Pablo Amador, padre de Paola Amador, escuchó cómo los motores de la avioneta en que viajaba su hija perdían fuerza antes de que se estrellara en los cerros de Escazú, después del mediodía del lunes. El papá de la única sobreviviente del accidente explicó que él vive en Tarbaca de Aserrí, a 14 kilómetros del sitio del siniestro, y cuando oyó el paso de la aeronave, dijo: “Uy, ahí va mi hija”. Agregó que estaba muy nublado y, por eso, no pudo observar el avión.
Él sabía que Paola Amador regresaba de una gira de trabajo en Tortuguero, Limón. Luego, escuchó la noticia de la caída de una avioneta. “A los diez minutos me llamaron para decirme que sí era en la que ella venía; quedé en shock”, relató el hombre este martes en las afueras del Hospital San Juan de Dios, en San José, en donde está internada la sobreviviente.
Horas después, a las 9 p. m., cuando le informaron de que su hija había sobrevivido, lloró de la alegría. “Solo Dios puede hacer estos milagros; es muy duro, uno pensaba lo peor”, comentó.
Pablo Amador pidió a los socorristas seguir adelante con su trabajo y los felicitó, pues él es conocedor de que la montaña en donde se cayó la avioneta es de muy difícil acceso. “Son personas demasiado valientes, esa montaña es demasiado fea”, dijo el hombre.
El padre también agradeció las oraciones de muchas personas. Mencionó que una hermana suya, quien vive en Estados Unidos, rezaba desde allá, al igual que miles de costarricenses.