Un día después de que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmara que la osamenta hallada en el botadero clandestino de Cachí pertenece a Allison Bonilla, su familia contó que este fin de semana regresará al sitio para buscar los restos que aún faltan.
La Policía Judicial halló el lunes 28 de setiembre un fémur, mientras que el jueves siguiente halló una vértebra y dos costillas.
“El sábado y domingo, volveremos al botadero para buscar los restos que aún faltan de mi bebé. Seguiremos junto con los voluntarios, porque necesitamos reunirla completa para traerla a casa y despedirla como tiene que ser”, contó Xiomara Vásquez, tía de la joven que estuvo desaparecida desde el 4 de marzo pasado
Para conseguirlo, se hacen valer de la ayuda de un grupo de rescatistas voluntarios, quienes volverán a incursionar en el botadero.
"Nosotros, como familia, estamos agradecidos con todas las personas que nos han colaborado en las diferentes etapas que hemos atravesado (...) Pero acudimos una vez más a ustedes, porque este fin de semana vamos a necesitar colaboración. Los muchachos vuelven a ingresar y necesitan agua.
“Mil disculpas, sé que los hemos estado molestando mucho, pero creemos que esta ya es la última vez (...) Ahora creemos que vamos a poder cerrar este capítulo de siete meses que ha sido muy duro para mi familia”, mencionó la tía, quien aseguró que tanto ella como Yendry Vásquez, mamá de la víctima, están esperanzadas en que Dios les dé la fortaleza para salir adelante.
Duros siete meses
La primera vez que se supo de Allison Bonilla fue el 4 de marzo pasado, cuando desapareció mientras regresaba a su casa, en Ujarrás de Paraíso de Cartago.
Lo último que se supo de ella fue gracias a un audio en el que se escucha decir que dos “pintititicas” comenzaron a seguirla cuando se bajó de un autobús. Esta grabación se la envió a su novio.
Luego trascendió un video en el que se veía a la muchacha, de 18 años, caminar apresurada esa misma noche que desapareció.
Días después, encontraron sus anteojos y su cédula y el caso se mantuvo sin nuevas noticias hasta inicios de setiembre, cuando el OIJ detuvo a un sujeto, de apellidos Sánchez Ureña, alias Sukia y de 28 años, por ser el único sospechoso de la desaparición.
Cuando él fue indagado, confesó haberla no solo violado, sino también asesinado. Su cuerpo, dijo, lo lanzó al botadero clandestino, en Cachí, en donde efectivamente fueron localizados los restos de la joven.
No obstante, días después de esa primera declaración, Sukia se desdijo y aseguró que lo dicho con anterioridad fue producto de tortura psicológica. Él, añadió, no es responsable de lo ocurrido a Allison Bonilla.
Pese a ese cambio en la declaración, él continúa en prisión preventiva, luego de que se le impusieran seis meses de encarcelamiento.