Una organización, a la cual el Ministerio Público le atribuye cometer asesinatos a sueldo, puso en práctica un plan especial para ubicar y, luego, liquidar al cabecilla de un grupo narco.
Detalles de la confabulación, que constan en el expediente judicial 15-021-756-042-PE, revelaron que la banda tardó tres meses en la ejecución del crimen.
El caso tiene que ver con la muerte de Dennis Patricio Omier Taylor, de 34 años, y a quien se conocía como Tupac.
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Este sujeto, señalado como cabecilla de un grupo que operaba en Limón dedicado al tráfico de marihuana, fue acribillado el 9 de octubre del 2015, cuando viajaba, con su novia, en un taxi en San Francisco de Dos Ríos, en San José.
El grupo de sicarios, capturados el martes anterior -según la Fiscalía-, está integrado por seis hombres, quienes en el homicidio desarrollaron diferentes roles y, eran, presuntamente, liderados por un hombre de apellido Robinson, de 53 años, conocido como Tac Tac.
Este sospechoso, que trabaja en el muelle de Limón, fue detenido en su casa, en barrio Roosevelt ( Limón), y trasladado en avioneta a San José , pero liberado siete horas después del arresto por falta de pruebas.
Su abogado, Eduardo Barboza Orias, calificó la acción policial como “un atropello, una acción indignante” .
A los otros sospechosos de formar el grupo, apellidados Taylor Young, Thomas Stewart, Urbina Obando, Guzmán Gómez y Smith Chollette, les dictaron seis meses de prisión preventiva, confirmó prensa del Poder Judicial y de la Fiscalía General de la República.
Lío entre narcos. El asesinato de Tupac fue ordenando por líos que tuvo con el cabecilla de otra organización dedicada al tráfico de marihuana, dijo Wálter Espinoza Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Por este crimen se estima que se pagaron ¢100 millones.
En el expediente judicial se detalla que el plan comenzó a gestarse a finales de junio del 2015. Consistió en dos fases: una, localizar al objetivo que huyó de Limón hacia un sitio desconocido y, la otra, ejecutar el crimen profesionalmente.
El primer paso lo dieron cuatro sujetos de apellidos Solís, Montero y dos hermanos Morales, que en el expediente están acusados de hurto. Ellos se encargaron de conseguir el carro.
Según la Fiscalía, el 17 de julio del 2015, Solís alquiló un Nissan X-Trail a una firma que renta automóviles.
Cinco días después denunció ante el OIJ de Jacó, Garabito, Puntarenas, que el vehículo se lo habían robado.
La Policía determinó que la banda consiguió placas metálicas, marchamo y la calcomanía de Riteve, de otro X-Trail con las mismas características y se las colocaron al alquilado.
Ese vehículo pasó a manos de Taylor Young, el 23 de julio, dice un documento judicial.
Paralelamente, otros de los imputados se dedicaron a realizar una “intensa pero discreta” vigilancia de la novia de Tupac, pues estaban seguros que ella en algún momento los llevaría hasta él. A Tupac lo ubicaron en San Francisco, la primera semana octubre y el 9 del mismo mes, tres de los imputados, a las 8:30 a. m., acribillaron a Tupac cuando iba con su novia y un taxista.
Los sicarios utilizaron el X-Trail y dispararon con dos AK-47. El carro lo dejaron abandonado a 500 m del sitio del crimen. En tanto, las armas se las dieron a un oficial de la Fuerza Pública de apellidos Urbina Obando, quien estaba de vacaciones y ocupaba una radiopatrulla. La investigación judicial presume que esa patrulla podría ser falsa.
El fiscal general, Jorge Chavarría, calificó esta organización como muy profesional.