Mauricio Méndez Venegas director técnico del Área de Conservación Tempisque (ACT), del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), sostuvo que, por regla general y para evitar un accidente con un cocodrilo o reptil, las personas no deberían llevar a los niños a bañarse a los esteros.
En su criterio, los niños son más vulnerables a un ataque por su tamaño y sin importar lo extenso de un estero o un río, siempre se debe suponer que existe la presencia de estos animales. “De forma preventiva uno no debería buscar un río en una zona baja para ir a bañarse con niños”, indicó.
Según Méndez, los cocodrilos se desplazan a lo largo de la costa y son territoriales, cuando están fuera de la época de apareamiento solo compiten por alimento y si hay suficiente comida los machos se toleran más, pero cuando están en épocas de apareamiento se vuelven intolerantes o poco tolerantes a la presencia de otros y los expulsan hacia otro territorio.
“Los animales buscan dónde refugiarse por unos meses, puede ser que en un estero no hayan cocodrilos, pero al desplazarse podría encontrarse un reptil de paso por unos días”, añadió Méndez.
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Entre las recomendaciones para evitar ser víctima de un cocodrilo están:
- Infórmese antes de entrar a algún cuerpo de agua, si existe presencia o avistamientos de cocodrilos o caimanes en el sitio y el tamaño de estos.
- No tratar de tocar, capturar o agredir al animal, para evitar una interacción negativa.
- No alimentar a cocodrilos o caimanes en su medio silvestre.
- No acampar cerca de la orilla de un río o cuerpo de agua.
- Si viaja en bote, no saque ninguna parte del cuerpo de la embarcación.
- Ante el avistamiento de un cocodrilo o caimán, mantenga la calma y aléjese de la zona.
- Puede avisar a las autoridades, llamando al 1192 o al 911.
Un niño de ocho años se bañaba el pasado domingo junto a su madre y sus cuatro hermanos en el río Matina a su paso por Cuatro Millas de Limón, cuando sorpresivamente, sin que antes lo vieran, un cocodrilo se lanzó contra el pequeño, y aunque su mamá intentó liberarlo, no pudo en medio del ataque.
“Lo más duro para mi esposa fue ver al cocodrilo flotar con el cuerpo de mi hijo”, declaró don Julio Otero, padre del menor a este medio la noche del lunes, al contar que su esposa se encuentra muy afectada por lo vivido y la pérdida del chiquito.
Julio era alumno de tercer grado en Matina y, según su padre, soñaba con ser “un gran ingeniero o un gran médico”. Agregó que al momento del ataque, el niño se encontraba en un punto donde el agua le llegaba debajo de sus rodillas.
El rastreo del niño continuará este miércoles 2 de noviembre, aún no hay rastros de su cuerpo.