El río Matina, donde un niño de ocho años fue atacado por un cocodrilo el 30 de octubre anterior, es el hábitat natural de los reptiles y en sus aguas el riesgo de un ataque es elevado. Pese a que la comunidad científica aclara que no existe sobrepoblación de estos animales que amerite un control biológico; la poca señalización y desconocimiento de las zonas en donde se ubican incide en las posibilidades de que ocurra una fatalidad.
De acuerdo con Iván Sandoval Hernández, biólogo de la Universidad Nacional (UNA), lugares como la península de Nicoya y el río Tempisque en Guanacaste, Quepos, Manuel Antonio, el humedal Térraba - Sierpe en Puntarenas, Matina y Tortuguero en Limón, son ‘hoteles cinco estrellas’ que reúnen todas las condiciones para la supervivencia de reptiles y requieren de una atención inmediata.
Los estudios realizados por Sandoval y un grupo de científicos, determinaron que el encuentro entre humanos y cocodrilos es cada vez más frecuente y, la mayor densidad de estos animales está asociada a zonas urbanizadas ‘a la par de donde vive la gente’, pues los reptiles buscan perros, gatos, gallinas o ganado, que consideran presas fáciles.
“Empezamos a ver cuáles sitios tienen las condiciones ideales para que hayan cocodrilos, algo así como el hotel cinco estrellas que tiene todos los factores. En el Caribe está identificada la zona donde se dio el accidente y zonas costeras, pero la mayor cantidad de incidentes y las poblaciones más importantes están en Batán, Siquirres, Matina, Tortuguero, el Pacífico sur, central y la zona norte”, dijo Sandoval.
En eso coincidió, Mauricio Méndez Venegas, director técnico del Área de Conservación Tempisque (ACT) del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), en su criterio han incrementado las interacciones del ser humano con estas especies por la facilidad con que las personas se desplazan a cualquier playa o estero.
“La gente tiende a buscar espacios abiertos y eso ha hecho que tengamos más contacto y que los humanos vayamos con más frecuencia y mayor cantidad a lugares donde hay cocodrilos”, indicó Méndez.
En el Caribe norte y central se puede encontrar en promedio 2,8 individuos por kilómetro pero la cantidad puede variar dependiendo del lugar, por ejemplo, el río Matina alberga hasta cinco reptiles por kilómetro, mientras que la Laguna de Jalova en el Parque Nacional Tortuguero acoge cerca de 10 ejemplares por kilómetro.
Cocodrilos se ubican en las costas
Caribe y Pacífico son las zonas de mayor incidencia
FUENTE: Iván Sandoval Hernández UNA. || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
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‘No hay sobrepoblación’
A pesar de que muchas personas creen o consideran que existe una sobrepoblación de cocodrilos, Sandoval asegura que es erróneo afirmarlo porque aunque se desconoce la población que vive en todos los ríos, sí se tiene certeza de cuántos especímenes hay en los sitios de mayor frecuencia; además, el comportamiento de los animales es ‘saludable’, lo que se traduce en una reproducción controlada.
“Cuando hay sobrepoblación los mismos cocodrilos comienzan a presentar cierto tipo de ‘síntomas’ como mala condición física, aparecen golpeados, mordidos por los mismos animales que compiten con ellos y son desplazados a otro sitio. Lo que estamos viendo es que las poblaciones están muy saludables y que el ambiente tolera más animales”, explicó Sandoval.
Por el contrario, los especialistas sostienen que hay una recuperación de las poblaciones. Hasta mediados del siglo pasado la cacería de cocodrilos era voraz y la comercialización de productos de este animal como zapatos y bolsos era bastante común; hasta que se estableció la Ley de Conservación de Vida Silvestre, medidas de protección y la inclusión en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), que disminuyeron la captura.
“Posiblemente para mucha gente un solo cocodrilo ya es un problema. Hay ocasiones como cuando uno pasa por el Tárcoles y ve muchos cocodrilos y le parece demasiado, ellos están ahí porque los alimentan y la gente les tira comida; pero eso no es representación de cómo está el río completo”, añadió Méndez.
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¿Por qué atacan los cocodrilos? La respuesta involucra tres razones, defensa de su territorio, en especial los machos; resguardo de crías y de los nidos las hembras y por cacería, que es la menos usual en agresiones a humanos.
“Ellos pueden atacar en la época reproductiva que son muy territoriales, en esa época los machos defienden el territorio y evitan que entren otros machos porque serían competencia. Si hay un humano que ingresa al río o laguna, el cocodrilo va a tratar de defenderlo. Más o menos como a finales de julio hasta octubre o mediados de noviembre, estos animales van a estar protegiendo ese espacio”, comentó Sandoval.
Para Méndez, si en una región existen pocos especímenes la presión por encontrar alimentos para esos individuos es menor. “Si hay otras fuentes de alimento el cocodrilo no se va a arriesgar a capturar una presa nueva, pero sino, surge la necesidad de que un cocodrilo o animal busque una presa que es poco habitual o que es más grande”, enfatizó.
Factores como el desconocimiento de las zonas, la señalización y las campañas informativas sobre la presencia de reptiles, influyen en el riesgo de sufrir un embate. Según los expertos, las interacciones entre humanos y cocodrilos se dan porque la gente normalmente ingresa a su entorno o porque atacan para cazar alimento.
Angie Sánchez Núñez, coordinadora de Vida Silvestre del Sinac, dijo que desde el 2019 el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) colocó rotulación en algunas playas y humedales de diferentes áreas de conservación del país, no obstante, no precisó si el río Matina forma parte de los sitios con advertencias.
Además, aseguró desconocer si las áreas protegidas, oficinas subregionales y encargados de educación ambiental en las diferentes áreas de conservación, tienen campañas informativas sobre este tema. Al mismo tiempo, reconoció que no tienen datos sobre buenas prácticas para abordaje de encuentros con cocodrilos, ‘pero el equipo está trabajando para sacarlo pronto’.
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“El Minae en conjunto con organizaciones como Humane Society Latin America y otros actores, generó un sitio web llamado Costa Rica Silvestre donde ofrece y comparte con la población materiales digitales y campañas de sensibilización que generan expertos nacionales e internacionales, con la esperanza de que este conocimiento sirva para mejorar las interacciones que ocurren entre el ser humano y los animales”, puntualizó Sánchez.
Aproximadamente, suceden en promedio uno o menos de un ataque al año entre cocodrilos y humanos. En lo que va del 2022 ya se registran dos accidentes, el primero ocurrió el 16 de febrero anterior cuando un pescador llamado Lidier Murillo Gamboa falleció luego de que un reptil lo arrastrara en el río Coto, Golfito, Puntarenas, a esa fatalidad se suma la del niño en Matina el 30 de octubre pasado.
El pasado 1.° de noviembre, el Cuerpo de Bomberos capturó a un cocodrilo que se paseaba por el área verde de la ermita La Agonía, en Liberia, Guanacaste. Ante el avistamiento, los vecinos se percataron de la presencia del animal y alertaron a las autoridades.
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