En lo que queda de su automóvil Suzuki S Cross hay manchas de sangre. Se deben a los golpes de desesperación que le daba la joven Kimberlyn Rodríguez, de 26 años y vecina de Alajuela, con tal de que alguien la escuchara.
Era la madrugada de este Jueves Santo. Ella iba a un paseo familiar y la idea era salir muy temprano para evitar las presas. En su itinerario estaba recoger a su hermana menor y luego juntarse con sus papás más adelante, en el camino.
Sin embargo, cuando tomó una calle por el sector conocido como Llanos de El Coyol, en Alajuela, el auto le derrapó al pasar por unas piedras. Del mismo susto, ella recurrió a los frenos y el vehículo se volcó.
En un abrir y cerrar de ojos, el auto la prensó de la cadera hacia abajo y comenzó el inevitable terror. Desde el Hospital San Rafael de Alajuela, donde permanece internada, Kimberlyn relata lo que vivió.
”Sentía que no podía respirar, sentía el carro encima, no tenía fuerzas para gritar y no pasaba nadie a esa hora. No me podía mover de la cadera hacia abajo”, indicó la joven.
Esa ruta es poco frecuentada y no hay viviendas cercanas, por lo que sus pocos gritos de pedido de auxilio fueron en vano.
“El accidente sucedió a eso de las 3:40 a. m. y solo recuerdo gritar mucho al principio, entrar en pánico, ver mi cuerpo sin poder moverme. Luego me quedé sin fuerzas y a eso de las 5:30 a. m. pasó alguien. Yo sin poder dar señales de que necesitaba ayuda, solo acaté a golpear el carro a como pude“.
”Sentí que estaba agonizando porque poco a poco me iba quedando sin fuerzas”.
Durante las dos horas en que permaneció prensada en el vehículo, su familia la llamó con insistencia. Como no respondía, pensaron que se había quedado dormida y se iba a retrasar para el paseo.
Cuando por fin llegó la ayuda, la joven imploraba que le quitaran el auto de encima.
“Recuerdo decirles a las personas que llegaron que por favor me corrieran el carro, que ya no podia respirar más. Pero era peligroso, al estar prensada del estómago hacia abajo. Cuando llegó la ambulancia me sacaron y una vez que ingresé a la ambulancia no recuerdo más”.
“El próximo recuerdo que tengo es entrando a sala de shock en el Hospital de Alajuela y estar rodeada de varias personas. Unas pedían ultrasonido para ver a nivel interno, otros pedía un tac, rayos X”.
Lo milagroso de este caso es que Kimberlyn ni siquiera tiene una fractura. Le han realizado tres tac y hasta este viernes pudo tomar agua y desayunar, pues la mantenían en ayunas ante la posibilidad de que necesitara una cirugía, lo que al final no fue necesario.
“Al principio estaba muy asustda porque los riñones estaban como sangrando a nivel interno. Pero milagrosamente no es mucho, y no requiere operación”, dijo.
“Dije Diosito, no permitas que mi muerte sea esta. Salió milagrosamente bien. Sigo internada porque la pierna izquierda se mantiene inmóvil, pero sin ninguna fractura. Es muy probable que algún nervio no está dejando realizar el movimiento”.
Sus padres se enteraron del accidente al recibir una llamada del hospital. Al otro lado del teléfono, un funcionario les pidió que se fueran de inmediato al centro médico, pues el estado de su hija era crítico”.
La joven asegura estar adolorida, pero reconfortada de que puede contar el milagro.