Fernanda Sánchez Aguilar, de 31 años, asesinada el 30 de julio del 2020 en León Cortés junto a su hija Raisha, de 12, “no pudo ser presa fácil de sus homicidas, era una mujer de carácter fuerte. Ella debe haber luchado para defenderse”.
Así lo expresó su hermano, Xavier Sánchez, quien al igual que su madre y sus diez hermanos todavía no se explican lo que ocurrió en cuestión de cuatro horas en la loma de una finca, donde vivían su hermana, el compañero sentimental de ella, de apellido Ríos, y la hija de ambos.
Además de quemar la vivienda donde vivían las dos mujeres, los cuerpos de madre e hija fueron lanzados a un barranco que está a unos 300 metros de la casa quemada, a la cual se llega tras recorrer un camino de lastre de unos 500 metros desde la calle principal.
Ante la ausencia de testigos, lo lento de la investigación y el hecho de que no hay detenidos por el doble homicidio, los familiares tratan de explicarse qué pudo haber ocurrido, pero siempre llegan al mismo punto... un mar de dudas.
Xavier recordó que Fernanda tenía pleno dominio sobre al menos 15 perros de razas fuertes como american stafford y bull terrier, que ella cuidaba en la finca, donde a veces los reproducían y vendían algunas crías.
“Una semana antes estaban todos los perros ahí. ¿Qué se hicieron los perros cuando pasó lo que pasó? De eso tampoco sabemos nada a estas alturas”, dijo Xavier.
Al menos dos o tres de esos perros eran de Fernanda y de Raisha. “Estaban a cargo de mi hermana, a pesar de que el dueño de casi todos era Ríos”, dijo Xavier.
Ninguno apareció quemado y nadie escuchó que ladraran durante el incendio, por lo que la familia concluye que una parte de la trama homicida exigía sacarlos del sitio con antelación.
“Estoy casi seguro de que mi hermana tuvo que haberse enfrentado a alguien y luchó con todo, porque estaba defendiendo con su vida, la de su hija. Los perros hubieran reaccionado y a una orden suya hasta hubieran atacado”, agregó Xavier.
“Si un déspota quisiera crearle angustia y dolor a una madre, pues obviamente lo primero que haría es hacerla sufrir con lo que ella más quiere”, dijo el hombre al presumir que a su sobrina la ultimaron delante de Fernanda.
A diferencia de otro caso similar que había ocurrido muy cerca de ahí, en Carrizales de San Pablo, en el 2018, esta vez nadie oyó nada. No hubo testigos.
En aquella ocasión Vinicio Angulo Araya, de 65 años, mató a balazos a su esposa y a su hija adolescente.
En el doble homicidio de Fernanda y Raisha no hubo armas ruidosas, las mataron a golpes.
Al preguntarle a Xavier si considera que una sola persona pudo perpetrar los dos homicidios, trasladar los cadáveres e incendiar la vivienda, el hombre se queda pensativo.
Todavía no sabe cuál fue la secuencia de los hechos, pero no descarta que hubiesen podido participar varias personas.
Todas esas dudas surgen porque, 10 meses después, el OIJ no les ha brindado ninguna información sobre las diligencias realizadas, aunque en febrero pasado hicieron otra reinspección en la finca, dijo el hermano de Fernanda.
Llamas provocadas
La familia tiene claro de que la última vez que su hermana contestó el teléfono fue ese jueves 30 de julio a las 10 a. m. Posteriormente, al enterarse del incendio, varios hermanos la llamaron, pasadas las 2 p. m., pero ya no contestó. Al parecer, todo ocurrió en ese lapso.
Cuando los bomberos llegaron al sitio, a las 3 p. m., la casa estaba envuelta en llamas. El informe de ese cuerpo de socorro reveló que, aunque se presume que el incendio fue intencional, no habían rastros de combustible u otros acelerantes.
Lo único que se detectó en el punto de origen fue una acumulación anormal de ropa, usada probablemente como combustible, pero no se encontró una fuente de ignición.
Xavier dice que ocho días antes del doble homicidio el compañero sentimental de Fernanda la había amenazado. Sostiene que en esos ocho días ocurrieron cosas que llevan a la familia a sospechar de que Ríos podría tener alguna relación con el caso, pero el OIJ no tiene pruebas contundentes contra él y por eso está libre.
Explicó que en ese tiempo la pandemia estaba en su primer pico, las becas del colegio estaban retardadas y Fernanda tenía que pagar el Internet para que Raisha atendiera sus clases virtuales, por eso tuvo que trabajar en unos almácigos del dueño de la finca donde vivían, para obtener un dinero extra.
La familia sostiene que Ríos a menudo amenazaba a Fernanda con llevarse a Raisha, por lo que la madre vivía con ese temor.
Se ensañaron
Añaden que el dueño de la finca, llamado Ramiro, le había dicho a Ríos que mejor se fuera, pero el hombre no hizo caso y seguía en un cuarto aparte de la vivienda.
La muerte de Raisha confunde aún más la labor policial, pues todos admiten que la menor amaba a su padre y que, a su vez, ella era muy querida por Ríos, de modo que preliminarmente no encajaría del todo la hipótesis de Xavier y su familia, sobre una presunta relación de Ríos con el caso.
Y es que los homicidas también se ensañaron contra la adolescente, quien estaba en sétimo año del Colegio Técnico Profesional de León Cortés.
El OIJ no ha podido sustentar que aquel 30 de julio, Ríos estuviera a esa hora en la finca del incendio.
En ese tiempo, el hombre realizaba una remodelación en la carnicería La Vasconia, en el centro de San Pablo. Según la familia de las víctimas, el dueño de ese local afirma que Ríos se presentó temprano y luego le dijo que iba para Tabarcia de Mora, a algunas diligencias.
Lo que sí se pudo constatar fue que Ríos llegó a la escena del incendio poco después que los bomberos, cuando ya tenían controlado el fuego y cuando aún se ignoraba dónde estaban las dos mujeres.
Las llamaradas consumieron casi en su totalidad la casa, de la que únicamente quedó en pie la parte de concreto y unas latas.
Ríos y algunos familiares de Fernanda coincidieron en la escena del incendio, hasta que el perímetro fue ampliado por los agentes judiciales cuando, poco después de sofocadas las llamas, los cuerpos de madre e hija fueron hallados en un guindo cercano.
Funeral solitario
Al día siguiente de los hechos, Ríos se adelantó a todas las gestiones de familiares de Raisha y, como padre de la menor, retiró el cuerpo en la Medicatura Forense para darle sepultura casi en privado. No se preocupó por el cuerpo de Fernanda ni facilitó a los familiares de Raisha la asistencia al funeral de la niña.
El cuerpo de la adulta fue sepultado horas más tarde por sus hermanos, a la par de donde reposa el de Raisha.
Xavier Sánchez también muestra la indignación de su familia por el hecho de que en la Fiscalía de Los Santos no les dan detalles. Añade que en ese despacho judicial cada tres meses cambian al fiscal.
De igual manera, estima que los asesinatos en las zonas rurales del país tienen menos atención por parte de las autoridades judiciales y de los medios.
Insiste en que no se debe esperar a que otras mujeres sean ultimadas para que los municipios de la zona de Los Santos (León Cortés, Tarrazú y Dota) elaboren un plan que impida que cada dos años madre e hija sean ultimadas en la zona como ocurrió en el 2018 y en el 2020.
Xavier tiene 41 años, vive en Heredia y trabaja para una empresa de manufactura e importaciones.
Dice que asumió la vocería familiar en la defensa del doble homicidio, para que sus demás hermanos y su madre no se expongan, ya que viven en la misma zona en que podrían estar los sospechosos.
Afirma que ha organizado dos marchas y en redes sociales tiene un sitio donde seguirá con la causa de su hermana y su sobrina, pese a amenazas solapadas de algunos, que cuestionan a la familia por relacionar a Ríos con el caso sin que haya pruebas.
Le dicen que tenga cuidado. “Ya uno sabe a qué se refieren”, añadió Xavier.
El jefe del OIJ de Los Santos, Randy Ramírez Coto, solo informó a través de la oficina de prensa de que el caso está en investigación y que ya se han realizado varias diligencias policiales.
Por su parte, la Fiscalía de Tarrazú indicó que la investigación está a cargo del OIJ, bajo el expediente 20-000167-0988-PE.