"Cuando llegué aquí (Costa Rica) me di cuenta que no hay forma de pasar a Nicaragua. No entendía cómo hacía el resto de los migrantes para pasar, porque no nos dejan. Luego, me enteré de que logran pasar por mar.
"Era la sexta noche que teníamos en Costa Rica (1.° de setiembre) y nos enteramos de que iban a salir dos lanchas hacia Nicaragua. Era gente de buen corazón que nos quería ayudar (declinó a indicar cuánto les cobraron por el viaje). Íbamos muchos otros más (31 foráneos en total)".
Así comenzó el congolés Cristian Bienga Fernand, de 34 años, la entrevista que concedió a La Nación, casi dos semanas después de que su hijo, de 4 años, muriera en un naufragio en bahía Salinas, Guanacaste.
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Bienga, su esposa embarazada de cuatro meses, su hija de 9 años y el menor fallecido, son de los muchos migrantes que pasan por territorio nacional desde el año pasado, como parte del recorrido que los lleva a su destino final: Estados Unidos. Infografía
Ellos salieron de su país natal (Congo) el año pasado y tenían apenas una semana en Costa Rica cuando ocurrió el mortal accidente acuático.
"Nos subimos y no teníamos mucho de haber salido, cuando vimos otra lancha. No tenía señalización que mostrara que era la Policía (pertenecía al Servicio Nacional de Guardacostas). Todo era oscuro y la Policía comenzó a dar tiros contra nuestra lancha.
"Nosotros íbamos en la segunda lancha (con otros 15 foráneos) y la Policía nos comenzó a perseguir. En ese momento nadie sabía que ellos eran oficiales. Temíamos porque nos estaban disparando y no sabíamos porqué. A los policías no les importó quiénes estábamos en esa lancha. Nos daban tiros.
"Nosotros (migrantes) comenzamos a gritar, porque no sabíamos qué pasaba. Esa lancha de la Policía nunca se detuvo; más bien, nos golpeó y eso provocó que nos volcáramos; todos caímos al agua. Mi niño también, pero no sabía nadar y murió. Lo que siento es que Costa Rica me lo arrebató".
Su hijo de 4 años desapareció y no fue hasta dos días después que apareció su cuerpo en isla Bolaños, Guanacaste. Otro adulto, cuya identidad no trascendió, también falleció.
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Después del naufragio, los 17 extranjeros sobrevivientes fueron trasladados al Centro de Atención Temporal a Migrantes (Catem), ubicado en El Cruce, en La Cruz, Guanacaste. Ellos aún permanecen ahí.
Mientras que de momento se desconoce quiénes eran los dos presuntos coyotes que manejaban las naves, puesto que ellos huyeron a nado del sitio.
Lo desmienten
Ante una consulta de este medio, Carlos Hidalgo, vocero del Ministerio de Seguridad Pública, desmintió la versión del migrante.
Aseguró que, por el contrario, fue el supuesto coyote que manejaba esa lancha el que provocó el accidente.
"Quien chocó la lancha fue el traficante de personas, para tratar de huir. Eso queda demostrado porque tanto él como el otro coyote huyeron del sitio", comentó Hidalgo.
Se envió una consulta a la Dirección de Migración y Extranjería, encargada del Catem, para conocer cuál es la capacidad real de ese centro y cuántos migrantes hay actualmente, pero no se obtuvo respuesta.
Desgarrados
"Desde que comenzamos en esta travesía, hemos pasado por muchos países y hemos sufrido mucho. Pero siempre cuidé a mi hijo.
"Al llegar aquí, la lancha de la Policía, los tiros de la Policía mataron a mi hijo. Es una cosa muy dolorosa para mí y para mi familia", mencionó Bienga.
De hecho, la situación es tan complicada que, según dijo, su esposa no come y tampoco toma ni agua, pese a estar embarazada. Y su otra hija no termina de entender la situación.
"Mi niño era mi primer amigo; una parte de mi cuerpo se ha ido con él. Estoy desolado; estamos desolados. Mi niña mayor me pregunta que dónde está, que ella antes del naufragio estaba jugando con él, que quiere volver a verlo", dijo el congolés entre llanto.
Justo por eso es que Bienga aseguró que requiere de la ayuda de un abogado que "se apiade de él y su familia" .
"No sé qué vamos a hacer ahora. No sé si vamos a continuar. No sabemos nada. Yo no tengo nada de dinero ni siquiera para irnos de este campamento. Necesitamos de un abogado que nos dé un idea de cómo manejarnos", concluyó.