La erupción registrada a las 3:50 p. m. del viernes 21 de abril, en el volcán Rincón de la Vieja, es la más fuerte de este año y generó corrientes de lodo volcánico que bajaron por los ríos Pénjamo, Azul y la quebrada Azufrada.
Los reportes de miembros del Comité Local de Emergencias dejan ver que los vecinos oyeron el estruendo en la cima y, además de la columna de gases, reportaron un aumento en los caudales debido a que por ellos bajó el lodo volcánico (lahares).
Gerardo Quesada fue uno de los lugareños que informó al Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) sobre las incidencias en las faldas del coloso, donde incluso algunas cataratas en sitios de visitación turística cambiaron la tonalidad. Ese volcán está entre Liberia de Guanacaste y Upala de Alajuela.
Algunos peces pequeños, cangrejos y otra fauna de los ríos muere cada vez que hay lahares, pues los sedimentos les tapan las branquias y se quedan sin oxígeno. En Cuatro Bocas de Upala hubo reportes de peces muertos. La vegetación también se quema con la ceniza volcánica y materiales que cayeron a unos 800 metros al norte del cráter.
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En Gavilán, Dos Ríos y Buenos Aires de Upala, hubo reportes de olor a azufre y todavía este sábado seguía bajando parte del material expulsado por la columna que alcanzó más de 2,5 kilómetros de alto a partir del cráter activo, que está a 1.700 metros sobre el nivel del mar.
Javier Pacheco, vulcanólogo del Oviscori, afirmó que esta vez hubo flujos piroclásticos, es decir, corrientes de ceniza y nocivo gas volcánico que forman una especie de nube ardiente que acaba con la vegetación y lo que esté a su paso.
Esas nubes calientes son efímeras, pero se mueven a velocidades de hasta 100 kilómetros por hora. Sus temperaturas alcanzan los 100 grado Celsius y por eso en volcanes como el Rincón de la Vieja, que es el más activo del país, está prohibido el acceso a la cumbre.
Pacheco dijo que cualquier persona alcanzada por esos flujos queda propensa a fallecer por afectación de todo el aparato respiratorio y por quemaduras.
El científico afirmó que, si la actividad merma y el tiempo, lo permite en los próximos días van a escalar para recoger muestras de ceniza recién expulsada y determinar en laboratorios si contiene material juvenil, pues de ser así implicaría una vigilancia más estricta ante la posibilidad de ascenso del magma.
En marzo, un equipo de Ovsicori intentó colocar una nueva estación sísmica en la cima, para una mejor vigilancia, pero el temporal atípico que surgió en ese mes impidió el objetivo.
Con la ayuda de caballos, pudieron llevar el equipo a lo alto, hasta la parte donde los vulcanólogos deben seguir a pie. Esa vez, se dejó guardado para retomar la acción en los próximos días. La idea es colocar la estación en un punto por donde sea menos riesgoso que el volcán la destruya en una de las erupciones.
El 11 de abril, hubo otro erupción freática poco antes de las 7 a. m. que fue observada desde Curubandé de Liberia y pueblos vecinos. Esa vez la pluma superó los 500 metros desde la base del cráter.