El análisis de la sismicidad durante los últimos 50 años muestra tres regiones con una notable disminución en la actividad telúrica, lo que podría indicar proximidad a la ocurrencia de un terremoto.
La interpretación anterior proviene de los geólogos Lepold Linkimer, Ivonne Arroyo y Carolina Fallas, quienes desarrollaron un estudio sobre la energía sísmica liberada en la costa del litoral del Pacífico tico a lo largo de medio siglo.
La primera región propensa a un terremoto se encuentra al noroeste de la península de Nicoya, abarcando un área aproximada de 1.900 kilómetros cuadrados (km²); la segunda, al noroeste de Quepos, cubre 2.600 km², y la tercera, al noroeste de la península de Osa, abarca 6.600 km².
Los investigadores llegaron a estas conclusiones tras analizar 397 sismos con magnitudes de momento (Mw) de entre 5 y 7,6, registrados desde 1974 hasta la fecha y con profundidades inferiores a 40 kilómetros.
El análisis fue expuesto en un reciente congreso geológico y revela la presencia de esas tres zonas de vacío sísmico, que podrían indicar dos escenarios: la posibilidad de un terremoto con magnitud mayor a 7, o la existencia de un proceso alternativo para liberar energía.
Zonas propensas a terremoto
Además de Osa, hay potencial en Pacífico central y Pacifico norte
FUENTE: RSN || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
La hipótesis más fuerte señala que estas áreas se encuentran al final de un ciclo sísmico, lo que incrementaría la probabilidad de un movimiento telúrico fuerte.
Sin embargo, también se considera la posibilidad de que ocurran deslizamientos asísmicos, los cuales contribuirían a la liberación de energía en la región, explicó Lepold Linkimer.
Los movimientos asísmicos no son detectables por los sismógrafos. A veces esos deslizamientos en el fondo del mar atenuados por la misma acción del agua, y no quedan en los registros sísmicos.
La tecnología actual permite, mediante sistemas de posicionamiento satelital (GPS), detectar esos deslizamientos asísmicos; es decir, aquellos movimientos de material producidos en una falla o en una zona de subducción que no generan ondas sísmicas sensibles, pero sí deformaciones. Sin embargo, no se han realizado esos estudios.
Por el momento, los datos de la Red Sismológica Nacional (RSN) solo confirman la ausencia de temblores significativos en estas zonas.
El litoral del Pacífico, caracterizado por su alta sismicidad, presenta un riesgo constante de movimientos generados por la subducción de placas tectónicas. No obstante, aún no existe forma de predecir cuándo ocurrirán, afirmó Linkimer.
Zonas de calma están entre puntos de ebullición sísmica
Por otro lado, los investigadores identificaron cuatro sectores con una liberación constante de energía que están cerca de las regiones de quietud sísmica.
Una de ellas queda muy cerca de La Cruz, frente a la costa del Pacífico sur de Nicaragua; otra, al oeste de la península de Nicoya, frente a Herradura, en Garabito; y al sureste de la península de Osa, cerca de Burica.
En estas áreas se han registrado algunos de los terremotos más recordados por la población, como el del Sábado Santo de 1983, en Golfito (Mw 7,2); el de Cóbano, el 25 de marzo de 1990 (Mw 7,0), y el más reciente de todos, ocurrido en Nicoya el 5 de setiembre del 2012 (Mw 7,6).
El análisis de estas zonas es fundamental para comprender mejor los procesos tectónicos y evaluar con mayor precisión la amenaza sísmica que representan.
Aunque se espera un terremoto en la península de Osa debido a que ya se cumplió el periodo de recurrencia de 40 años, el estudio sugiere que las otras dos regiones de vacío sísmico también son propensas a movimientos telúricos de magnitud igual o superior a 7.
La región entre Osa y Golfito cuenta con el mayor número de terremotos documentados en Costa Rica, además de una alta frecuencia sísmica. Para los investigadores, es probable que el próximo terremoto ocurra allí.
La RSN ha registrado eventos históricos como el de 1803 (Mw 7,1), el de 1854 (Mw 7,4), y tres terremotos en el siglo XX: en 1904, 1941 y 1983, todos con magnitudes superiores a 7.
La acumulación de esfuerzos al subducirse la placa del Coco debajo de la del Caribe y la microplaca de Panamá, sobre las que se asienta el territorio nacional, genera rupturas como la que se esperan en cualquier momento.
Terremotos históricos del Pacífico
En Osa ya se cumplió plazo para nueva sacudida
FUENTE: RSN || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
En la región de quietud sísmica que está al noroeste de Nicoya, frente a Tamarindo y Santa Elena, no hay registro de terremotos históricos significativos en la historia reciente, aunque las rocas de esa región evidencian que parte del manto terrestre emergió hasta la superficie hace millones de años.
Enjambres sísmicos incrementan el número de temblores
En relación con la sismicidad del 2024, hasta el 19 de diciembre, la RSN registró 199 sismos sentidos. El más fuerte ocurrió el 12 de octubre, a las 11:43 a. m. Su epicentro estuvo 51 kilómetros (km) mar adentro (oeste) de cabo Velas, la magnitud fue de 6,2 y se originó a una profundidad de 15 km.
Este movimiento fue por subducción de la placa del Coco y se sintió intensamente en Guanacaste y de manera leve en el Valle Central. Aunque su magnitud fue igual a la del terremoto de Cinchona, en enero del 2009, la diferencia radica en que ocurrió mar adentro.
El 8 de julio se reportó otro evento de magnitud 5,9 en Chiriquí, Panamá, que fue percibido con fuerza en la zona sur del país; fue el segundo más intenso de los sentidos este año.
El 2024 se considera un año relativamente tranquilo en términos de sismicidad, con la presencia de dos enjambres sísmicos: uno en Rivas de Pérez Zeledón, en febrero, cuyo evento principal tuvo una magnitud de 4,9; y otro en Tierras Morenas de Tilarán, en junio, con un temblor principal de igual magnitud. Este último enjambre acumuló mil temblores, pero, al encontrarse lejos de San José, pasó inadvertido para gran parte de la población.
En el 2023, la RSN reportó 153 sismos sentidos entre los 4.438 localizados, mientras que, hasta el 19 de diciembre del año pasado, se contabilizaban 4.978 temblores localizados, de los cuales 199 fueron percibidos.
El Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) coincide en que fueron menos de 200 los temblores que la población percibió en el año recién concluido. La red del Ovsicori detectó en el 2024 un total de 13.495 sismos, incluyendo los originados en Nicaragua y Panamá, cuyas ondas ingresaron a suelo nacional.