Una cadena de fatalidades provocó la muerte de David Gabriel Marín Acuña, de 19 años, un joven amante del fútbol y la música que recibió una descarga accidental de un rifle de copas accionado por un familiar muy querido.
El percance ocurrió, la tarde del pasado domingo. Marín Acuña se encontraba en su vivienda, ubicada calle Cebadilla, en Río Oro de Santa Ana, cuando un primo de 14 años le apuntó con un arma sin saber que estaba cargada y le disparó. El proyectil le atravesó la arteria aorta y le perforó un pulmón.
“Hubo una serie de errores. Yo tenía un problema con unos zorros que andaban por el cielo raso. El sábado me puse a buscarlos para correrlos, pero como no estaban guardé el rifle en el ropero y olvidé descargarlo”, relató Ricardo Marín Chavarría, luego de retirar el cuerpo de su hijo de la Medicatura Forense, en San Joaquín de Flores.
Don Ricardo relató que al día siguiente llegó un primo de David Gabriel, quien sabía dónde estaba el rifle de copas y, con el fin de jugar, le apuntó al joven y accionó el gatillo.
Luego de la detonación, familiares transportaron al joven herido en un vehículo particular hasta la Cruz Roja de Santa Ana, donde lo estabilizaron y lo llevaron de urgencia al Hospital San Juan de Dios. No obstante, los médicos no pudieron reanimarlo.
Para don Ricardo el incidente representa una tragedia doble para la familia, dado que su hijo mayor y el otro muchacho se estimaban mucho entre sí.
David Gabriel soñaba con ingresar a la universidad a estudiar Psicología. Su padre recuerda que uno de los pasatiempos del joven era jugar como delantero del equipo de fútbol del colegio de donde se graduó recientemente y de la Asociación Deportiva Ángeles 71. También le gustaba componer canciones románticas.
Agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se hicieron cargo del caso y trasladaron el cuerpo del joven a la Morgue. Ahora, la Fiscalía Penal Juvenil deberá determinar si la pena natural por la muerte accidental de un familiar cercano solventa lo ocurrido, o si se dicta alguna sanción al menor que disparó.
En noviembre del 2018, un menor de seis años que jugaba con un rifle de copas en Golfito estuvo a punto de morir cuando el proyectil pasó pocos centímetros de impactarlo en una arteria.
Esa vez, el niño fue trasladado de urgencia desde su casa, a solo 16 kilómetros de la frontera con Panamá, hasta el aeropuerto de Coto 47, donde lo esperaba una aeronave que lo llevó hasta Base Dos del aeropuerto Juan Santamaría, Alajuela. De ahí, una ambulancia de Bomberos lo llevó al Hospital de Niños y, luego de una cirugía, le salvaron la vida.
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Aunque las municiones de esos rifles no tienen pólvora, los impactos a corta distancia pueden cobrar la vida de una persona, como ocurrió este domingo en Santa Ana, o dejarla con lesiones graves como ha ocurrido en otros accidentes por mala manipulación.