Una drástica reducción sufrió la Policía de Tránsito en cuestión de 10 años, pues, de 1.043 oficiales que tenía en el 2014, la cifra cayó a 694 este año, es decir, un 30%.
Así lo afirmó Joselito Ureña Vega, secretario general del sindicato Unión Nacional de Oficiales de Tránsito y Afines (Unaotraa), gremio que alertó de la situación en un informe enviado el lunes a Ángela Mata y Carlos Ávila, viceministros del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y del cual La Nación tiene copia.
Si se excluye de la planilla a los policías que están en labores administrativas, el país cuenta con apenas 126 oficiales, por cada turno de ocho horas, para cubrir los 32.075 kilómetros de las carreteras de Costa Rica, el equivalente a 255 kilómetros por cada agente.
En 2012, por ejemplo, el país contaba con un oficial por cada 144 kilómetros de carretera y, en ese momento, el entonces director de Tránsito, Diego Herrera, reconocía que “eran pocos” y el mismo sindicato de oficiales consideraba que era necesario contratar 2.000 más para dar mejor vigilancia.
Joselito Ureña explicó ahora que hay menos policías de Tránsito porque no se han repuesto las plazas de oficiales retirados, mientras que otros buscan cuerpos policiales donde paguen mejores salarios. Mientras cae la cantidad de oficiales en las calles, han aumentado los fallecidos en accidentes.
Entre el 2014 y el 2022, la tasa de mortalidad por cada 100.000 habitantes (muertes en el sitio del accidente de tránsito) pasó de 7,65 (365 fallecidos en el 2014) a 9,3 (485 el año anterior). Hubo una disminución considerable a 6,08 en el 2020 (año de pandemia), pero ya van dos años seguidos en aumento.
Este año, por ejemplo, ya se acumulan 237 personas fallecidas en el lugar del percance. La cifra es mayor pues no contempla los decesos en hospitales.
De igual manera, el informe señala que solo el año anterior hubo 12.849 heridos en carretera, tras una atención de 67.883 accidentes de tránsito, es decir, 186 accidentes por día.
“Esta situación dramática, en muchos casos se vuelve caótica. Esta inoperancia por falta de recursos humanos nos refleja la realidad de que los 32.075 kilómetros de vías públicas con que cuenta nuestro país, le corresponderían a cada oficial activo vigilar 255 kilómetros en su jornada laboral”, indica el reporte.
En el oficio, el sindicato denuncia “que es hora de intervenir de manera inmediata porque en definitiva nuestra Policía de Tránsito ya tocó fondo en todos sus aspectos y con la precariedad en que se le tiene en la actualidad de todo tipo, es poco lo que se puede hacer para mitigar en algo la guerra campal y de anarquía que se vive en nuestras vías”.
¿Cómo se distribuyen esos 694 policías?
Si bien el informe detalla que Tránsito tiene una planilla total de 694 policías, en realidad solo hay 446 oficiales con labores en carretera que se reparten en jornadas laborales de tres turnos de ocho horas para todos los días del año.
Sin embargo, de ellos, un 15% no están trabajando por distintos motivos, ya sea porque están en su día de descanso semanal, de vacaciones, incapacitados o suspendidos por procesos disciplinarios.
Asimismo, se detalla que, de toda la red vial nacional, un 23% (7.434 km.) corresponde a vías primarias cuya administración y vigilancia le tocan al MOPT, mientras que el resto 77% (24.641 km.) son vías secundarias, bajo responsabilidad de los gobiernos locales, según establece el Código Municipal.
Sin embargo, solo 17 municipalidades cuentan con Policía de Tránsito, modelo que según el gremio tampoco ha rendido los resultados esperados.
Estos cuerpos policiales municipales se encuentran “muy diezmados en cuanto a recurso humano y capacidad de respuesta, avituallamiento y escasa coordinación con la Dirección General de la Policía de Tránsito”.
Añadido a la falta de recurso humano, la Unaotraa remarcó que la mayor parte de delegaciones están en condiciones insalubres, y más de la mitad cuentan con órdenes sanitarias. Muchos de estos edificios no le pertenecen al MOPT, lo que dificulta su intervención en caso de deterioro.
‘Dicha información nos parece irrespetuosa’
Las afirmaciones del sindicato de que la Policía de Tránsito “tocó fondo” no cayeron bien al viceministro de Transportes, Carlos Ávila Arquín.
Ávila aseguró a La Nación que, aunque respeta la opinión de los sindicatos, no comparte su valoración sobre la situación de los oficiales.
“Hay mucha mística, esfuerzo y voluntad de los oficiales por prestar el servicio a pesar de las dificultades y limitaciones y si bien hay muchas oportunidades de mejora, dicha información nos parece irrespetuosa para los esfuerzos y trabajos que se realizan”, indicó.
El viceministro manifestó que, si bien la cantidad de policías es insuficiente, estos también deben contar con “mejores y mayores equipos que permitan potenciar la capacidad de cada oficial en carretera y facilitar sus labores”. Puso de ejemplo el marchamo digital, el cual permitiría a los oficiales conocer puntos y horas de congestión vehicular y así administrar mejor los recursos.
Además, Ávila destacó que a la Policía de Tránsito le hace falta cámaras, con un centro de monitoreo y control en las calles nacionales.
Más allá de asuntos presupuestarios y tecnológicos, el viceministro afirmó que también se trata de un problema cultural.
“El conductor debe cumplir las normas de la Ley de Tránsito y procurar ser un elemento más de la seguridad vial observando las normas, aplicando reglas de cortesía con otros conductores y no esperar que haya un oficial cada 500 metros o cada kilómetro, pues es responsabilidad de todos hacerlo, no solo de las autoridades”, declaró.
Desde el 25 de abril La Nación envió una serie de consultas al Ministerio de Obras Públicas y Transportes, pero en 60 días no se ha obtenido respuestas.
Entre otros puntos, se les consultó, ¿cuántas unidades móviles tiene disponibles la Policía, ¿cuántas de ese gran total están fuera de circulación por problemas mecánicos? Además, ¿desde cuándo no se renueva el parque automotor del Tránsito?
Tampoco respondieron cuál es el déficit de oficiales y qué pasó con el proceso de reclutamiento iniciado antes de la pandemia.
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