Elías Akl, el hombre que fue asesinado frente a una escuela en Escazú el lunes anterior, tenía 18 denuncias por extorsión, según confirmó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
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Las quejas fueron interpuestas en los últimos meses del año pasado, lo que dio pie a que la Policía Judicial comenzara una investigación en contra del libanés, de 44 años, y la organización que supuestamente él lideraba.
Según las denuncias, Akl era conocido en Escazú por dar préstamos, sin que mediara un trámite extenso. Por ello, comerciantes pequeños o taxistas (formales e informales) se acercaban a él.
En general, solía prestar cantidades de dinero que oscilaban entre los ¢100.000 y el ¢1.000.000. No obstante, se sabe de que dio préstamos por cantidades mayores, señaló Wálter Espinoza, director del OIJ.
Eso sí, para evitar el rastro de la transacción, daba el dinero en efectivo; nunca medió una transferencia bancaria.
Antes de concretar el préstamo, Akl les indicaba a sus clientes cuáles eran las condiciones y les fijaba una alta tasa de interés. Si el deudor cumplía a cabalidad con el pago, no existía problema.
El lío se presentaba cuando alguna persona se atrasaba en el pago de la cuota (semanal, quincenal o mensual). Espinoza indicó que, según los afectados, los trabajadores del libanés los buscaban y les exigían el pago por medio de amenazas y agresiones físicas.
"Empezamos a recibir informaciones precisas de la presencia de este sujeto en nuestro país a finales del año pasado. Empezamos a hacer labores de inteligencia e integración criminal a finales del año pasado. Ese proceso en construcción nos permitió establecer la existencia de una estructura criminal, de un método de operación", explicó Espinoza.
Pese a que las autoridades aún no han definido cuan grande es la organización que lideraba Akl, Espinoza sí recalcó que es violenta y que en ella participaba el hermano del fallecido, Ziad Akl, quien fue detenido el mismo lunes en el aeropuerto Juan Santamaría, cuando intentaba salir del país.
"Es un grupo que se dedicaba a esta actividad, tenía protección (custodios), varios domicilios, varios carros".
El director la califica como una "estructura fuerte", la cual también podría estar vinculada con el lavado de dinero y el narcotráfico.
La investigación
Durante el año anterior, el OIJ recibió denuncias en contra de Akl por ese mismo delito; sin embargo, no fue hasta finales del 2016 que se comenzó con la investigación.
¿Por qué? "Este tipo de denuncia tiene un problema a nivel judicial: suena muy consistente, pero son particularmente cambiables (los afectados). Depende de si la persona ya se puso al día, si la amenazaron, si se asustó o si decide no colaborar más con la justicia", argumentó Espinoza.
Entonces, esa inconsistencia demoró la intervención de la Policía Judicial en este caso. Cuando ya tuvieron quejas "coherentes", realizaron un informe para pasárselo al Ministerio Público. "Le pedimos a la Fiscalía que nos acompañe en la investigación y, después, tomamos la determinación de pedir la intervención de las comunicaciones", expresó.
En ese lapso, la Policía logró identificar con cuáles personas se relacionaba Akl, ubicaron cuáles eran los domicilios del libanés y establecieron cuáles carros usaban él y su grupo.
Presunción
A Elías Akl solo se le conocían tres negocios: un gimnasio, un café Internet y una oficina de bienes raíces, todos en Escazú. En apariencia, de las ganancias de esos comercios obtenía el dinero que prestaba a sus clientes.
No obstante, esa situación levantó sospechas en el OIJ. No porque prestara dinero, sino porque se desconoce de dónde sacaba todo ese efectivo.
Entonces, cuando las autoridades comenzaron a investigar al libanés por el delito de extorsión, pretendían hilar más fino, porque se presumió que él podría estar vinculado con lavado de dinero y narcotráfico.
"Si yo investigo el robo y me doy cuenta de que hay una estructura detrás de los robos, cuando los investigo también veo los movimientos que hay detrás: temas financieros y posibilidades de otros delitos. Son hipótesis que, conforme avanza la investigación, pueden consolidarse o descartarse.
"Lo que le quiero decir es que nosotros no solo íbamos detrás de la extorsión. Pensábamos en la posibilidad de que haya acciones de lavado de dinero porque había movimientos importantes en efectivo. Cuando se habla de lavado de dinero, siempre hay un delito precedente y, generalmente, tiene que ver con tráfico de drogas.
"Esto que hago es una especie de pronóstico de lo que pudo haber sucedido, no de lo que logramos establecer (...) Hasta el momento, no podemos decir que tuviese un negocio de esa naturaleza", hilvanó el director del OIJ.
Para tratar de confirmar esta hipótesis, el OIJ se comunicó con autoridades de otros países para conocer si allí tenían alguna investigación en contra de los Akl.
Esto porque, por ejemplo, en varios medios de comunicación de Canadá se hablaba de que tanto Elías como su hermano Ziad Akl estaban vinculados con el narcotráfico.
"Trasladamos los datos a otras policías; comenzaron procesos de indagación para ayudarnos a nosotros, pero no tenían investigaciones estructuradas. Revisamos a los sujetos en Interpol y no presentaban ninguna alerta de ninguna naturaleza. Revisamos para ver si había algún proceso de extradición, pero nadie los solicitaba", concluyó Espinoza.