EscucharEl Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmó este viernes al mediodía el hallazgo de restos humanos que presumiblemente corresponden a Nadia Jeannette Peraza Espinoza, de 21 años, dentro de una refrigeradora en una casa en San Pablo de Heredia. El principal sospechoso del homicidio es su compañero sentimental, de apellidos Buzano Paisano.
El rastro de Nadia Peraza se perdió el 20 de febrero en San Rafael de Heredia, donde vivía con Buzano y la hija de ambos, de dos años. Sin embargo, fue reportada como desaparecida 10 días después, el 1.º de marzo, cuando la Policía Judicial publicó su fotografía y pidió ayuda a quien pudiera tener información sobre su paradero.
El último registro de Nadia con vida data del 21 de febrero, cuando quedó grabada en un video de una cámara de seguridad cercana al lugar donde trabajaba. No se descarta que ese mismo día fuese asesinada de una forma que todavía está por determinarse. Se presume que el crimen se perpetró en la casa donde residía con Buzano, en Bajo Los Molinos, en San Rafael de Heredia.
Tras la desaparición de la joven, el sospechoso, de 25 años, solicitó de buena fe un cuarto a un adulto mayor en San Pablo, de manera que el hombre se mudó el 6 de abril a ese sitio con sus bienes y algunos electrodomésticos, entre ellos una refrigeradora que dejó en el jardín, cubierta con una bolsa plástica.
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Fue la tarde del jueves cuando las pericias llevaron a los agentes a esa casa en San Pablo. A uno de los policías más experimentados le llamó la atención ese aparato en el jardín y decidió abrirlo. De inmediato comprobó el fuerte olor que emanaba y vio que tenía restos adentro, al parecer, desmembrados. En ese momento, se cerró, se custodió y se pidió el allanamiento con presencia de un juez y fiscal que se concretó este viernes.
Por el tiempo que estuvo el electrodoméstico a la intemperie y sin estar conectado a la corriente eléctrica, ya el cuerpo estaba en muy avanzado estado de descomposición. El mismo fue remitido al Complejo de Ciencias Forenses del OIJ para que se le realicen los respectivos análisis y corroborar por medio de ADN si pertenecen a la joven. Este proceso demorará varias semanas, pues se trata de un método científico que se aplica a los huesos y demás elementos biológicos encontrados.
En paralelo, Buzano fue detenido desde el jueves, se le trasladó a Medicatura Forense para exámenes y luego quedó a la orden de la Fiscalía. Fue calificado por el OIJ como un sujeto agresivo y opresor, que tenía sometida a Nadia a un ciclo de violencia.
Además, otro equipo de peritos entró a la vivienda en Los Molinos, donde habría ocurrido el crimen. Desafortunadamente, la propiedad fue sometida recientemente a una remodelación, lo cual puede dificultar el hallazgo de evidencias. Aún así, todavía para la noche de este viernes se tienen planeadas algunas pericias con canes e incluso con luminol, un producto químico con el que se pueden descubrir restos de sangre, aunque la escena haya sido alterada para tratar de borrar evidencias.
A las 6:15 p. m., el OIJ de Heredia encontró más restos humanos en un cafetal que se ubica a 50 metros de la vivienda donde residieron Buzano y Peraza. Fueron enviados a la Morgue Judicial, para que se les realicen los respectivos análisis forenses y se determine si pertenecen a Nadia.
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Mensajes desde el celular de Nadia para confundir a la familia
Desde que Nadia desapareció transcurrieron 10 días, hasta que sus allegados acudieron a presentar la denuncia en el OIJ. Según Randall Zúñiga, el sospechoso comenzó a manipular a la familia haciéndole creer con mensajes desde el celular de la víctima que ella estaba bien y que andaba en otro lugar.
El jerarca policial insistió en que las desapariciones deben reportarse de inmediato a la Policía Judicial. Argumentó que, si la familia sospecha que los mensajes recibidos pueden ser falsos, es urgente acudir a las autoridades.
Por la tarde, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) informó que desde hace varias semanas había intervenido en la vivienda en la que convivían la fallecida y Buzano, por problemas de violencia doméstica. Por eso, desde antes del homicidio la menor estaba a cargo de la abuela materna, que vive en Bajo Los Molinos, a solo 100 metros de donde residía la pareja. A raíz de lo ocurrido, esa institución brinda acompañamiento psicosocial y legal a la familia.
Kennly Garza Sánchez, presidenta ejecutiva de esa entidad, lamentó lo ocurrido y dijo que todas las diligencias se encaminan a cumplir la ley para personas sobrevivientes de feminicidio, de manera que varias instituciones estatales se integren al acompañamiento sostenido y a la atención emocional y necesidades básicas para la familia, ante tan desgarradora noticia.
Marcial Paniagua, esposo de una pariente de Nadia, afirmó que conocía a la muchacha desde que era pequeña. La describió como una mujer con muchos valores y muy buena madre, además de dedicada a su trabajo, y por ello dijo que duele pensar que los restos encontrados sean de ella. Paniagua lamentó que tantas mujeres sean víctimas de hombres inescrupulosos.
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En cascada
En los últimos meses, varios casos han conmocionado a la opinión pública. Primero, el de Kimberly Araya Granados, madre de tres menores, cuyo cuerpo apareció cerca del cerro Zurquí el 26 de abril. Por este hecho está detenido su esposo, un hombre de apellido Pérez, quien se encuentra en prisión preventiva.
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Más recientemente, el OIJ detuvo en Palmar Sur de Osa a un sujeto de apellido Valverde como presunto homicida de Emilce Soto Jiménez, de 48 años. El 6 de mayo, sus familiares encontraron el bolso que ella portaba el 9 de marzo, cuando se perdió su rastro. Estaba cerca de un estanque donde se presume que están sus restos.
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El último caso es el de Nancy Margot Chacón Jiménez, de 35 años, vecina de La Fortuna de San Carlos, desaparecida desde el 24 de marzo. Ella es madre de tres niñas, vista por última vez el Domingo de Ramos, cuando iba acompañada de un hombre a quien el OIJ ya tiene identificado.
La búsqueda de ella y del sospechoso siguen vigentes, lo mismo que del vehículo en el que viajaba Nancy, un Mazda gris con cajón de madera, el cual tampoco aparece.
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Colaboró Alonso Tenorio, fotógrafo de La Nación.
