La española Isabel González, quien sufrió un accidente al mediodía del sábado mientras practicaba canyoning o barranquismo en las faldas del volcán Turrialba, expresó su gratitud con gestos hacia los socorristas que llegaron a su ubicación y le salvaron la vida en medio de sus dolencias este lunes por la mañana.
“Ella juntaba sus manos de una manera reverente, como dando gracias a Dios, y con sus gestos nos expresaba su agradecimiento”, comentó Wagner Leiva Rivera, director nacional de Respuesta a Emergencias de la Cruz Roja.
Leiva viajó en una canasta del helicóptero con la española hasta la Base Dos del Aeropuerto Juan Santamaría, donde ambulancias la aguardaban para trasladarla de urgencia al Hospital San Rafael, en Alajuela, para los primeros análisis médicos.
Una vez que experimentó algún alivio durante el rescate, González narró a los miembros de la Cruz Roja lo sucedido, así como los dolores y molestias que padecía. “Nosotros procurábamos mantenerla lo más relajada posible para que las horas de dolor y de frío no fueran tan perceptibles para ella; queríamos que no sufriera”, indicó Leiva, paramédico y rescatista con más de 43 años de servicio para la Cruz Roja.
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La mujer presentaba múltiples lesiones, incluyendo traumas en el cráneo, compromiso neurológico, trauma en el brazo derecho, en el tórax y uno significativo en la cadera. Además, sufría de hipotermia debido a las dos noches que pasó en el risco con escasa protección contra el frío, que alcanzó temperaturas entre 3°C y 5 °C°.
Todo esto requirió que, al llegar los socorristas, se le administraran de inmediato medicamentos, hidratación intravenosa, analgésicos para el dolor y sedantes para mantenerla lo más relajada posible en medio de condiciones tan adversas. La alimentación era intravenosa debido a que las lesiones no permitían la ingesta de alimentos.
El accidente
Según Leiva, en el momento del accidente, González descendía desde una altura de 600 metros por el cañón con cuerdas. Cuando se encontraba a unos 350 metros de altura, un elemento de seguridad se soltó, y algunas piedras desprendidas le golpearon la cabeza, ocasionándole lesiones.
La caída libre que sufrió se estima en unos 20 metros, y fue la cuerda de apoyo la que evitó que cayera al fondo y tuviera un desenlace fatal.
Isabel iba con otros cinco españoles y el tico que les servía como guía. La única accidentada fue la mujer de 39 años. La alerta del accidente fue realizada por uno de los que participaban con ella en ese deporte extremo.
Una vez que se recibió la alerta comenzó la movilización de seis ambulancias con 19 rescatistas a quienes luego se unieron practicantes de canyoning, lugareños, miembros de la Fuerza Pública y otros rescatistas que tuvieron el apoyo de las embajadas de España y de Estados Unidos.
La primera patrulla tardó mas de ocho horas en llegar desde la corona del cañón hasta el sitio donde estaba la europea, lo anterior porque se trata de una pared vertical en la que se deben hacer constantes apuntalamientos para asegurar que ningún rescatista resultara accidentado.
En paralelo, otras patrullas desarrollaban otras acciones por tierra con ayuda de baquianos, para llegar a la parte baja del río para sacar a los tres primeros turistas españoles rescatados, quienes lograron completar el descenso sin problemas y fue uno de ellos el que logró salir a un punto con señal telefónica y dar la alerta al Sistema de Emergencias 9-1-1.
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Mientras tanto, los que descendían con cuerdas llegaron a las 7:30 p. m. del sábado al lugar donde estaba la mujer accidentada. Durante toda la noche permanecieron con ella y le dieron suero, una cobija y medicamentos para controlar su ansiedad.
A las 3 a. m. del domingo, ingresaron dos nuevas patrullas, una mediante canyoning y otra por tierra. La que llegó mediante el descenso con cuerdas, llevaba más equipo y fue así como se pudo trasladar a la paciente a un sitio más adecuado para solicitar el rescate aéreo, ya que era la única forma de sacarla del sitio sin afectar más su salud.
El primer helicóptero intentó descender por el cañón el domingo, pero no tenía la potencia y otras condiciones necesarias para la maniobra, de modo que la paciente y los socorristas que la acompañaban tuvieron que pasar otra noche en esa parte de la montaña.
Antes de las 7 a. m. de este lunes, con ayuda de la embajada de EE. UU. se logró llevar un helicóptero con más potencia y un brazo mecánico que permitió bajar una canasta mientras estaba suspendido y fue así como se logró el rescate.
“Debo reconocer que fue una maniobra muy peligrosa. Pilotos expertos lograron posicionar la aeronave dentro del cañón después de una búsqueda intensa del punto exacto para garantizar la operación”, dijo Leiva.
Arriba del helicóptero habían unas cataratas de más de casi 200 metros de caída. Los paramédicos rápidamente desprendieron la canasta del helicóptero, para evitar un accidente, montaron a la paciente y volvieron a pegar la canasta para comenzar el ascenso con ella tratando de mantenerla lo más estable posible, a pesar de que el espacio obligaba a posiciones incómodas.
“Si hubiéramos usado una canasta común, posiblemente se hubiera destrozado, porque en el levantamiento pegaba contra los paradones varias veces y ramas de árboles, por lo que otro tipo de materiales se hubieran destruido”, agregó el socorrista.
Para él, se trató de uno de los rescates más técnicos, no solo por la parte de la aeronave, sino por el equipo que tuvo que bajar mediante canyoning, los que desde tierra hacían posicionamiento con drones y los que entraron por tierra para sacar a los españoles y llevar alivio humano.
Al mediodía de este lunes Dyanne Marenco, presidenta de la Cruz Roja, dijo que todavía a esa hora seguía el operativo de rescate de las otras tres personas, dos europeos y el costarricense que debían caminar horas por la montaña con los socorristas para llegar al campamento.
Las condiciones secas y soleadas permitieron que desde muy temprano en la mañana se retomara el operativo por aire y tierra, que se espera completar esta tarde.
Francisco Jiménez, encargado de restablecimiento de contacto entre familiares de la Cruz Roja, dijo que paso a paso se ha informado a las familias en España sobre los acontecimientos y el trabajo que se realiza en las faldas del volcán Turrialba.