Después de cuatro días de trabajo en un botadero clandestino de San Jerónimo de Cachí, en Paraíso, Cartago, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) frenó la búsqueda del cuerpo de Allison Pamela Bonilla Vásquez.
Ahora, cada una de las instituciones que participó en escudriñar un área de 300 metros de alto por 15 de ancho deberá hacer un informe, el cual será analizado por los investigadores y la fiscala a cargo del caso para decidir cómo proceder.
Wálter Espinoza Espinoza, director de la Policía Judicial, explicó que luego de las revisiones no se ubicó ningún indicio o resto que pueda vincularse con el caso.
"Los investigadores nos señalan que es complejo y difícil localizar algún resto que pueda vincularse con el caso, por lo que cada uno de los equipos que participó en la búsqueda realizará un reporte que será trasladado a la fiscala a cargo del caso, para tomar decisiones de carácter investigativo y operativo.
“Con eso, podrían diseñarse otro tipo de acciones o incursiones, ya sea para retomar, ampliar o ejecutar otro tipo de búsqueda”, explicó el jerarca judicial.
Agregó que el caso sigue en investigación y que la misión es localizar algún indicio para ampliar el expediente.
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El sitio de búsqueda
El botadero clandestino donde se hizo la búsqueda ha sido utilizado por años por personas de la zona y de comunidades aledañas, por lo que en el sitio se han encontrado huesos de animales.
Los primeros tres días de la búsqueda, el 3, 4 y 5 de setiembre pasados, se usaron equipos especiales para descender y rastrear los alrededores.
Posteriormente, hubo dos días sin que se trabajara en el lugar y este martes se hizo un nuevo ingreso por Santiago de Paraíso, donde se dejaron los vehículos oficiales para cruzar en un chapulín hasta el río Reventazón.
Al llegar ahí, con las compuertas de la represa cerradas para tener una menor cantidad de agua, el afluente fue cruzado a pie con ayuda de cuerdas, para finalmente adentrarse en la zona montañosa que les permitió a las autoridades llegar a la base del botadero.
La presencia de animales silvestres, la cantidad de basura, así como los seis meses que han transcurrido desde la desaparición son factores que dificultaron la búsqueda de Allison Bonilla, de hecho, esos mismos elementos y la corriente del río pudieron provocar que el cadáver de la joven fuese arrastrado.
Si bien los funcionarios de la Cruz Roja no quisieron aventurarse en pronosticar cuál es la posibilidad real que hay de encontrar el cuerpo de la muchacha en ese sitio, aseguraron que no es tarea sencilla.
La primera dificultad detectada es que la zona es “muy extensa” y “sumamente complicada”.
Según dijeron algunos cruzrojistas, esta búsqueda, además, tiene la particularidad de tener que encontrar algo en medio de cientos de basura y eso provoca que sea una labor muy minuciosa.
No obstante, pese a esas características del terreno montañoso y del trabajo como tal, para el martes los rescatistas ya habían cubierto toda la zona, sin tener ningún resultado positivo. No se encontraron restos ni tampoco alguna prenda que haga presumir que Allison estuvo ahí.
Eso, dijo la Cruz Roja, es “frustrante”, pero, el hecho de que el OIJ los haya mantenido ahí hasta el martes es porque “debe tener algo por cierto”, aseguró Mauricio Mendoza Richmond, jefe de la Cruz Roja de Cartago.
A su criterio, situaciones como estas y el tener que lidiar con serpientes venenosas, un calor que supera hasta los 30 grados Celsius y un terreno a veces muy empinado, generan un sentimiento de desesperanza en ellos, por las ganas que existen de seguir ayudando a esta familia que, desde el 4 de marzo anterior, no supo más de la joven.
Pese a ello, la madre de Allison, Yendry Vásquez Cordero, ha puesto en duda la versión del sospechoso, argumentando que ella cree que él mintió.
La ruta seguida
Este miércoles, Wálter Espinoza aseguró que desde que recibieron la denuncia de la desaparición de Allison Bonilla se enfocaron en tratar de localizar a la muchacha y, de manera paralela, trabajaron en la investigación.
Precisamente, esas labores les permitieron identificar a un hombre de apellidos Sánchez Ureña, alias Sukia, como sospechoso de la desaparición y homicidio, ya que se concluyó que el hombre mató a la joven.
Un rastro de sangre ubicado en la cajuela del carro de este sujeto fue vital para ligarlo con los hechos, ya que al realizar la comparación de ADN se determinó que coincidía con el de la muchacha, quien al igual que él residía en Ujarrás de Paraíso, Cartago.
Por ello, el 2 de setiembre anterior, Sánchez fue detenido en su casa y, un día después, confesó en su indagatoria que había violado y matado a golpes a la joven, de 18 años.
Ante eso al hombre, quien se dedicaba a sembrar hortalizas, se le impusieron seis meses de prisión preventiva mientras avanza la investigación.
Sin embargo, en una ampliación de su declaración, programada para el próximo 28 de setiembre, se prevé que Sánchez rechace los cargos que se le atribuyen e incluso, su nuevo defensor, José Francisco Herrera Umaña, pedirá un cambio de las medidas cautelares.
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En entrevista con La Nación, los abogados penalistas Carlos Cartín Solís y Manuel Campos García, quienes en el pasado tuvieron los cargos de juez y fiscal, respectivamente, recalcaron que en un caso como este es necesario que las pruebas estén bien sustentadas y permitan consolidar el caso sin temor a que el imputado cambie su versión en algún momento.
Detallaron que la ubicación del cuerpo no es fundamental, como sí lo es la fortaleza de los indicios que existan.
Información actualizada a las 6:37 p. m. con más datos.