Los vecinos de Laurel de Corredores, las autoridades, los hijos y la misma víctima sabían de las constantes agresiones por parte de su compañero sentimental, pero al final parece que nadie tomó la amenaza en serio. Es por esto que la muerte de Marlene de los Ángeles Picado Monge, de 41 años, pudo haber sido prevenida.
Kimberly Brenes Picado, de 22 años, la hija mayor de Marlene, se había ido de la casa varias veces y aunque su relación con Kennet, su hermano, así como con su madre era muy buena, no era igual con su padrastro.
Afirmó que las agresiones verbales en más de diez años que vivieron juntos eran constantes ya que el sujeto, de apellido Gómez Jiménez, solía molestarse por cualquier cosa, incluso no le gustaba que llegaran visitas.
Como Kennet, de 19 años, vivía en la misma casa e incluso trabajaba con el padrastro, Kimberly pensó que no se iba a atrever a hacerle daño a su madre, pero no fue así.
“Mami me dijo que la había amenazado, pero como eso era algo de rutina, ella jamás pensó que sería cierto”, dijo.
El jueves fue la penúltima vez que ella vio con vida a su madre. En la noche Kimberly la había invitado a cenar e incluso la señora llegó con Gómez y con Kennet.
La noche siguiente también compartieron y el sábado, pocos minutos antes de que la mataran, Kimberly la llamó y conversaron por teléfono, sin presentir que algo malo se avecinaba.
Ese día su hermano y su padrastro habían salido antes de las 5 a. m. hacia una finca de palma africana en la localidad de Río Incendio, en Laurel, donde trabajaban como peones. De repente, el hombre le dijo a Kennet que iba a ir visitar a su madre, que vive cerca, pero más bien se devolvió al centro de Laurel, para perpetrar el asesinato.
Kennet no sospechó que su padrastro había salido a matar a su madre, pues incluso dejó el bolso y unas herramientas ahí en la finca, lo que daba la impresión de que volvería pronto.
El homicidio ocurrió a eso de las 6 a. m. cuando la Cruz Roja de esa comunidad puntarenense fue alertada sobre una mujer herida de arma blanca.
A Kimberly la llamó una tía para ver si era cierto que habían matado a su madre en la casa de un vecino. Ella contestó que era imposible, porque minutos antes habían hablado por teléfono. De seguido, llamó a la casa de un vecino muy cercano y él le confirmó la tragedia.
Un conflicto de larga data
Marlene Picado conoció a Gómez cuando él laboraba en un supermercado de Laurel. Luego él se fue a vivir con ella.
Kimberly recordó que su madre había acudido varias veces a la Fiscalía para solicitar medidas de protección, pero cuando se vencía el plazo, Gómez llegaba de nuevo.
Uno de los problemas más recurrentes eran en torno a una casa que ella obtuvo por medio de un bono que había gestionado antes de conocerlo. Cuando le dieron la casa, el sujeto le decía que la vivienda era de él y ella le respondía que no y que más bien si ella moría, se la iba a dejar a los hijos.
“En la casa se tenía que hacer lo que él dijera. Ahora que pasó esto y por haber vivido en ese entorno, recomiendo a quiénes viven así que a la primera amenaza, sin necesidad de que haya golpes, hay que alejarse de esas personas. Siempre dicen que van a cambiar y siguen siendo iguales”, puntualizó.
Marlene de los Ángeles dejó una nieta de nueve meses y siete hermanas, era oriunda de Corredores, lo mismo que Gómez, quien está a la espera de medidas cautelares en la Fiscalía, pues se entregó a la Policía y les confesó que había matado a su compañera.
El hombre tiene dos hijos de 27 y 22 años, nacidos de otra relación.
La familia espera realizar este lunes el funeral de Marlene. Por ser de escasos recursos piden ayuda por Sinpe Móvil al número 8779-5264, de Irmany Chaves.