El cruzrojista Andrés Álvarez Loría, coordinador regional de Operaciones en Alajuela, afirma que aliviar el dolor de las familias es el consuelo que les queda a quienes participaron por más de 20 horas en la atención y rescate de los 55 heridos, así como en la recuperación de los nueve cuerpos encontrados en la tragedia de Cambronero, San Ramón.
“Al llegar y ver lo ocurrido, sabíamos que estábamos ante un escenario muy grave y bastante fuerte”, dijo Álvarez, de 40 años, quien tiene 11 en la Cruz Roja y afirma que es uno de los operativos más relevantes a su cargo.
En medio de tanto dolor, le consuela el hecho de que lograron sacar a la mayoría de pacientes con vida, así como aliviar el sufrimiento de los familiares que, gracias a la faena de más de 110 cruzrojistas, Bomberos y otros, pudieron recuperar a sus seres queridos y despedirse de ellos.
Álvarez seguía este lunes en Santiago de San Ramón, con otros socorristas en las labores donde se intentó en vano sacar el bus que el sábado cayó al guindo de 75 metros. Desde ahí nos narró los pormenores sobre la atención al operativo de rescate que le correspondió coordinar.
Definir prioridades
A las 4:10 p. m. la Cruz Roja recibió la alerta. La primera ambulancia llegó 19 minutos después y ante la emergencia se activó todo el anillo de respuesta y comenzó la movilización al sitio. A los pasajeros que lograron escalar y salir por sus medios se les realizó de inmediato la valoración médica y se les trasladó a la clínica más cercana.
Luego comenzó el operativo de rescate mediante el descenso vertical, con dos trípodes y sistemas de cuerdas múltiples, para acceder al sitio.
Los socorristas duraron unos 30 minutos para montar las cuerdas y demás dispositivos de seguridad y llegar donde estaba la unidad de transporte público siniestrada. Ahí constataron que la parte lateral izquierda quedó sobre suelo, donde había una especie de terraza o corte.
Lo primero que hicieron a eso de las 5 p. m. fue un triage o evaluación para ver cuáles pacientes requerían de atención prioritaria, con base en la valoración del riesgo clínico. Fue necesario aplicar equipo hidráulico para la liberación de algunos pacientes que, en medio de la lluvia y el barro fueron inmovilizados, para hacer el empaquetamiento en las camillas y subirlos a la zona segura.
Durante el sábado participaron 110 socorristas y 36 carros de la Cruz Roja, entre ellos los de soporte avanzado y soporte básico. A ellos se sumaron otras unidades de rescate de Cruz Roja y Bomberos de Puntarenas, Alajuela y San José.
En la parte donde quedó el bus estaban seis cruzrojistas y casi igual número de Bomberos, quienes trabajaron hasta la medianoche del sábado con lámparas alimentadas con combustible. Ese día la lluvia se mantuvo intensa en la primera parte de la noche y luego siguió, aunque menos fuerte.
Cuando terminaron de atender y alistar a los heridos y determinaron que solo quedaban personas fallecidas, se suspendió la labor, pues era la medianoche. Se acordó que retomarían las acciones el domingo a las 5 a. m., con la primera luz del día.
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Constantes alertas
La prioridad era rescatar heridos. El comando de incidentes distribuyó las tareas en el sitio de modo que además de los rescatistas en la parte baja, hubo fuerzas de tarea que ayudaron desde la carretera en el montaje del sistema vertical, el manejo de la cuerdas para sacar los pacientes y en la movilización de equipos hacia el sitio donde quedó el bus.
En estos casos de condiciones inclementes y una pendiente de 45 grados con material bajando, siempre se deja una persona con experiencia como encargado de seguridad, a ella le corresponde monitorear el área circundante para activar alertas.
En reiteradas ocasiones, esa persona encargada de seguridad tuvo que sonar el silbato en señal de detener todo y salir rápido hacia una zona más segura, pues bajaba mucho material. Ese sedimento y palos arriesgaba la operación y podía afectar a quienes estaban abajo.
Al escuchar un silbato, se procede a detener acciones, dos silbatos significa proseguir de nuevo. Cuando se emiten tres pitazos implica salir a zona segura. En reiteradas ocasiones, tanto el sábado como el domingo, se tuvo que suspender acciones cuando estaban con el rescate de los cuerpos.
Como parte de la operación de rescate, también hubo que montar otro sistema vertical de cuerdas desde donde estaba el bus hasta el cauce del río Jesús. Lo anterior para buscar más víctimas, pues a unos 100 metros del cauce fueron hallados un hombre y una mujer a quienes el sedimento arrastró. Esos fueron los dos últimos rescates.
Control cruzado
Para saber que ya no había más cuerpos en la zona se usaron varios parámetros, como el recuento de pasajeros que dio la compañía de buses. De igual manera, el testimonio del conductor sobre personas que abordaron después, sirvió para hacer un estimado. Luego los datos se comparan con la cantidad de personas que se trasladaron a los centros médicos, más los fallecidos. Posteriormente eso se compara con las personas que buscan a sus familiares.
La Cruz Roja trabaja con una sección de restablecimiento de contacto familiar, para corroborar que los desaparecidos concuerden con el número de víctimas. De momento nadie reclama algún desaparecido; sin embargo, será hasta este martes, cuando se remueva el bus, que se podrá constatar al 100% que no quedó nadie debajo ni en la periferia, donde los perros adiestrados también ayudaron en la búsqueda.