Una mujer de apellido Jiménez, de 34 años, falleció la tarde del viernes al recibir un balazo en el rostro con un fusil semiautomático cuyo uso es ilegal en Costa Rica. El hecho ocurrió en una vivienda en Pozos de Santa Ana, en San José.
Según las primeras investigaciones del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la mujer visitaba la casa de un hombre. Aparentemente, el sujeto sacó el arma AR-15 para mostrársela a Jiménez, pero accidentalmente disparó contra ella, causándole una herida fatal en el rostro.
Cuando llegaron los socorristas, Jiménez ya había fallecido, por lo que los agentes del OIJ procedieron al levantamiento del cuerpo e iniciaron las investigaciones correspondientes.
Además, los oficiales de la Fuerza Pública detuvieron al hombre que accionó el arma.
La Policía Judicial no informó si el sujeto contaba con permisos de portación de armas; sin embargo, este tipo de armamento está prohibido en el país según el artículo 25 de la Ley de Armas y Explosivos (7530).
En el mismo marco legislativo, el artículo 89 establece que la posesión de armas prohibidas conlleva una pena de prisión de dos a cinco años. Esta misma sanción se aplica a aquellos individuos que tengan en su posesión armas destinadas exclusivamente para el uso de la Policía.
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Casos similares
En el pasado, se registraron casos similares en los que personas fallecieron aparentemente tras recibir disparos accidentales.
Por ejemplo, en setiembre del 2023, un joven de 22 años identificado como Jordany Jamall Montiel Calvo murió a causa de un aparente disparo accidental propinado por su novia, una joven de 18 años de apellido Sánchez.
Los hechos ocurrieron en Guararí de San Francisco, en Heredia, y según las primeras investigaciones, la joven, al parecer, manipulaba un arma de fuego que pertenecía a Montiel dentro de su domicilio cuando, de manera inesperada, se disparó.
En mayo de ese mismo año, también en Santa Ana, David Gabriel Marín Acuña, de 19 años, recibió una descarga accidental de un rifle de copas accionado por su primo, de 14 años.
Según las investigaciones, Marín se encontraba en su vivienda, ubicada en la calle Cebadilla, en Río Oro de Santa Ana, cuando su primo le apuntó con un arma sin saber que estaba cargada y le disparó. El proyectil le atravesó la arteria aorta y le perforó un pulmón.