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El parcelero Mauricio Villanea Villalobos nunca olvidará el día de ayer, ya que fue la primer persona en llegar al sitio de la tragedia y acompañar a dos víctimas antes de que fallecieran.
Villanea, de 43 años y vecino de Cariblanco de Cinchona permanecía al otro lado del río cuando empezó a escuchar ruidos y a la distancia vio al autobús que venía bajando. Estaba apostado en otra montaña situada a unos 400 metros, donde podía divisar sin problema.
Le gritó a un hermano que algo había pasado, que pidiera ayuda y bajó una colina para llegar al autobús.
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"Oí los gritos de gente pidiendo auxilio y salí corriendo. Fui a ver a quien podía salvar. Al llegar ya había gente afuera del bus, muchos de los cuales estaban prensados y con heridas graves. Era una escena muy fuerte. Vi tan graves a algunos que les dijimos que se despidieran de sus familiares y que pidieran perdón, para que se fueran en paz. La idea era darles apoyo en ese momento", manifestó este campesino, que se dedica a la siembra de hortalizas.
Mauricio Villanea recordó que el bus antes de caer al precipicio se metió al lado izquierdo buscando un paredón , regresó a la calle, bajó 100 metros y luego se fue hacia la derecha, donde está el precipicio. Pegó en una alcantarilla y como que se elevó.
Explicó que allí se fue dando vueltas y cayó de forma violenta en la calle paralela, la cual va hacia la planta hidroeléctrica El Ángel, en el barrio San Martín de Cariblanco.
El techo y los asientos del bus Mercedes Benz quedaron desintegrados.
Voz de aliento
Karla Guadamuz González, exsocorrista de la Cruz Roja de San José y quien ahora vive en la zona, manifestó que cuando llegó había muchos pacientes, por lo que comenzó a atenderlos. Recordó que la mayoría de los heridos lo que tenían eran traumas abiertos. Añadió que pudo observar al chofer, quien yacía sin vida.
"Los heridos eran adultos mayores. Pese a mis conocimientos me sentí muy dolida, en especial por las personas que estaba viendo y por la clase de heridas que tenían, las cuales eran muy delicadas. Les dije que se encomendaran a Dios y que las protegiera", manifestó Guadamuz.
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Una sobreviviente de las que atendió Guadamuz, le manifestó que el chofer les advirtió que no podía meter la marcha, por lo que intentó recostarlo al paredón al lado izquierdo, pero no lo logró.
Gabriel Quirós Bolaños, socorrista de Río Cuarto de Grecia y quien llegó de primero , dijo que a su arribo la escena era muy aparatoso con muchos heridos, unos afuera y otros prensados.
"Empezamos a atender a los que estaban afuera, los cuales eran los más delicados. Hasta vi morir a dos que estaban prensadas", explicó.
