El director del Cuerpo de Bomberos, Héctor Chaves, afirmó que desde que la estación de Pavas fue inaugurada, en marzo de 1991, comenzaron a recibir personas baleadas que muchas veces quedan sin vida mientras son atendidas.
Afirmó que en promedio reciben dos casos de baleados por semana y eso les ha obligado a realizar varias modificaciones en la edificación, pues los bomberos muy a menudo reciben amenazas de muerte por parte de los familiares y amigos de las víctimas, que exigen salvarles la vida a los heridos.
Una joven de 22 años, identificada como Judith Madrigal Agüero, es la más reciente víctima mortal que quedó este sábado en la acera del frente de la estación de Bomberos en Pavas, donde los Bomberos tuvieron que trasladar graves a dos hombres que la acompañaban.
Ella presentaba múltiples heridas de bala en el tórax y el brazo derecho. Desconocidos a bordo de un carro particular procedente de Lomas del Río la dejaron en el lugar, con otros dos baleados.
Los sobrevivientes fueron identificados por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) como Anderson Juárez Picado, nicaragüense, de 23 años y Jolbin López Aroca, de 29.
Ambos fueron baleados en las piernas. Por la pérdida de sangre se les trasladó en condición delicada.
La Policía Judicial desconoce el motivo del tiroteo, pero la línea de investigación primaria hace pensar en un ajuste de cuentas.
Los tres baleados se encontraban en la vía pública cuando llegaron cuatro hombres a bordo de dos motocicletas, quienes les dispararon en varias ocasiones y se dieron a la fuga.
El hecho se produjo solo tres días después de que un sujeto de 37 años fuera ultimado en un hecho similar donde otros dos quedaron hospitalizados.
Minutos tensos
“A veces el asunto se vuelve muy complejo, porque la banda de los baleados llega con los heridos y se mete a la estación, mientras los de la otra banda comienzan a dar vueltas alrededor para tratar de terminar su trabajo”, afirmó Chaves.
Añadió que son minutos tan tensos que de inmediato se llama a la Fuerza Pública, se activa el botón y se piden ambulancias a la estación central de San José, pues en Pavas no tienen ambulancias.
Indicó que años atrás tuvieron que colocar una malla perimetral. Aún así, en ocasiones toda la barra se mete dentro del inmueble, incluso con armas de fuego.
Llegan muy violentos, golpean portones, gritan y eso genera tensión en los paramédicos que estabilizan a los pacientes y coordinan su traslado, a veces en ambulancias de las Cruz Roja y otras veces en las de Bomberos.
Cuando los baleados son muchos se debe pedir ayuda de cruzrojistas o de bomberos de otras estaciones.
Botón de alerta
Entre los cambios que han tenido que aplicar en la estación está la colocación de un botón que alerta a la Policía Municipal de San José cada vez que en la acera del frente comienzan a llegar carros particulares a toda velocidad.
Algunas veces en el cajón de las patrullas de la Fuerza Pública también llegan los baleados a ese sitio estratégico, que es el punto más cercano en que pueden recibir ayuda las víctimas de ese distrito josefino donde el año pasado murieron asesinadas 21 personas y hubo decenas de heridos graves.
La labor de atender heridos de bala no es la primordial de los Bomberos, pero como en Pavas no hay Cruz Roja, han tenido que asumirla.
“Nosotros no podemos negar el servicio porque la atención humanitaria es parte de nuestra función”, afirmó el jefe de los apagaincendios.
Entre las modificaciones pendientes está aislar la sala de atención de los pacientes. Se va a construir una puerta de acceso externo, de modo que quienes llegan con heridos no tengan que entrar al edificio principal.
“Lo anterior porque, lejos de disminuir, pareciera que cada vez es peor el asunto”, manifestó Chaves, quien mostró su preocupación por el vacío en atención prehospitalaria que corresponde al Estado, el cual la ha delegado a la Cruz Roja, que es una organización no gubernamental (ONG).
A veces la persona queda fallecida frente a los portones principales de salida de las unidades, por lo que de presentarse una emergencia por incendio, se dificulta la atención, pues las extintoras no pueden salir pues al haber fallecidos el sitio se transforma en escena judicial que no se puede alterar hasta que llegue el juez.