Responsable, perfeccionista, amoroso y apasionado por los aviones. Así describen sus familiares a José Alberto Arroyo, de 26 años, quien falleció este sábado luego de que la avioneta en la que practicaba horas de vuelo, junto con el instructor Esteban Mora, se desplomara sobre un cerro en Corozalito de Nanadayure, Guanacaste.
Mora también perdió la vida en el percance.
"Su pasión más grande eran los aviones, volar... A toda persona que él conocía le decía que ese era su amor, que si tenía que morir haciendo lo que le apasionaba, iba a morir tranquilo y feliz, y así fue", dijo María José Arroyo, hermana mayor de la víctima.
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Arroyo era vecino de Santa Cecilia de Heredia y el menor de tres hermanos. Estudiaba aviación en la academia Aerobell y se encontraba a pocas horas de alcanzar su primera licencia como piloto privado.
Ese paso lo acercaría a su sueño de conducir aviones comerciales, aquel que le nació desde pequeño, cuando su papá lo llevaba al aeropuerto a ver las aeronaves despegar.
"Él soñaba con volar para grandes aerolíneas alrededor del mundo", recordó Santiago, hermano de Alberto y con quien compartía el amor por la aviación.
"Cuando yo salí del colegio estudié para ser piloto, para ser tripulante y despacho de aeronaves. Ninguna de las áreas las ejercí y las horas de vuelo nunca las empecé, así que cuando mi hermano tomó la determinación de sacar la carrera de piloto, yo me sentí muy feliz y orgulloso, porque se trataba de un sueño mío, cumplido a través de él", expresó.
Aplicado
Alberto, o Josito, como le llamaba su familia en forma de cariño, era graduado de Mecánica de Aviación y había decidido estudiar para ser piloto hace más de un año.
Como ya había terminado el plan teórico de la carrera y había realizado un curso de vuelo por instrumentos, se estaba dedicando por completo a cumplir con el requerimiento de horas en el aire.
Actualmente trabajaba en la Cooperativa Autogestionaria de Servicios Aeroindustriales (Coopesa) y había sido ascendido hace 15 días en el departamento de Compras.
Era común, según sus hermanos, verlo preparar siempre con cautela su plan de vuelo: calculaba detalladamente cada paso tratando de evitar errores, se encargaba de dormir bien y cuidar su salud para estar en las condiciones óptimas.
Este sábado fue no diferente. Sus padres lo acompañaron al aeropuerto Tobías Bolaños, le dieron la bendición, y sin embargo horas después llegó la tragedia.
Familiar
De acuerdo con las personas más cercanas a él, José era un joven lleno de Dios, un amante de la vida que no faltaba a misa los domingos. Tenía mucha madurez para hablar y disfrutaba tratar con adultos mayores.
"Ciertamente en momentos así las palabras faltan, pero cuando se trata de José no alcanzan", expresó la hermana de la víctima. Ella recuerda que él siempre estaba pendiente de sus papás y sus sobrinas.
"Además, disfrutaba muchísimo la Navidad, como un niño", finalizó.
Por el momento, la familia prefirió reservar los detalles de la vela y el funeral del joven.
El periódico La Nación intentó comunicarse con la familia del piloto de la aeronave e instructor, Esteban Mora Argüello, quien también falleció en el accidente; sin embargo, no se obtuvo respuesta. Mora tenía 2.000 horas de vuelo.
Otros accidentes
En el último año, se han dado varios accidentes aéreos en los que tanto nacionales como extranjeros perdieron su vida.
Uno de ellos se reportó el 31 de diciembre pasado, cuando una avioneta cayó y 12 personas murieron en un sector montañoso cerca de Nandayure, Guanacaste.
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Diez de los fallecidos eran extranjeros y los otros dos eran los pilotos costarricenses.
La aeronave había salido del aeropuerto Juan Santamaría rumbo a Punta Islita para recoger a los turistas en un vuelo chárter. No obstante, debido a los fuertes vientos, decidió aterrizar en Tambor a la espera de que disminuyeran las ráfagas.
Otro caso ocurrió en setiembre del 2017, cuando la avioneta monomotor matrícula TI-AGM se desplomó en el cauce del río Torres, en Pavas, San José.
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Producto del accidente, dos personas murieron y otras cuatro resultaron heridas.
Ese percance se registró minutos después de que la aeronave despegara del aeropuerto Tobías Bolaños, en Pavas, con destino a Liberia y Tamarindo, en Guanacaste.
Días después, otro accidente ocurrió, pero esta vez en Pococí.
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El piloto del helicóptero de fumigación agrícola TI-BGH falleció cuando la aeronave se desplomó en Llano Bonito, distrito de Cariari, en Pococí de Limón.
El fallecido fue identificado como Jerry Cuthbert Ebanks, de 56 años. Contaba con licencia comercial para helicópteros y hasta el 30 de noviembre pasado contaba con 5.735 horas de vuelo.