Guido Camacho Navarro abrió la puerta trasera del bus y le gritó a los 30 pasajeros que salieran rápido porque todo se iba a quemar. En segundos todos evacuaron, mientras él intentaba arrancar la unidad para correrla y sacar al otro chofer que estaba prensado en un camión liviano.
“El humo iba invadiendo todo el autobús y después fueron las llamas, porque los cables de la corriente se estaban quemando y empezó el chispero. Apenas vi las llamas lo que se me vino a la mente fue que todo el mundo saliera, traté de darle llave al bus para prenderlo y correrlo para tratar de sacar al muchacho del otro carro, pero el bus no arrancó”, se lamentó Camacho, de 57 años.
En dos décadas de conducir la ruta Tobosi - Quebradilla - Tablón, en Cartago, don Guido nunca había sufrido un accidente tan grave. El lunes, a las 3:40 p. m., en barrio el Molino, este conductor de bus no pudo esquivar un camión liviano que iba cruzando los cuatro carriles de la vía (que estaba mojada) y lo arrastró unos 25 metros, hasta que se estrellaron contra una moto estacionada y un poste del tendido eléctrico los detuvo.
Producto del choque y la explosión falleció José Alexis Sandoval Alemán, de 48 años, quien conducía el otro vehículo.
Según don Guido, el conductor del otro camioncito venía saliendo de La Pitahaya hacia Guadalupe de Cartago e intentó cruzar rápido, pero no le dio tiempo y él no lo pudo esquivar.
“El muchacho me volvió a ver pero todo fue en mini segundos y por desgracia había una moto ahí que fue la que explotó cuando pegó contra la pared del super. Ahí siempre hay carros y gente afuera; gracias a Dios que no había nadie”, rememoró.
De inmediato, los vecinos y gente que estaba en comercios aledaños se acercó para socorrer a las víctimas, en especial a Sandoval, pero el fuego avanzó muy rápido.
“Cuando bajamos del bus llegaron unos policías que nos dijeron que nos corriéramos 50 metros. Todo ocurrió tan rápido que lo primero que pensé fue poner a salvo a mis pasajeros y también pensé en mi esposa y mis dos hijos.
“En la acera sentí que me iba a descomponer, puse la espuma y me senté (...). Sentía un dolor en el alma de ver lo que le estaba pasando al muchacho y yo sin poder hacer nada”, comentó el pasado miércoles desde su casa.
Ese día regresó a trabajar, según dice, un poco más tranquilo. El martes tuvo que ir a realizar trámites para recuperar todos sus documentos, pues la billetera y el celular se le quemaron dentro del bus. A él solo se le quemó el pelo cuando quiso devolverse por sus papeles.
También recordó que en la locura de la evacuación, un muchacho se cayó y la gente le pasaba por encima, hasta que otro pasajero lo ayudó a ponerse de pie. En la huida, dentro del bus las bolsas de las compras y la plata del pasaje quedaron regadas por el corredor.
Además, producto del incendio, el supermercado Nuevo 98 sufrió pérdidas totales.
Hace falta un semáforo
Poco después del grave accidente, las autoridades del Tránsito estimaron que el irrespeto a una señal de alto pudo ser la causa del choque. El bus, que circulaba por ruta principal, tenía la vía, mientras que el camión, que salía de una calle secundaria, tenía el alto pintado en el asfalto.
Según los vecinos, las señales verticales se las roban y ya han gestionado varias veces que se coloque un semáforo en la zona.
“Ahí hace falta un semáforo o, por lo menos, señalización para que él conductor la pueda ver bien, ojalá lo más antes posible. Un vecino de ahí me comentó ese día que varias veces ha ido hablar a la Municipalidad para que coloquen aunque sean unos muertos, porque ahí hay muchos choques”, aseveró Camacho.
El chofer calificó su sobrevivencia como un “milagro”, y así lo ven sus familiares, quienes no paran de llorar y abrazarlo. Asegura que el martes fue a la basílica de los Ángeles a darle las gracias a La Negrita por dejarlo contar la historia.
Colaboró en esta información Vanessa Loaiza.