El carro que atropelló ayer a cuatro ciclistas y mató a tres de ellos en Curridabat iba a más de 100 km/h.
Un experimentado agente judicial lo estimó así al considerar la distancia que hay entre el sitio del impacto y el punto donde cayeron los cuerpos, así como otras evidencias.
También, ratificó que en la escena no quedó ningún tipo de huella de frenado.
Si se conduce a 100 kilómetros por hora, ante un imprevisto o emergencia se requiere de al menos 73 metros para poder frenar totalmente. La distancia de reacción será de 18 metros y, a partir de ese momento, se recorren 55 metros más antes de detener el vehículo.
Diego Herrera, oficial de la Policía de Tránsito, dijo que por los daños y las lesiones que ocasionó el percance, se ve que la velocidad era muy alta.
Tres de los cinco ciclistas, quienes se dirigían hacia el volcán Irazú, fallecieron frente al Walmart de Curridabat, en la carretera vieja a Tres Ríos.
Las víctimas mortales fueron identificadas como Mario Enrique Retana Pérez, de 49 años; Lenin Manrique Ortiz Quesada, de 46, y Pablo Enrique Alcócer Alcócer, de 54.
La ciclista que sobrevivió fue Lucía del Carmen Mata Durán, de 38 años, quien anoche estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Calderón Guardia.
Una quinta mujer, que iba en el grupo de ciclistas, salió ilesa porque se había retrasado por detenerse a tomar agua. Su identidad no trascendió.
Lenin Ortiz laboraba como gerente del Price Smart de Escazú. Una hermana suya afirmó que hace mucho él practicaba el ciclismo y ahora se preparaba para una carrera de 160 kilómetros en Guanacaste. Añadió que Ortiz salía todos los fines de semana a entrenar y que este domingo el recorrido sería más corto, pues tenía una actividad familiar en la tarde.
Pablo Enrique Alcócer era vecino de Coronado y trabajaba en lo propio, mientras que Mario Retana laboraba como taxista y vivía en Coronado. Los domingos se dedicaba a hacer ciclismo recreativo, afirmó Fernando Mendoza Mendoza, un amigo y excompañero.
Mario Antonio Urbina, oficial de seguridad de un centro comercial cercano, declaró que antes de escuchar el impacto del accidente vio dos carros pasar por la vía a alta velocidad.
Los dos autos frenaron frente al centro comercial donde él labora para ver si podían ingresar, pero él les dijo que estaba cerrado. Describió el segundo como "un carrazo".
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Piezas en la escena
Una parte de la carrocería del vehículo involucrado en el percance quedó al lado de uno de los fallecidos.
El oficial Herrera afirmó que son de un carro oscuro, lo que coincide con el Ford Mustang negro que la Fuerza Pública encontró.
Las víctimas, las bicicletas, los cascos y partes del carro quedaron en unos 75 metros a lo largo de la vía de cuatro carriles.
El director de la Policía de Tránsito, Mario Calderón, afirmó que en esa vía, la velocidad máxima permitida es de 60 kilómetros por hora y sí está permitido andar en bicicleta.
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Conductor tardó 10 horas en entregarse a las autoridades
Pasaron 10 horas para que el conductor del auto que este domingo, al parecer, causó el mortal accidente en Curridabat, se entregara a la Policía.
Lo hizo dos horas después de que un informante anónimo llevó a la Fuerza Pública hasta una residencia, ubicada en la parte trasera de la academia de tenis Van der Laat, en San Juan de La Unión, Cartago. Allí, en la cochera, había un Ford Mustang de color negro, con daños visibles en el parabrisas y el búmper.
El dueño del carro, un hombre de apellidos Mora Monge, de 32 años, no opuso resistencia y se mostró anuente a colaborar con las autoridades, dijo Francisco Cordero, subjefe de la Fuerza Pública de San José.
El implicado sacó el vehículo hasta la calle y se sometió a la prueba de aliento, llamada alcoholemia, que salió negativa, confirmó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
La casa de Mora está a solamente 500 metros del Walmart de Curridabat, donde a las 4:11 a. m. de este domingo, se presume, este hombre mató a tres ciclistas. Otra (una mujer) está grave en el Hospital Calderón Guardia y una quinta viajera que venía rezagada, salió ilesa.
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Duro golpe
En el sitio del accidente, los tres cuerpos se confundían con las evidencias. La escena se extendía a lo largo de 75 metros de largo y 16 de ancho. La Policía supone que el impacto ocurrió frente a la entrada que tiene el supermercado Walmart en la carretera vieja entre Curridabat y Tres Ríos.
El impacto fue violento. Una víctima pegó contra un mupi (Mobiliario Urbano para Información), ubicado a solo cinco metros, e hizo que el vidrio se quebrara. A 30 centímetros de ese rótulo (que anuncia una marca de té) quedó una zapatilla de las que usan los ciclistas. Igualmente, había un aro de bicicleta doblado al centro.
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En la acera estaba una caramañola (recipiente en que los ciclistas llevan bebidas) y un lente oscuro de anteojos. Al otro lado del mupi quedó el marco de una bicicleta, un casco y otros restos de las máquinas, que eran de reconocidas marcas e incluso cuentan con sistema de ubicación satelital (GPS).
“Creemos que sí llevaban los equipos de protección. Vea que una bicicleta todavía (eran 10:15 a. m.) tiene activada una luz intermitente (...), los cascos, sí los llevaban, pero quedaron por todo lado”, dijo Diego Herrera, de la Policía de Tránsito. El golpe del carro contra los ciclistas fue duro. Los pocos testigos que a las 4:11 a. m. estaban allí dijeron haber visto pasar algo oscuro y potente. Prueba de que no detuvo en el sitio es que no quedó señal alguna de frenado.
Colaboraron Andrés Díaz y Marvin Caravaca.