Un total de 258 motorizados fallecieron en la zona norte entre el 2012 y el 2021. De ellos, más de la mitad (141) perdieron la vida en San Carlos, el cantón que registró más accidentes mortales en motocicleta durante ese periodo.
Las razones de por qué esta es la región con mayor mortalidad podrían asociarse al estilo de vida de sus pobladores y los pocos oficiales de carretera disponibles.
Diego Herrera, director regional del Tránsito, sostiene que en los sectores más alejados de la zona norte la cantidad y gravedad de las imprudencias de los usuarios aumentan en comparación con lo que ocurre en sitios céntricos de San Carlos, La Fortuna, Aguas Zarcas y Río Cuarto.
“En Pital, Guatuso, Upala y Los Chiles hemos tenido la mayor concentración de motociclistas fallecidos. Allí hemos detectado conductores sin licencia ni documentación, viajan más de dos personas y no se utiliza el casco (...). Son como dos sociedades diferentes”, indicó.
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Este tipo de conductas es normal en esas regiones, según aseguraron dos motociclistas de Pital. Ambos muchachos, de 18 a 25 años y cuya identidad solicitaron mantener en reserva, confirmaron a La Nación que no cuentan con permiso aunque empezaron muy temprano a manejar.
Incluso uno de ellos dijo haber tomado las manivelas a los 15 años y que, con el paso de los años, se acostumbró a “jugársela” sin licencia ante la necesidad de hacer un mandado o alguna diligencia personal o laboral.
“Se dificulta sacar las citas porque está muy saturado (el sistema). De hecho el examen teórico ya lo gané, pero fue un mundo sacarlo. Igual el práctico, hasta el otro año se puede sacar. Es difícil porque uno a veces no tiene los medios para poder salir y hay que jugársela si está el tráfico o no”, aseveró.
El otro joven comentó que, para evitar ser multados, varios motociclistas de la zona crearon un grupo de WhatsApp que les permite comunicarse y de esa forma intercambiar mensajes sobre la ubicación de los tráficos y retenes.
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Realidad del entorno
Diego Herrera reconoce que movilizarse en muchas de esas comunidades rurales es difícil porque no hay servicio de autobús y, mucho menos, de taxis. Por ello, indicó, la moto se convierte en el único medio de transporte al que tienen acceso los lugareños.
Los pobladores suelen utilizar la motocicleta para trasladarse a centros de estudio y trabajo, como plantaciones agrícolas. En los puntos más alejados, las calles no están asfaltadas, lo cual incrementa el riesgo de derrapes y accidentes.
Lastimosamente, reiteró Herrera, muchos motorizados viajan sin chaleco o casco, al tiempo que las unidades circulan por la libre, sin placas, derecho de circulación, ni revisión técnica y terminan en un plantel del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi).
Cada mañana, es común que los oficiales logren llenar una plataforma hasta con 17 motocicletas decomisadas, mientras que en la tarde llenan otra. En promedio, en ese sector se confiscan entre 30 y 35 unidades que van a dar a los ya abarrotados depósitos del Tránsito.
“Hemos tenido casos de cuatro personas en una motocicleta, entre ellas dos menores de edad que vienen con sus padres.
“Muchas veces duele ver una familia movilizarse de esa forma porque no tienen más, pero nosotros preferimos ver esa familia llorando porque le quitaron la moto y no verlos llorando porque perdieron la vida”, enfatizó Herrera.
Para el director regional, la única forma de minimizar las muertes en carretera es sacando vehículos de circulación en forma definitiva. Sobre los chats de alerta que usan los motociclistas, consideró que son beneficiosos, ya que al recibir el mensaje, la persona que no está en regla no va a salir.
En la zona norte hay once policías de Tránsito destacados en Ciudad Quesada, cinco de ellos en la calle. En La Fortuna, que abarca a Guatuso, Upala y Los Chiles, hay 16 oficiales.
“Es una necesidad real (la falta de personal) en todo el país, no solamente en la zona norte. La cantidad de trabajo en una extensión tan grande de territorio es bastante en comparación con los oficiales disponibles. Sin embargo, el trabajo se hace”, añadió.