Un grupo de turistas suizos a bordo de bicicletas montañeras eran la excepción en las cercanías del volcán Turrialba este 29 de julio. Casi dos meses después de la última erupción de ceniza, el acceso al parque sigue cerrado y los comerciantes del lugar son algunos de los más afectados por la poca afluencia de visitantes, incluso un hotel cerró sus puertas y 27 personas quedaron desempleadas.
María Ester Umaña, comerciante de la Pastora de Santa Cruz, quien tiene un local a unos 11 kilómetros del cráter, dijo que bajó mucho el turismo. "Desde la última erupción el turismo se alejó la zona".
La reciente merma en la actividad volcánica sostiene la esperanza de vecinos en que vendrán tiempos mejores.
Florian Everard, turista suizo, que participaba de un tour en bicicleta dijo que había estado antes en Costa Rica, pero es su primera vez en el volcán Turrialba. Afirmó que le atrae el paisaje cerca del volcán y los campos sembrados de productos agrícolas. Dijo que la zona tiene un gran potencial para el turismo y que no es muy conocida en Suiza.
Pius Graf, organizador del tour de ciclistas que recorren varias partes de nuestro país y que estaban ese miércoles en La Central, es un suizo que tiene 35 años de residir en Costa Rica. Dijo que algo de lo que más atrae a los ciclistas es el camino ya que en Suiza todo está pavimentado. "Ellos están súper felices, es una aventura", afirmó.
Guardaparques a distancia. Otros que tienen dos meses de no subir al cráter son los guardaparques. El pésimo estado del camino y el riesgo les obliga a estar en los linderos y su actividad está limitada.
El deterioro de senderos, infraestructura y accesos al Parque Nacional Volcán Turrialba va a requerir una inversión millonaria cuando se decida reabrir el acceso al coloso, situación que por ahora no se contempla en la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), pese a que las erupciones de ceniza han cesado y bajó considerablemente la actividad.
En febrero del 2012, por recomendación de los vulcanólogos, la CNE cerró la visitación de turistas a ese Parque Nacional, por lo que el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) dejó de percibir más de ¢500.000 mensuales que en aquel entonces se generaban por concepto de entradas.
La actividad volcánica fue creciendo desde esa época y con ella el deterioro de las instalaciones, principalmente por la caída de piedras, ceniza y lluvia ácida, ésta última continúa en la periferia del volcán, al igual que en otros volcanes activos del país.
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De acuerdo con Miguel Salazar, administrador del Parque Nacional, los seis funcionarios que laboran en el lugar son parte de los que no pueden ir a la cima y, más bien, se encargan de vigilar que los grupos de turistas nacionales y extranjeros no sobrepasen los límites de seguridad.
Salazar entiende y respeta la posición de los vulcanólogos, pero también dijo que tienen listo un plan de reapertura del Parque por si la condición de calma prevaleciera.
El plan no pretende reactivar el acceso directo a la zona del cráter, como se hacía antes, sino abrir una parte para generar recursos que permitan reparar caminos, senderos y estructuras dañadas, además de promover la llegada de más turistas a comercios cercanos.
Actualmente el turista no puede pasar de La Central, que está a dos kilómetros del cráter. Sin embargo, a solo 400 metros de ese límite comienza el Parque Nacional, por lo que la idea a futuro es solicitar el acceso de turistas a esa parte cercana al límite de La Central, para que el Parque vuelva a generar divisas, dijo Salazar.
Añadió que se prevé tener todo tipo de alertas para eventuales evacuaciones así como un protocolo con los visitantes.
Otros volcanes activos como el Arenal y el Poás son muy visitados y aunque tienen zonas de acceso restringido, permiten al turismo su observación y disfrute.
"El paisaje en el Turrialba es como de otro mundo. El volcán creó condiciones diferentes a cualquier otra área silvestre. Es un recurso que se puede aprovechar con las medidas del caso", explicó el administrador del Parque.
Antes del cierre en el 2012, entre 200 y 300 personas llegaban cada mes al Parque Nacional, un 80% eran nacionales y el 20% extranjeros. Los nacionales pagaban ¢1.000 y los turistas $6.
A raíz de los temporales que afectaron Turrialba y el Caribe en junio, los caminos de lastre para accesar el cráter sufrieron daños considerables, por lo que ahora ni siquiera los carros de los expertos de la Red Sismológica Nacional ni del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica, pueden ingresar con vehículos.
"Ellos nos solicitan cuadraciclos, pero nosotros no tenemos, por lo que tienen que conseguirlos por otros medios para subir al cráter", dijo Salazar.
Hotel Volcán Turrialba Lodge cerró sus puertas. El hotel Volcán Turrialba Lodge, ubicado en las faldas del volcán cerró sus puertas. Así lo confirmó Tony Lachner, dueño del inmueble.
"La mala publicidad de quienes decían constantemente que el volcán iba a explotar obligó a cerrar hace mes y medio", afirmó. Añadió que no había trabajadores que se arriesgaran a laborar en la zona y eso fue lo que más afectó. Según el empresario el hotel tenía 27 empleados.
Afirmó que solo los ríos no se devuelven y no descarta la posibilidad de reabrir, pero las condiciones tienen que variar mucho. "Pareciera que a algunos les favorece que la emergencia siga, porque así buscan más recursos y trabajan menos", indicó.
Calificó como un pecado no aprovechar los recursos en una zona que necesita mucho apoyo y que con alarmas innecesarias se ve afectada.
Criticó que hasta la Feria del Queso, que se realizaba en Santa Cruz, la trasladaron a otro sitio y ahora será muy difícil recuperarla.
Muchos cancelaron habitaciones. El empresario hotelero Pedro Ferreira, del Hotel Guayabo Lodge, ubicado en La Pastora, sostuvo que el cierre del acceso al volcán siempre afecta, sin embargo entiende que el cierre es necesario para evitar algún desastre con los turistas.
"Actualmente ellos suben a La Central y realizan caminatas por esa zona que es bellísima. Las primeras erupciones de ceniza, el año pasado, provocaron una reducción fuerte de visitantes, más que todo estudiantes de colegios que decidieron no venir, pero poco a poco mejora la situación", dijo.
Añadió que en el hotel que administra trabajan 12 personas, la mayoría de la zona. Tiene 29 habitaciones y capacidad para 60 personas. "Esperamos que el volcán baje su actividad y que en lugar de asustar, pase a ser el atractivo de la zona. Actualmente humea y llama la atención del turista", acotó.
"A los visitantes les proponemos realizar caminatas por un sector que va del volcán Turrialba al Irazú", dijo. También visitan atractivos cercanos como el Monumento Nacional Guayabo, pero hace falta promover más esta zona, dijo Ferreira.
Wálter Fonseca, jefe de operaciones de la CNE, indicó que el Comité Asesor Técnico de Vulcanología es el que se encarga de proponerles cualquier cambio de medidas, pero de momento la alerta amarilla persiste en la zona de Turrialba y Alvarado.
De momento, no se vislumbra disminuir la alerta y se mantiene la vigilancia constante por parte del Comité Local de Emergencias.
Fonseca afirmó que se está coordinando con el Consejo Nacional de Vialidad, para restablecer el paso en la zona denominada falla Ariete, donde hubo un desprendimiento en la vía que impide el paso de vehículos por el camino que conduce al cráter y que por ahora solo pueden usar los científicos y guardaparques.
Desolados En la escuela El Volcán, ubicada en La Central, distrito de Santa Cruz, solo quedaron dos estudiantes. Muchas familias emigraron y solo unas seis quedaron en el lugar. Algunos niños fueron trasladados por sus familias al centro educativo La Reunión, ubicado unos tres kilómetros carretera a La Pastora de Turrialba, indicó la directora Marta Solís Salguero.
Los estudiantes que acuden a la escuela unidocente El Volcán son una niña de sexto grado y un niño de segundo. Ellos reciben clases que imparte la educadora Ruth Madrigal.