El proyectil que se alojó en el pecho de Samuel Arroyo, el niño de ocho años víctima de una bala perdida la madrugada del 27 de febrero en La Gloria, Zapote, San José, viajó cerca de un kilómetro desde que fue disparado hasta que impactó al pequeño.
Esa afirmación surgió durante el programa Matices de Radio Monumental, donde Randall Zúñiga, director a. i. del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) explicó que en el sitio de la tragedia encontraron casquillos de AK-47 y que el alcance de estas armas de grueso calibre es de un kilómetro o más.
El jefe policial no precisó el dato exacto, pero sí aseguró que los análisis realizados hasta el momento determinan que la bala entró por el techo y golpeó al menor.
Zúñiga detalló que el uso de fusiles largos cada vez es más común, así como las muertes colaterales producto del desconocimiento de las armas y sus alcances.
“Nosotros para poder utilizar un fusil de largo alcance tenemos una capacitación ya específica para poder utilizarlo. Estas personas lo que hacen es que empiezan a disparar y el arma se les mueve para todo lado y pierden el control”, indicó.
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Investigadores judiciales también hicieron una reconstrucción desde dónde salió la bala y siguieron un rastro de sangre que, con ayuda de oficiales de la unidad canina, los llevó hasta la casa del adolescente de 15 años sospechoso de detonar el arma de fuego.
“La distancia exacta son varios cientos de metros, creo que era un poco más de un kilómetro de distancia. Una bala de AK-47 puede recorrer hasta dos kilómetros perfectamente, dependiendo de la inclinación con que se dispara”, añadió.
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Este lunes se conoció que el menor de edad detenido es investigado por un delito de homicidio calificado y pasará dos meses en detención provisional. En los últimos meses, la Policía Judicial ha dado a conocer de jóvenes entre 16 años o menos que son reclutados por grupos del narcotráfico para cometer sicariatos.
“No es posible que un menor de edad esté en la calle a las 2 a. m. disparándole a un grupo de personas”, enfatizó Zúñiga.
Un caso similar ocurrió en Puntarenas cuando se detuvo a un hombre conocido como Gordo Ramos, de 40 años, quien sería el líder de una banda narco, conformada por otros adultos más y tres menores de edad, dos de 17 y uno de 16.
Fatalidad
Samuel Arroyo Valverde, de 8 años, fue impactado por una bala en su pecho mientras dormía. Después de recibir el proyectil, el niño fue operado de emergencia en el Hospital Calderón Guardia, y luego fue remitido al Hospital Nacional de Niños, donde lo sometieron a tres intervenciones más para tratar de salvarle la vida.
La herida le produjo lesiones serias en la arteria femoral y en su corazón, y el martes en la tarde fue declarado en muerte neurológica en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Horas después, el centro médico confirmó su deceso.