“Yo sentí como cuando uno agarra un alambre de corriente, es como un ‘jalonazo’ lo que experimenté cuando me mordió la serpiente, es un dolor muy fuerte y en ese momento uno siente que se le empiezan a adormecer las manos”. Así describió Simeón Matute Hernández, trabajador en el campo y atleta, su experiencia tras una mordedura de serpiente terciopelo.
Matute, oriundo de Monteverde, Puntarenas, sufrió el accidente hace tres años mientras trabajaba cortando maleza en una zona montañosa. Ese día, sintió como la culebra le incrustaba los colmillos en su mano.
“Yo estaba sacando hierbas de unos sembradíos y sentí un dolor muy fuerte. Entonces, de inmediato jalé la mano y vi como la culebra estaba pegada en un guante que yo andaba. Aunque tenía esa protección, igual me mordió”, recordó.
Tras el ataque, el jornalero de 50 años corrió a la Clínica de Monteverde y, posteriormente, fue trasladado al Hospital Monseñor Sanabria, donde requirió atención médica e internamiento por ocho días.
“Los primeros seis días el dolor fue bastante fuerte y persistente, pero con el tiempo disminuyó. Actualmente, no tengo ningún efecto secundario tras la mordedura, más que un dolor en las rodillas y en la columna, pero creo que es por mi trabajo”, agregó.
Matute es un reconocido atleta de Monteverde. Desde hace 12 años, participa en carreras de atletismo y, en el 2018, ganó los 10 kilómetros de la Carrera de la Leche, un evento sin fines de lucro que dona sus ganancias al Hospital Nacional de Niños. También recibió el primer lugar de una media maratón en Nicaragua, en la categoría máster.
Aunque por su oficio hace tiempo no participa en competencias, porque no tiene mucho tiempo para entrenar, considera que su buen estado de salud y su condición física le ayudaron a recuperarse tras el accidente.
‘Creí que iba a morir’
Marcela Benavides, vecina del cantón de Pococí y trabajadora en una empresa productora de alimentos, iba llegando del trabajo a su casa hace 10 años. Eran las 6:30 p. m. Mientras la mujer caminaba, sintió entre sus pies lo que creyó era un sapo. Asustada, reaccionó y golpeó al animal e inmediatamente percibió un fuerte dolor en su pie tras recibir la mordedura de una terciopelo.
“Me asusté mucho porque le tengo pánico a las culebras, donde la vi me desesperé y llamé a mi hermana para que me ayudara, nos tiramos a la calle literalmente para que un carro nos llevara al hospital. En ese lapso, pasaron como 15 minutos y, ya cuando llegué al centro médico no podía caminar, la vista me fallaba, tenía náuseas, me dolía mucho la cabeza y me sentía tan mal que incluso creí que iba a morir”, contó la sobreviviente.
Luego de llegar al Hospital de Guápiles, Benavides recuerda que le pusieron el suero antiofídico y estuvo 15 días internada porque los efectos secundarios que tuvo tras la mordedura no disminuían. A la fecha, la mujer no tiene ningún padecimiento asociado al ataque de la culebra.
“Gracias a Dios no tengo ningún efecto secundario, conozco casos de personas que se les hace una marca en toda la pierna o en la parte del cuerpo donde los mordieron, en mi caso solo tengo la cicatriz de los colmillos”.
El pasado 20 de mayo, un hombre de 40 años fue atacado por una serpiente terciopelo mientras dormía en su casa en Florencia de San Carlos, el sujeto de apellidos Montiel Robleto recibió dos mordeduras una en su tobillo y la otra en la pierna derecha.
Édgar Carrillo, director del hospital de la localidad informó en ese momento, que el estado de salud de la víctima era estable y que se descartaban lesiones en síndromes compartimentales, en donde la coagulación se ve afectada.
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