Boca San Carlos, Alajuela. El asesinato de una mujer a manos de un reconocido botero de la comunidad mantenía consternados a los 700 pobladores de esta pequeña localidad en la margen del río San Juan.
Lo anterior porque el sospechoso del crimen, de apellido Hernández, es un hombre del pueblo, siempre muy ligado a las actividades comunales.
Además, quienes lo conocen lo califican como “un hombre bueno” a quien no le gustaba involucrarse en problemas.
María Jiménez, una vecina, dijo: “Las agresiones contra las mujeres se han vuelto muy comunes, pero yo no me lo esperaba. No con este señor”.
Hernández era dueño de una embarcación con la cual hacía servicios en la zona, tanto por el río San Juan como por el San Carlos.
Los comerciantes de Cureña y Boca San Carlos le encargaban trasladar los víveres para las pulperías y siempre cumplía con los envíos sin que se perdieran los artículos. Dicen que era muy responsable. Jorge Gómez, un amigo del detenido, añadió: “Era una persona pacífica y trabajadora”.
A Hernández lo recuerdan porque ayudó a sacar los heridos del atentado de La Penca, ocurrido el 30 de mayo de 1984, cuando el comandante Edén Pastora daba una conferencia de prensa.
Empero, todos los conocidos admiten que sí enfrentaba problemas con el alcoholismo.