A los tres años ya se lanzaba al tatami (tapiz para deportes) sin permiso, copiando con precisión los movimientos de sus hermanos mayores en las prácticas de jiu-jitsu. Nadie imaginaba que ese “mocoso”, como le decía con cariño su primer sensei, terminaría convirtiéndose en uno de los atletas más disciplinados y queridos del judo costarricense, quien ganó al menos 10 torneos nacionales y soñaba con participar en los Juegos Olímpicos.
Este viernes, la vida de José Eduardo Peralta Salas, de apenas 25 años, se apagó en un desafortunado accidente de tránsito en Pavas. Se dirigía a una actividad relacionada con su trabajo cuando, según los reportes preliminares, perdió el control de su motocicleta y colisionó contra un árbol.
Cruzrojistas lo atendieron y lo llevaron hasta el Hospital México, donde lamentablemente falleció minutos después de su ingreso.
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La noticia conmocionó no solo a su familia y amigos, sino también a toda una comunidad deportiva que lo vio crecer desde niño en los tatamis. La Federación Costarricense de Judo lo despidió con un emotivo mensaje:
“Tu luz seguirá brillando en cada recuerdo y en cada corazón que tocaste. Gracias por tu ejemplo de humanidad, esfuerzo y nobleza. Hasta siempre, campeón.”
“Nunca pares, nunca te conformes”
“Nunca pares, nunca te conformes”, esa era la frase que estaba pegada en la pared de su casa, escrita con determinación como una declaración de principios. Para su madre, Ileana Salas, esa fue la brújula que siempre guio a su hijo.
“Su lema era: ‘Nunca pares, nunca te conformes, hasta que lo bueno sea mejor y lo mejor excelente’. Así vivía”, contó entre lágrimas en una entrevista telefónica con La Nación.

“Él decía: ‘para jugar bien hay que ser paciente, hay que ser tranquilo, hay que ser seguro, hay que ser valiente, hay que ser aguerrido, hay que tener valores y no hay que dejarse llevar por las emociones”, recuerda su madre.
José Eduardo estudiaba Ingeniería Industrial en la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (Ulacit), gracias a una beca deportiva. Desde hace dos años trabajaba en una empresa de Bienes Raíces. Según comentaron sus familiares, su objetivo era ahorrar intensamente hasta los 30 años, montar su propio negocio y sacar adelante a su familia. De hecho, según cuenta su madre, estaba a punto de lograrlo.
“Él decía que a los 30 ya no quería depender de nadie, que quería tener su empresa. Este mes pensaba lanzarla”, relata Salas.
“Él almorzaba judo, soñaba judo, entrenaba judo”, acotó
José no solo fue atleta, también fue entrenador. Su hermana, María José Peralta, lo recuerda como alguien que desde niño mostró una pasión inquebrantable.
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“A veces hasta nos daba pena porque cuando era bebé hacía los gritos del jiu-jitsu más fuerte que todos los adultos. Siempre fue disciplinado, incluso con lesiones. Seguía entrenando. Nada lo detenía”, afirma.

La última vez que lo vio fue una escena simple, pero que hoy atesora: “Él salía para una actividad del trabajo. Yo salía justo detrás. Paró el portón del parqueo mientras se cerraba, nos vimos, nos reímos. Nunca pensamos que sería la última vez”.
Su madre aún recuerda el abrazo de despedida esa mañana.
“Le pedí que me diera un abrazo, que no sabía si iba a ser el último. Y fue el último”.
“Mi perrito de pelea”
Kenia Rodríguez, su entrenadora desde que llegó a Costa Rica desde Cuba en 2006, no puede hablar de José sin quebrarse. Según contó, la familia de José Eduardo la acogió en su seno y es como su otra familia.
“Él me decía madrecita, siempre me abrazaba, me daba la bendición, conversábamos mucho, me hablaba de sus planes, de sus metas, de todo”, recordó.
“Él era mi perrito de pelea”, asegura con orgullo. “Un atleta muy disciplinado, soñador. Siempre me decía que quería llegar a los Juegos Olímpicos, que quería una medalla como la que yo tuve como medallista mundial. Nunca se rendía”.

Rodríguez revela que José había sufrido una lesión recientemente, pero ya estaba listo para retomar los entrenamientos. “Quería volver más fuerte. Lo tenía todo planeado. Incluso en la pared de su casa tenía escritas todas sus metas. Iba tachando una a una conforme las lograba”.
Su entrenadora recordó que sus habilidades y su disciplina le permitieron “ganar como 10 veces” campeonatos nacionales, así como el premio Alfredo Cruz Bolaños, como uno de los atletas más destacados en el Judo en el 2018.
También pudo viajar a diferentes países de Centroamérica, a México y Bahamas y hasta en Chile, donde compitió en Juegos Panamericanos.
Drama en las carreteras
Datos divulgados este viernes por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes revelan que en los primeros tres meses del año, 96 personas que viajaban en moto fallecieron in situ en accidentes de tránsito, 43 de ellas solo en el mes de marzo. Eso significa, además, que 6 de cada 10 fallecidos en las vías son motociclistas, pues en total hubo 174 decesos.
Los números son aún más preocupantes si se considera que al final del primer trimestre del año pasado se contabilizaban 65 decesos en moto y este año el número subió a 96, un crecimiento del 32%.
Las autoridades además detallaron que las 174 muertes registradas en este primer trimestre representan la cifra más alta desde que se tienen registros (1994), asimismo los 72 decesos ocurridos solo en marzo, convirtieron este mes en el más mortal desde que se tienen datos.