La guía turística Paola Amador Segura, la única de las seis personas que sobrevivió a la caída de una avioneta, también fue la única que quedó dentro de la cabina cuando el monomotor de Aero Caribe Air Charter impactó contra árboles en los cerros de Escazú.
Los cuerpos de los dos pilotos y otros tres pasajeros quedaron fuera de la estructura, mientras que la joven madre quedó en el punto donde venía sentada, contó Niels Cruz, colaborador independiente en este tipo de emergencias, quien condujo a un grupo de rescate hasta donde la carretera permitía el acceso en vehículo. Para él, Paola Amador, de 31 años, volvió a nacer este lunes 25 de noviembre.
Cruz dijo que sus compañeros le describieron que el avión con capacidad para seis pasajeros quedó destrozado, con un ala incrustada en un árbol y partes dispersas por el lugar. “El único fragmento intacto de la cabina de la avioneta era donde ella se encontraba; de ahí fue rescatada”. La nave tenía tres filas de asientos. En la primera, los dos pilotos y en las dos restantes, cuatro pasajeros. Amador venía sentada detrás de la copiloto, Ruth Pamela Mora Chavarría, de acuerdo con una fotografía que envió cuando estaban por despegar de la pista de Barra del Tortuguero.
El hermano de Paola, Pablo Amador, acompañó a las patrullas y logró llegar hasta el avión. Otros familiares permanecieron junto a Niels Cruz en el punto hasta donde pudo llegar el vehículo a la espera de noticias. Entre ellos estaban la tía, la esposa de Pablo y varias sobrinas. Afirmó que tras enterarse de que fue la única que sobrevivió tuvieron emociones encontradas y por ahora ellas y el hermano prefieren no hablar.
Según Cruz, al observar las primeras fotografías del avión, estimó que era casi imposible que alguien hubiera podido sobrevivir.
En el accidente fallecieron el piloto Mario Miranda, la copiloto Ruth Mora, así como los pasajeros Jean Franco Segura, Gabriela Calleja y Enrique Castillo Incera. Los cuerpos fueron extraídos de la montaña por Canoas de Palmichal de Acosta, hacia Tarbaca de Aserrí y luego hacia la Morgue Judicial, justamente por la ruta en que ingresó el hermano de Paola que iba en su vehículo detrás de los socorristas.
Niels Cruz, de 63 años, explicó que, debido a su experiencia en socorrismo y a contar con camiones multipropósito con tracción en las cuatro ruedas (Unimog), es contactado frecuentemente por allegados en los cuerpos de socorro para apoyar en emergencias en sitios de difícil acceso. Por esta razón, ha colaborado en desastres como los terremotos de Cinchona y de Limón, así como en las inundaciones por el huracán Otto y hasta en la caída del aviocar de Sansa en esa misma zona hace casi 34 años.
En esta ocasión, Cruz ayudó como conductor de un Land Cruiser que transportó a Bomberos y personal de Aviación Civil. El grupo partió desde un cruce que está después del restaurante Ram Luna, en Tarbaca. Después de un desvío por caminos que atravesaban fincas, seguían zonas con barrancos profundos.
Cuando dejaron la calle principal se encontraron con la familia de Paola Amador, quienes los siguieron en otro vehículo de doble tracción. Fue así como Pablo, hermano de la sobreviviente, llegó hasta la parte alta en carro y después continuó a pie hasta alcanzar el lugar del accidente.
Entraron a la montaña alrededor de la 1:45 a. m., bajo condiciones de niebla y llovizna y finalmente regresaron alrededor de las 7 a. m.
Según Cruz, con la ayuda de un guía local, lograron comprobar que esa ruta que conducía al lugar del accidente. Por ahí fue donde este martes, poco después del mediodía, los Bomberos y miembros de la Cruz Roja extrajeron los cuerpos de las cinco víctimas. Tras cinco horas de caminata a través de la montaña, llevaron los cuerpos a un lugar seguro, donde agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se encargaron de trasladarlos a la Medicatura Forense.
Cruz comentó que lo más difícil fue conducir en la oscuridad y entre zonas fangosas, llevando equipos y rescatistas en la parte trasera del vehículo. Cuando el carro llegó hasta donde terminaba el camino, él se quedó con la esposa de Pablo y unas primas del mismo, quienes estaban angustiadas por no tener noticias de Paola. Para aliviar la ansiedad, intentó distraerlas hablándoles de otros temas, hasta que Pablo llamó por teléfono para confirmar que Paola estaba viva.