Puntarenas. La Policía Judicial concluyó que dos armas decomisadas a Erlyn Hurtado Martínez mataron a siete de las nueve personas fallecidas durante la masacre en el Banco Nacional de Costa Rica en Monteverde, Puntarenas, entre el 8 y 9 de marzo del 2005.
Así lo reveló el oficial Sergio Vives, durante un amplio relato brindado ayer al continuar el debate contra Hurtado, sospechoso de 23 delitos. Vives mencionó que se trató de un fusil AK-47 y de una pistola marca Jericó, calibre 9 milímetros.
Agregó que esta última había sido robada a un oficial de la Fuerza Pública durante un asalto perpetrado en el restaurante Doña Chila, en la Cuesta de Cambronero, en Esparza de Puntarenas.
El agente judicial explicó a los jueces que los hermanos de Erlyn, Santos Ajenor Hurtado Martínez y Santos Marjorie Cruz Martínez –quienes lo acompañaban en el asalto– fallecieron debido a las heridas causadas por la escopeta de uno de los vigilantes del banco.
A sangre fría. Sergio Vives declaró que el atraco fue mal planificado y los sujetos actuaron con mucha violencia.
El investigador señaló que Hurtado sacó a la víctima Juan Pablo González Ledezma de la bóveda donde lo retenía y lo llevó cerca del fax donde lo obligó a arrodillarse y le disparó.
González fue utilizado por el asaltante para realizar llamadas al 9-1-1, así como recolectar la comida y el dinero exigido por el rescate.