Mauricio Solís Sánchez, de 21 años, salió a trabajar el miércoles anterior como todos los días. Junto a su tío y un amigo, se fue a un manglar, ubicado en playa Azul de Tárcoles, en Garabito, Puntarenas.
El objetivo era más que conocido: sacar unas cuantas almejas y luego devolverse a sus casas. Pero el plan se alteró por completo cuando un cocodrilo, de unos cuatro metros de largo, atacó a Solís entre las 10: 30 a. m. y 11 a. m de ese día.
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"Iba con mi tío y un amigo. Había una laguna y fuimos a sacar almejas. Ellos cruzaron la laguna de primeros, después me tocaba cruzar a mí. En eso mi tío me dijo que había un tronco ahí, pero que tuviera cuidado porque se le había movido", contó en una entrevista que concedió a La Nación desde el hospital Monseñor Sanabria, Puntarenas.
Acató las palabras de su familiar y pisó el tronco con cierta desconfianza. "No había terminado de poner mi pierna cuando me agarró el animal. Me mordió dos veces y me hundió. Yo lo que hice fue quedarme queditico, porque dicen que eso es lo que uno tiene que hacer.
"También gritaba: 'Tío, ayúdeme'. Pero yo estaba consumido y dije: 'Hasta aquí llegué. Cuando me mordió, pensé que me iba a morir'. Estaba desesperado.
"Pero por dicha el cocodrilo me soltó un momento, y ahí pude salir del agua para pedir ayuda. Mi tío me vio y se vino a ayudarme. Él le pegó un machetazo en la cabeza al animal ese para que me soltara. Me acosté y me quedé viendo mis piernas. Era una herida muy grande. Todo me quedó fatal; estaba muy asustado", recordó.
Según relató, entre el tío y el amigo lo montaron en una lancha para llevarlo hasta el muelle de la playa. Allí llegaron otros vecinos, para ver cómo lo auxiliaban, pero más que ayudarlo, lo atemorizaron con sus comentarios.
"Decían que viera cómo tenía ahí y me puse más nervioso; la gente me metió miedo. No me acuerdo de nada más desde ese momento hasta que me desperté en la ambulancia".
Solís tiene mordeduras profundas en los pies, los muslos y los glúteos, que le provocaron la pérdida de mucha sangre. Inicialmente fue trasladado a la Clínica de Jacó, cabecera de Garabito, y luego enviado, junto con personal médico, al Hospital Monseñor Sanabria, en Puntarenas.
Este viernes su condición era estable; solo está a la espera de que le den de alta.