restablecer hasta que se garanticen condiciones mínimas de seguridad en la pista. En este caso, el 757 quedó atravesado justo en la salida de la estación de bomberos. Esto obligó a modificar la operación de la terminal aérea, pues al menos hasta el viernes quedó clausurada la pista paralela sur, que funciona para el carreteo de las aeronaves.
Ricardo Hernández, director ejecutivo de Aeris, precisó a las 3:40 p. m. que en total se vieron afectados 28 vuelos entrantes: 21 de pasajeros cancelados, seis desviados a Liberia y un carguero que no voló. Además, tampoco salieron 29 vuelos, dos de ellos de carga. Los aviones provenían o se dirigían hacia Estados Unidos, Centroamérica, México, Canadá y Europa. Esto afectó los itinerarios de unos 9.000 pasajeros.
Justo a esa hora (3:41 p. m.) aterrizó el primer vuelo de Iberia, proveniente de Madrid, y que no fue necesario desviar a Panamá. En el ínterin, cientos de usuarios sufrieron incomodidades y zozobra al no saber si sus vuelos saldrían o perderían conexiones.
En tanto, en la pista, se siguen tres protocolos de emergencia. Primero, luego del siniestro, el gestor interesado asegura el perímetro y garantiza la seguridad del área. De inmediato ingresan profesionales de la unidad de Investigaciones de Incidentes y Accidentes de Aviación Civil para recopilar pruebas en el sitio. Hasta que esta segunda fase no concluya, el fuselaje no se puede mover. Por eso, estimó Hernández, es posible que los restos del Boeing se muevan con grúa o remolcadores hasta este viernes.
Jacqueline Arroyo, vecina del aeropuerto, manifestó que ella no recuerda un evento similar en la zona.
“Mi vecina me dijo que se había oído un estruendo, lo oímos pero no pensamos que fuera un avión. Pensamos que era un choque, pero nunca en la vida se había visto algo como esto aquí. Es peligroso porque si eso hubiera explotado nos vamos todos aquí, lo primero que nosotros hicimos fue agarrar a los chiquitos y yo agarrar a mi perro para salir en carrera”, relató.
Por su parte, Yalitza Salazar Campos afirmó que primero escuchó el sonido normal de un avión que pasa por la pista, y después escuchó como si hubiera estallado una bomba.
El lunes 23 de mayo de 1988 el vuelo 628 de Lacsa con destino a Managua, Nicaragua y Miami, en Florida, tuvo un despegue fallido y se estrelló a pocos metros de la malla perimetral del Santamaría. Pese a que el avión Boeing 727-100 quedó completamente destruido y con fuego parcial, los ocho tripulantes y los 16 pasajeros sobrevivieron. Una sobrecarga no reportada fue la causa del accidente.