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Unos 300 vecinos de Cinchona recordaron este jueves a las 27 personas que murieron en el terremoto del 2009 en una actividad que tuvo momentos de dolor y de alegría.
Al cumplirse seis años de la tragedia, se celebró una misa en el gimnasio de Nueva Cinchona, localidad ubicada a unos seis kilómetros al suroeste del lugar donde el epicentro del terremoto dejó en ruinas el viejo poblado alajuelense.
El presbítero Sergio Valverde, director de la Asociación Obras del Espíritu Santo, celebró la eucaristía que se inició con la lectura del nombre de las 27 víctimas, tres de ellas nunca aparecieron.
Aunque el terremoto de 6,2 grados dejó sumidas en el dolor a decenas de familias y esta tarde era inevitable revivir el sufrimiento, Valverde recordó que todo tiene un propósito y que –en medio de la tragedia– muchas familias se volvieron a unir.
La misa se inició a la 1 p. m. en el mismo local que la comunidad estrenó el año pasado. Anteriormente, la eucaristía era en la misma zona del terremoto.
Valverde pidió a los vecinos que dejaran libres sus sentimientos y lloraran si así querían, pues es parte de la vida. Entonó la canción de Martín Valverde, No se han ido del todo y después de unos momentos de llanto la misa prosiguió.
Miembros de la Asociación Obras del Espíritu Santo coordinaron con el comité local y, después de la misa, se abrieron puestos de venta de comidas y de artesanía, hubo piñata, manzanas y confites para los niños, por lo que el ambiente cambió para concluir con espíritu positivo el recuerdo de la tragedia.
Ana Cambronero, dirigente comunal cuyo esposo y tres hijos fallecieron en el terremoto, afirmó que la comunidad está mucho más recuperada. Además del gimnasio tienen puesto policial, Cen Cinai, local de la Cruz Roja y 80 casas.
Afirmó que el proyecto para este año es concluir la escuela, ya que desde que viven ahí los niños van a Cariblanco, que queda a poco más de un kilómetro.
Floribeth Mora, la tica del milagro para la canonización del papa Juan Pablo II estuvo en la actividad y dirigió a los presentes el saludo particular que por su medio envió el papa Francisco al pueblo de Costa Rica.
Mora se solidarizó con las familias que perdieron seres queridos y les llevó un mensaje de esperanza.
Poco antes de la misa cayeron lluvias débiles, pero luego hubo sol y la actividad concluyó con tiempo fresco y nublado.